Bakugou Katsuki (3)

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Había imaginado un millón de escenarios cuando Bakugou Katsuki le había llamado, por primera vez en mucho tiempo, por una emergencia. Debía reconocer que comprendía la situación en la que estaba, y estaba en riesgo la imagen y la estabilidad de la sociedad, aunque se tratara de un título menor al del héroe número uno, él creaba una gran esperanza como lo hizo All Might en sus tiempos de juventud.

Claro que Momo entendía esa situación mejor que nadie. Pero de las millones de cosas que pasaron pro su cabeza jamás imagino que Bakugou Katsuki le pudiera crear una película y trajes para sacar a un siguiente símbolo de paz del hospital. Y peor aún, encontrar a este mismo como un niño de cinco años.

Momo entendía, trataba de acomodar cada pequeña cosa que Bakugou le decía. Claro estaba, pero estás desaparecieron al ver los ojos gigantes y verdes de Midoriya. Como si se trataran de hechizos, todos caían por la dulzura que el niño desprendía.

— Bakugou – Momo miró a Bakugou desde el sillón del hospital mientras Midoriya dormía en sus brazos — ¿Puedo quedármelo?

— No – hizo una mueca con sus labios — no puedes.

— ¿Una foto? – Momo trató de actuar sería, pero sentía una ternura al ver a Midoriya dormir cómodamente mientras chupaba su dedo. — No importa lo que digas, la tomaré.

— Momo, ¿sabes que esto es serio verdad? – Kirishima se cruzó de brazos mirando como su amiga solo podía actuar cariñosa con la versión infantil del supuesto héroe número uno.

— Lo se – incorporándose sostuvo con más firmeza al pequeño — Entiendo la situación Bakugou, pero ocultarlo será complicado, ¿entiendes? – Momo lanzó un suspiro pesado — Es la viva imagen de Midoriya. – negó con la cabeza — Me corrijo, es Midoriya.

— Es mejor salir primero de este hospital – opinó Kirishima — Si la prensa se llega a enterar de esta situación todo se volverá un caos.

— Por eso los llame – Katsuki miró como ambos lo miraban de manera extraña — Ustedes distraerán a la prensa mientras salgo por la parte de atrás del edificio.

— Entiendo – Kirishima llevó una de sus manos haciendo rostro pensante — ¿Y como piensas que los distraeremos?

— Peleen frente a ellos, bésense o yo que se, – dio poca importancia a lo dicho mientas se acercaba a Momo para tomar a Midoriya en brazos — solo deben hacerlo, si no esto se va a descontrolar y la cuidad lo resentirá después.

Kirishima y Momo se miraron sabiendo que harían frente a la prensa.

— Una ultima cosa – Momo se levantó de su lugar evitando que salieran del cuarto — nos veremos los tres en tu casa al terminar el día. – ordenó — debemos averiguar cómo pasó esto y por qué. – se cruzó de brazos mirando directo a los ojos de Katsuki — Me metiste en esto, ahora debes dejarme cuidar de Midoriya también; el trabajo junto conmigo por lo tanto me hace su compañera. – al ver la expresión de Katsuki lo paró en seco — Te guste o no.

— Bueno, bueno, será mejor que nos vayamos — Eijiro tomo de los hombros a Momo llevándola fuera de la habitación — Te veré más de rato, adiós.

Colocando una peluca junto con una gorra al pequeño Midoriya se colocó unos lentes oscuros, creados también por Momo, una gorra blanca. La enfermera que había llevado el almuerzo los ayudó a salir del hospital si parecer sospechosos, Katsuki le agradeció por lo que ella solo miró al pequeño con cierta preocupación.

— ¿Estará bien? – preguntó. Claramente la gente amaba a Midoriya como en algún momento amaron a All Might.

— Lo estará, gracias por la ayuda – le agradeció una vez más y salió caminando con naturalidad.

Katsuki caminaba entre las calles menos concurridas para hacer más fácil su escapada y cubierta. Al llegar a su vecindario decidió entrar por el techo de los departamentos trepando por las escaleras metálicas.

— Parecía más fácil cuando lo platicamos – susurro. Para su suerte, Midoriya permaneció dormido casi todo el camino, y es que el hospital estaba relativamente cerca del departamento que ambos compartían.

Al entrar al departamento solo podía pensar en echarse en la cama, pero recordó su trabajo como héroe. Claro estaba que debía cumplí con sus responsabilidades laborales, por lo tanto llamo a la agencia pidiendo el permiso paga faltar un día mientras trataba de solucionar el problema en el que indirectamente se habían metido. Dejando a Midoriya en la cama trato de pensar como de la noche a la mañana de ser un pre-adulto de veinticinco años había pasado a un niño de cinco años. No podía encontrar una respuesta concreta pero tenía la pista de que la fiebre haya sido un efecto secundario para la ocasión, en este caso, regresarlo a su infancia.

No podía evitar sonreír y arrugar su rostro al recordar al pequeño Izuku, siempre tras de él. Podía admitir que la infancia que pasaron juntos no fue la mejor, ni mucho menos que estaba orgulloso de la manera en la que había tratado a Midoriya, pero estaba seguro que todo aquello alentó a que él quisiera superarse, claro estaba que cuando se enteró que All Might le había dado tal responsabilidad le dio miedo y en cierto punto coraje, no por que no se lo diera a él que ya tenía experiencia con un Quirk, si no porque sabia que esto sería peligroso para Midoriya. El lo había dicho una vez: un gran Quirk conlleva una gran responsabilidad. Y esta era la consecuencia.

Midoriya despertó casi de golpe, y al mirar la habitación desconocida, por segunda vez en el día, comenzó a llorar instantáneamente. Bakugou se acercó rápidamente para calmarlo encendiendo la luz de la habitación y dirigiéndose después a la cama.

— Todo está bien. – trato de tranquilizarlo. Pero la verdad estaba algo exasperado por no saber como manejar esa situación — No pasa nada.

Midoriya se acercó a él abrazando su cuerpo: — Quiero ver a mi mamá. – sollozó.

Midoriya a la edad de cinco años solo podía pensar en su madre. Después de ver a Momo esa misma mañana había quedado fascinado con su presencia, era por supuesto que Midoriya estaría más cómodo con una presencia femenina que una masculina pues este nunca había conocido a su padre.

— Tu mamá... – pensó que era una locura, crearía una enorme confusión en Midoriya si veía a su madre mas adulta de lo que él la recordaba, pero sabía que al no hablar con la señora Midoriya haría que fuera a buscar a su hijo. — La llamare, ¿que te parece si te preparo un helado mientras hablo con ella?

A Izuku se le iluminó el rostro al escuchar la palabra "helado" y asintió con la cabeza.

Entre lo que Katsuki le preparaba la nieve a Midoriya pensaba con que palabras le diría a su suegra que su hijo era un niño otra vez, sintió el mundo encima.

— Claro, solo le dire – sonriendo cínicamente — "Hola, si, verá, su hijo ahora volvió a tener cinco años y quiere hablar con usted, ¿podría decirle que no se preocupe?" – rio hacia su propia locura. Dio un golpe en la mesa de la cocina y trató de tranquilizarse alterándose no resolvería nada.

Y claro que no resolvería nada después de que la señora Midoriya entrara por la puerta de esa casa con bolsas de comida.

— Bakugou – se escuchó su voz y después como la puerta se cerraba — ¿estas en casa?

Oh no. Fue el primer pensamiento que tuvo, todo fue muy fugaz. Midoriya saltó de la silla saliendo de la cocina, Bakugou corrió tras de él e Inko soltaba las bolsas de comida en el suelo.

— Señora Midoriya.

— Mamá.

— Izuku – miró por un segundo al niño a sus pies, y después volteo la mirada a Katsuki — Bakugou.

Katsuki nunca había sido de las personas que entraban en crisis, pero justo en ese momento con la mirada de la Señora Midoriya y con Izuku mirándolo solo podía sentir una presión que no sentía desde que realizaron el último examen para héroes.

Y es que para Katsuki, que la Señora Midoriya entrara por esa puerta era lo último que quería.

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Bueno, veamos como soluciono esto yo sola veda?

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y.

Little him | katsudeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora