Little him | katsudeku

Bakugou Katsuki (11)

La pregunta que rondaba por la cabeza de Momo no era más que: ¿por que, un Midoriya que aún no experimentaba la guerra, recordaba eso? Se suponía que a sus seis años no había pasado ni remotamente algo parecido sino mucho tiempo después en su tiempo de adolescencia donde ambos fueron gravemente heridos en la guerra contra los villanos.

Ese acontecimiento había cambiado el mundo. La sociedad dio un giro y le dio la espalda a los heroes. Era un problema que hasta hace pocos años se había podido establecer como "resuelto", como resultado los ciudadanos dejaron de idealizar a los héroes como los salvadores supremos y comenzaron a cooperar como personas comunes. Por otro lado, Japón cambió: los héroes sólo permanecían para amenazas superiores.

Los civiles sin quirk se sintieron desprotegidos contra los que si tenían quirks, una opresión indefinida contra el pensamiento popular: ¿todos podemos ser villanos? ¿Si podemos usar nuestros quirks, los débiles héroes sobrantes podrán detenerlos? Ese momento trajo muchos crímenes a las calles y los héroes disminuían paulatinamente contra los ataques de la sociedad.

Sin un símbolo de paz, sin una idealización completa de alguien poderoso protegiéndolos, la sociedad nos dio la espalda.

La era oscura, una meta de los villanos que conllevaba acabar con la mayoría de los héroes tanto en vida como moralmente se había cumplido. Recordar aquellos tiempos donde todo se había desmoronado me llenaba de escalofríos e impotencia.

En aquel momento, Midoriya había terminado gravemente herido y permaneció en coma un largo tiempo. Bakugou había despertado a los días pero sus heridas trajeron consecuencias a su cuerpo. Y la estabilidad emocional y moral de los Todoroki había caído al suelo. Más de una persona en la academia había decidido esconderse en lugar de ayudar. Los héroes ya no eran héroes, no podíamos mantener paz nunca más.

Nos temían..., y nos odiaban.

Éramos peligrosos.

Habíamos dejado de ser lo que querían que fuéramos.

El miedo era el incentivo perfecto para crear caos. El miedo impulso a los ciudadanos odiarnos, los villanos habían dejado de ser villanos y les habían abierto los ojos de como un héroe podía ser su destrucción así como lo fue el villano Dabi, el hijo del aquel entonces número uno Endeavor.

El miedo había hecho pedazos a la sociedad de Japón en cuestión de horas, la destrucción causo inestabilidad entre los héroes y los civiles comunes. La era del caos, del miedo, de la incertidumbre. La era oscura, una era que no debía repetirse nunca más.

Trate de mantener la calma y me acerque tocarle sus rulos verdes con suavidad: — Eso no pasará. Bakugou tiene un equipo muy - hice énfasis alargando la palabra y haciendo un gesto con las manos – fuerte que lo protegerá ante todo villano que quiera hacerles daño. – sonreí mostrándole serenidad, debía despejar cualquier duda o mal recuerdo que el tuviera — ustedes son importantes para nosotros, son nuestros compañeros y amigos y siempre estaremos para salvarlos.

Midoriya me miro con ojos brillantes y unas comisuras curveadas que daban mucho que entender: estaba a punto de llorar. Era demasiado para entender que como héroe en algún momento tenías que salir herido. Definitivamente estaría orgulloso y asustado de las tantas marcas que en un futuro tendrá si se vieran el uno al otro.

— Si Kacchan sale herido... ustedes...

— Siempre estaremos tras de él, no saldrá herido. Te lo prometo. Haremos hasta lo imposible para protegerlos.

Por un momento Midoriya pensó en lo genial que eran sus amigos. Al ver a Yaoyozuru hablar con tanta confianza le daba la impresión de ser alguien importante en su futuro. Sonrió a lo bajo y vio un destello en los ojos de Yaoyozuru, era simple ternura.