19. la verdad.

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La compleja simpleza de nuestra mente nos dirige hacia dos caminos: o la cima, o a la ruina. No existe un punto intermedio.

Y, ¿Cuál crees que es el camino que Jeno eligió?

Exactamente, la ruina.

De todos los caminos posibles, escogió aquel que lo conduciría a un final nefasto, tanto para él, como para su entorno. Jeno no eligió ni la pastilla roja ni la azul, pero esta última se le fue otorgada después de su accidente sin su consentimiento, haciéndole perder la memoria, obligado a hacer borrón y cuenta nueva como si fuese un recién nacido, dándose cuenta de que Jeno no era Jeno. Y, luego de tres años, se vio sumido en una ambigüedad que necesitaba rellenar con urgencia, alimentando constantemente su curiosidad y guiándolo por caminos que sólo lo derivaron a su propia derrota. La curiosidad mató al gato.

El pobre Jeno no tuvo más opción que buscar respuestas por sí mismo, no tuvo más opción que la de quedarse con la memoria de su corazón, puesto que los sentimientos son lo único que no se olvida. Jeno no tuvo más opción que afrontar las consecuencias, de confiar y desconfiar simultáneamente de su propio yo, de su propia mente deteriorada que, curiosamente, parecía volverse más poderosa cuando flaqueaba.

¿Y ahora qué? Se preguntará él, se preguntarán todos.

Ahora, es el momento de la verdad.




Las llamas se fueron expandiendo cada vez más a medida que quemaba cada parte de la delantera del coche. Pude ver la silueta de Jaemin ser rodeada y eventualmente atrapada por las llamas.

Al menos no sufrirá el ardor del fuego quemando su organismo... Pensé, con el nudo aprisionando mi garganta y las lágrimas nublando mi vista.

De pronto comencé a oír unas sirenas a las lejanías, y al divisar de dónde venían, alcancé a ver las luces rojas y azules de los bomberos.

—Jeno, apúrate —espetó Renjun al ver que seguía moviéndome con paso lento.

Me giré en su dirección por fin, dejando de caminar de espaldas. Apreté el paso al ver que no sólo eran los bomberos, sino que la policía y una ambulancia también. Seguí a Renjun casi corriendo hasta el final del estacionamiento, donde se encontraba su coche. Al llegar al lugar en donde ocurrió todo, no vi restos de sangre ni de Jaemin ni míos, tampoco los restos de vidrio debajo del coche en donde golpeé mi cabeza. Renjun había borrado toda evidencia tan sólo en minutos.

Renjun se subió al coche y lo hice yo al segundo después. Y sin siquiera esperar a que cerrara la puerta, hizo los cambios y aceleró en reversa para irnos de una vez por todas.

Se dio la vuelta larga para no tener que pasar por el lugar del incidente, pero aun estando a un par de kilómetros lejos, se podía divisar la gran ola de humo que se desprendía de allí.

Me giré hacia enfrente al sentir la frustración inundarme el cuerpo como si el que se estuviese quemando dentro del coche fuese yo, no Jaemin. El pecho me ardía de tal manera que me veía en la necesidad de gritar, de maldecir y patalear para liberar un poco la tensión que se estaba acumulando dentro de mí, pero tan sólo me limité a girar mi vista hacia el lado y soltar las lágrimas en silencio, reprimiendo mi frustración por no haber podido salvarlo, porque, por más que se lo mereciera, una parte de mí todavía lo amaba con locura, todavía sentía la ilusión y tenía el deseo de pasar el resto de mis días con él a su lado...

reminiscencia ー norenminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora