14. el verdadero monstruo.

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Mis ojos presenciaron el momento exacto en donde el corazón de Jaemin se partió en dos. Vi su cuerpo flaquear, temblar al hacer contacto visual. Sus brazos, los cuales estaban cruzados, se soltaron y cayeron flojos a su posición original. Sus cejas se elevaron simultáneamente que el inundar de lágrimas en sus orbes. Sus piernas temblaron, y sin decir absolutamente ni una sola palabra, se giró sobre sus talones y se devolvió a toda velocidad a casa.

Predeciblemente lo seguí, apresurando el paso para alcanzarlo, pero se me era imposible, su velocidad era más rápida que mis capacidades físicas. Estuve tras sus espaldas hasta que llegamos a casa.

—Jaemin, yo... —estuve a punto de explicarle lo inexplicable, sin embargo, mi nariz chocó contra la puerta antes de que pudiese articular ninguna palabra. Jaemin había cerrado la puerta de un azote y me había dejado afuera. Suspiré, un tanto molesto. Coloqué la clave de la cerradura digital de la puerta y entré cuando se desbloqueó. Jaemin estaba sentado sobre el sillón, abrazando sus piernas, llorando como un niño pequeño.

—Ni se te ocurra hablarme, mentiroso —espetó, sin siquiera dirigirme la mirada.

—Por favor... déjame explicártelo —insistí.

—¿¡Qué me vas a explicar!? ¡Si ya lo vi todo! ¡No necesito ni una puta explicación! —chilló, poniéndose de pie y mirándome con ojos vidriosos. Pude percibir la rabia en su cuerpo tensado y en el fruncir de su ceño, como si estuviese a punto de darme otra paliza.

Mierda, ¿qué le decía ahora? ¿Cómo le explicaba algo que, sin duda, no tenía ninguna explicación?

—No es lo que crees... —comencé a soltar frases clichés porque mi mente no tenía ingeniosidad ni originalidad.

—Entonces, ¿qué es? —espetó, acercándose a mí paulatinamente mientras hablaba—. ¿Son muy amigos y por eso se besan? ¡Ah, claro! —exclamó sarcásticamente—. ¿Cómo no lo pensé antes? Seguramente me confundí y ese no es Renjun, porque tú nunca me mentirías, ¿verdad? ¡Claro que no! ¿Cómo pude haber sospechado de ti? Perdóname, de verdad, debí haber confiado más en ti —Sonrió con cinismo. Yo tragué saliva para reprimir la ira, la culpa y la vergüenza que me inundó.

Me sentía como si mi cuerpo se hubiese partido en dos y ahora ambos estuviesen en pugna acerca de mis sentimientos. Ya era casi un rasgo de mi personalidad: dividirse en dos en momentos de tensión, sobre todo ante Jaemin, quien era alguien que, sin duda, tenía el poder de provocarme un cúmulo de emociones en la fracción de menos un minuto, como había sucedido ahora mismo.

Una parte de mí se sentía irritada, con la sangre hirviendo recorriendo mi torrente sanguíneo. Este lado de mí me decía que no me contuviera, que le gritara todo lo que sentía sin filtro alguno, mas la otra... la otra quizás me mantenía dentro de mis cabales. Era esta la más calmada, la compasiva, la empática que le daba la razón a Jaemin. La sumisa, aquella faceta que le he mostrado durante este largo periodo de tres años... y que no tenía idea que era un rasgo que, en realidad, no pertenecía a mí, sino que me había sido impuesto cuando no recordé absolutamente nada de lo que fue de mí antes de aquel accidente.

Y, como era predecible, siempre ganaba la segunda... al principio.

—Jaemin, por favor... yo sólo... yo sólo... —¿Qué mierda pensaba arrojarle? No tenía excusas—. Quería saber algo, no pude contenerme, de verdad, perdóname.

¿Realmente le estaba rogando? Con esto habría perdido cualquier tipo de dignidad.

Me estaba aguantando las ganas de gritarle, de decírselo todo sin guardarme nada, de lanzarle todas y cada una de las cosas malas que ha hecho, y de las cuales antes no me había percatado porque era demasiado iluso como para notarlo. Sin embargo, tenía que contenerme, por ahora.

reminiscencia ー norenminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora