8. la frustración de un pobre y olvidadizo jeno.

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Cerré la puerta de un azote y me senté en el borde de la cama, sintiendo la rabia hacerle cosquillas a mis dedos y consumiendo mi organismo, dándome deseos casi incontrolables de gritar e insultar a cualquiera que se me pasara por delante. Sin embargo, lo único que salió de mí al momento de sentir el clímax de mis emociones, fueron gordas y largas lágrimas que se arrastraron una tras otra por mis mejillas.

No lloraba de tristeza, lloraba de la rabia, y aquel era el peor de los llantos que podían darme. Empuñé mi mano mientras que con la otra me limpiaba la cara, tratando de controlar mis emociones, mas se me hizo imposible. Era tan débil siempre que ni para controlarme a mí mismo era capaz.

Me sentía mal, dolido, ofendido. Jaemin jamás me había tratado de esa manera y era algo que me inquietaba. Tal vez lo pregunté en un mal momento, tal vez estaba muy estresado por el trabajo y por eso había reaccionado así, pero aun con todas las razones del mundo no podía quitarme la pelota de rabia que estaba sintiendo en aquel momento entre mi pecho.

Solté un largo suspiro, tratando de apaciguar mis lágrimas y mis emociones, pero lo único que logré fue alzar los brazos y tirarme los cabellos de la cabeza ante el sentimiento de impotencia que me llenaba.

¿Por qué Jaemin había actuado así? Yo no tenía la culpa de no tener memoria, no tenía la culpa de que Renjun se presentase delante de mí y afirmase que fuimos algo en el pasado. No tenía la culpa de que nadie me dijese qué era lo que realmente sucedía a mi alrededor. No tenía la culpa del accidente, no tenía la culpa de esta mala suerte, no tenía la culpa de nada.

Me recosté sobre el edredón, con mi cabeza mirando hacia el techo. Si Renjun hubiese estado allí en vez de Jaemin, tal vez nada de esto habría pasado. Tal vez le habría consultado a él, porque estaba casi seguro de que no reaccionaría tan violentamente como lo hizo mi novio hace unos momentos.

Toqué mis labios, recordando el dulce beso que depositó antes de que se fuera, la frialdad de su tacto, el olor cítrico de su cabello, y la sedosidad de las yemas de sus dedos cuando acarició mi mejilla. Cuando besé a Jaemin la sensación fue distinta, más candente, más apasionada, un completo contraste si se comparaba con el tierno beso que Renjun me había regalado. Aquel beso y el trato se sintió diferente, más... verdadero.

Y, por unos momentos, deseé que Renjun estuviese aquí, para poder decirle lo mal que me sentía.

Me acomodé en la cama al oír a Jaemin abrir la puerta, dándole la espalda. No quería siquiera verlo, me sentía demasiado dolido como para enfrentarlo.

Oí sus pies arrastrándose sobre el suelo; se estaba acercando a mí. Alcé la vista al ver su torso enfrente de mí, encontrándome con su cara de perro arrepentido. Me giré otra vez sobre la cama para no verlo.

Lo siguiente que escuché fue el roce del edredón con su ropa, para luego sentir sus manos ceñirse a mi cintura y su nariz enterrarse entre mi cuello. Maldije para mis adentros, no obstante, no me removí de mi lugar, simplemente traté de ignorarlo. No tenía fuerzas ni ganas para empezar una discusión otra vez.

—Perdón —susurró en mi oído. Su aliento caliente chocando contra mi piel me provocó cosquillas. No iba a responderle, pero sinceramente mi curiosidad y mis ansias de saberlo todo eran mucho más fuerte que mi voluntad.

—Me ofendiste... —dije yo en un resuello, advirtiendo el temblor en mi voz.

—Si sé, y por eso te estoy pidiendo perdón —replicó, apegando un poco más su cuerpo al mío. Sentí sus labios besar mi cuello descubierto, haciéndome perder la compostura.

El nudo en mi garganta se intensificó, e irremediablemente exploté en llanto al sentir la frustración inundarme otra vez.

—Es que no lo entiendo... —dije entre sollozos, apartando sus manos de mi cintura e incorporándome de la cama. Jaemin me miró confundido por mi movimiento tan repentino—. Sólo estoy tratando de comprender, de comprender mi alrededor. Te pones tan a la defensiva acerca del tema y yo no entiendo por qué. No entiendo por qué de pronto todo se volvió tan complicado, no entiendo de dónde mierda salió ese Renjun, no sé quién es, no lo recuerdo, y tú actúas tan raro cuando lo menciono que no puedo adivinar si me estás mintiendo o no. —El corazón se me aceleró. Lo estaba soltando todo sin importar lo que pasaría luego. Había perdido por completo la paciencia, y Jaemin parecía comenzar a entenderme, puesto que sus ojos de confusión se transformaron en unos de preocupación, cambiando todo su semblante. Continué hablando, sin reprimir mis lágrimas, ni mis impulsos, ni mis emociones—. Yo estaba bien, estábamos bien hasta que algo en mi cabeza hizo click, y todo se desordenó drásticamente. De verdad que trato de entenderlo pero no puedo... ni siquiera yo sé lo que me pasa.

reminiscencia ー norenminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora