9. disociación.

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Luego de aquel día y de aquella tenebrosa conversación, no volví a sacar el tema a colación otra vez. Y es que me daba miedo, me daba repelús siquiera pensar en ello. Las palabras de Mark habían calado hondo dentro de mí, ahora pensar en mi pasado me hacía sentir que estaba metiendo las manos en masa ajena, y provocaba cosquillas que recorrían toda mi espina dorsal, como si alguien hubiese soplado en mi nuca.

Sin embargo, la sensación de agobio seguía latente, quizás más fuerte que antes. Me sentía a la deriva de un abismo, en donde la tierra firme era olvidarlo todo y seguir mi vida inocentemente como ha sido durante casi tres años, y el gran hoyo negro era seguir indagando hasta encontrar la verdad, tomando el riesgo de perderlo todo.

Y Jaemin se veía feliz con mi sufrimiento, al parecer.

Lo veía más contento que antes ahora que ya no provocaba problemas. Las discusiones cesaron, y todo volvía a ser como antes. Volvía a consentirme, volvía a tratarme como un niño pequeño, volvíamos a tener momentos de intimidad. Volvíamos a la normalidad, y eso antes me hubiese gustado, mas ahora no hacía más que inquietarme, como si estuviese dentro de un bote en medio del mar, viendo cómo una gran nube negra se acerca en mi dirección para destruir todo a su paso. Sólo me ocupaba de satisfacerlo, porque dentro de mí no podía disiparse la sensación de que algo iba mal, no podía quitarme el amargo de la boca al sospechar que algo había detrás, que toda esta "normalidad" no había sido nada más que algo parcial, unilateral.

Y lo peor de toda esta situación, era que pasaba mucho más tiempo a solas que antes. Jaemin ya había comenzado a ejercer su trabajo como vicepresidente en la empresa, y desde entonces llega todos los días tarde. Se levanta temprano en la mañana, y no vuelve sino hasta mucho después de que el sol se esconde debajo del mar. Apenas lo veía, y me entristecía. No por él, sino por mí. Porque trataba de mantener la calma, y lo lograba, pero sólo por unos instantes. Los pensamientos, las preguntas, y Renjun seguían ocupando gran parte de mi tiempo en mi cabeza, y aquello era algo que iba netamente en contra de mi voluntad.

Al principio trataba de ignorarlo, y lo lograba, pero ahora, no puedo evitar cuestionármelo todo a cada segundo. Desde que las preguntas aparecieron y el comportamiento de todas las personas a mi alrededor cambió, que ya no puedo ver las cosas de la misma manera. Si antes no veía nada malo en ellos, ahora sospecho hasta por el mínimo acto que efectúan. Me estoy volviendo paranoico y no sé si seré capaz de sobrellevarlo.

Aun así, me he mantenido en calma, pero es absurdo. La tormenta se acerca, la marea ha subido y las olas amenazan con matarme, no obstante, me mantengo quieto. ¿Y qué pasará si no reacciono? La repuesta es simple: seré devorado por las grandes olas sin piedad.

Tenía que hacer algo, necesitaba moverme, encontrar alguna solución, antes de que la tormenta empeore y el mar me coma vivo. 









—¿A qué hora volverás? —le pregunté, viendo cómo se arreglaba el traje enfrente del espejo. Esta vez usaba uno negro, combinándolo con una corbata del mismo color y unos zapatos de charol que brillaban tanto que un poco más y encandilaba los ojos. Hoy empezaba su jornada más tarde, por lo que, probablemente, no volverá sino hasta la noche.

—Después de la cena, supongo. —Dijo con inseguridad—. No lo sé, tengo un par de reuniones y lo más probable es que vuelva durante la noche. Si es así, no tienes que esperarme.

reminiscencia ー norenminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora