Bakugou Katsuki (10)

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— ¡NO! ¡NO QUIERO!

Grito.
— ¡NO QUIERO! ¡LO ODIO!

Repitió al día siguiente.

— ¡AHHHHHHH NO ENTIENDES NADA KACCHAN!

Grito por tercera vez en el día para salir corriendo.

— ¡SI NO TE VAS NO RESPIRARÉ!

Infló sus cachetes con gran fuerza y me miró determinado mientras yo solo podía observar su extraño comportamiento. ¿Por que Izuku Midoriya, mi prometido que ahora era un niño pequeño de 6 años estaba actuando de esta forma?

Los siguientes días fueron igual, sus manos me apartaban con rudeza, miraba hacia otro lado y me pasaba de largo, ¿que estaba mal? Sentía que mi cabeza estallaría en cualquier momento por sus gritos insistentes y sin razón alguno.

—Izu-

— ¡NO! ¡VETE! – grito, lanzando los cojines de la sala a mi cara.

— Si no me dices que sucede como quieres que-

Un cojín voló directamente a mi rostro y escuche el llanto de Izuku; "Eres malo, Kacchan" escuchaba mientras hipaba. No importaba cuánto intentara acercarme de él simplemente me rechazaba. Por supuesto, eso lastimaba mi orgullo y mi paciencia estaba volando lejos de mi, tome mi celular y mis dedos viajaron rápidamente a la persona con más paciencia que existía en el mundo: Yaoyorozu Momo. Al segundo en que la llamada comenzó su voz sonó calmada como si estuviera tomando unas vacaciones en la oficina aún sabiendo que el héroe número uno estaba fuera y ella tenía que dar una explicación pública.

Hacía días se había dado una rueda de prensa donde Yaoyorozu Momo había sido la encargada de representar a la secretaria de seguridad nacional: "Deku se encuentra fuera de Japón en estos momentos cubriendo sus vacaciones"- vacaciones que nunca había pedido o exigido nunca. La población se notaba preocupada pero sus exigencias disminuyeron tras la serenidad de Yaoyorozu: "Nuestro preciado héroe no ha podido tomar un descanso desde su debut. Este es un regalo que se le ha otorgado. Confíen en los demás héroes que se esfuerzan en proteger la ciudad con su corazón. Muchas gracias" termino, gracias eso ya nadie se preguntaba dónde o porque no se encontraba el héroe haciendo sus actividades diarias.

Recordando también que en muchos periódicos se habló sobre la situación de salud que se mostró antes de que se volviera un niño otra vez diciendo que era el momento adecuado para que le héroe tomara unos días de descanso aunque ya hayan pasado solo dos semanas.

— Bakugou, que sorpresa que me hables – claro que eso sonaba un poco a sarcasmo.

— No molestes. Necesito un favor.

— ¿Pasó algo con Midoriya? – preguntó con un tono más preocupado.

— Podría decirse de esa forma-

Sin dejarme terminar la línea termino y a los cinco minutos Yaoyozuru estaba parada frente a mi puerta con posiblemente un mal entendido en la cabeza. Se había vuelto una madre sobreprotectora.

— No pensé que vendrías corriendo ante la primera llamada.

— ¿Que esperabas que hiciera? Sabes que mi amistad con Midoriya es buena... además de que mi trabajo consiste en mantener al héroe número uno seguro ante cualquier cosa – resopló entrando a la casa — ¿Cual es la situación?

Hice una mueca y mire hacia otro lado. Era difícil admitir que no quería acercarse a mi la persona que más me había perseguido en toda mi vida. Mire hacia el cielo y solté todo el aire que había estado acumulando inconscientemente. Mirando de vuelto hacia la sala donde estaba Izuku pude notar su alegría al ver a Yaoyozuru. Saltando del sofá fue directo a protegerse tras de ella al momento en el que su mirada y la mía se encontraron.

— ¿Que está sucediendo aquí? – una parte de ella iba a saltar a una conclusión errónea pero otra, y la más racional, prefirió preguntar.

— Eso quisiera saber yo también – lleve mis manos hacia mi nuca y mire de Momo a Izuku en segundos una y otra vez- acabé cerrando los ojos con fastidio. No entendía el comportamiento de Izuku. — Por eso estás aquí, no come, no duerme y no quiere que me acerque a él.

— Midoriya... – Yaoyozuru miró hacia el pequeño pero este solo se limitó a cerrar los ojos y apretar con fuerza el pantalón de Yaoyozuru. — No entiendo, Bakugou. ¿Desde cuando está así?

— Desde hace unos días. – voltee a verlo pero sabía que era inevitable. No quería verme más. De verdad me estaba deprimiendo.

El rostro de Yaoyozuru cambió al ver el mío por unos segundo y agachó su mirada hacia Izuku: — ¿Quieres tomar un poco de jugo conmigo?

Los ojos de Izuku brillaron por unos segundo y estiró sus brazos hacia el cielo: pedía que lo cargara. Ella lo elevó a la altura de su pecho y el pequeño recargó su rostro entre su cuello y su clavícula escondiendo su rostro. Sus pequeñas manos jugaba con el cabello negro y largo de su cuidadora mientras algunos de sus mechones caían por su cabeza.

Mire la cara de cómplice de Momo mientras se dirigía a la cocina, esa mirada que decía "yo lo solucionó" esa mirada que siempre hacía cuando sabía cómo resolver las cosas. Bajo a Izuku sentandolo en la mesita de la cocina.

— ¿Cuáles galletas quieres, Izuku? – preguntó mientras miraba la alacena.

— Chispas – dijo emocionado sin siquiera prestar atención a mi presencia sobre la puerta.

Era tranquilo, un niño con paciencia y tímido. Siempre mirando hacia abajo, esa era la forma en la que recordaba a ese niño asustadizo, siempre mirando mi espalda, siempre mirando hacia abajo. ¿Siempre había sido yo? Una cara como esa... nunca la había visto cuando éramos niños. Realmente no lo recordaba.

Momo miro hacia mi dirección un segundo y podía interpretar que quería que me fuera. Claro que no iba a hacerlo. ¿Esperar tras la puerta como un crío? Claro que lo haría. Si había un motivo razonable para que, el niño que me admiraba me odiara tenía que saberla.

— Izuku... – escuche a Yaoyuzuru tras la puerta — ¿sucede algo con Bakugou?

El silencio llegó unos segundos, sin ninguno de los decir una sola palabra. Le estaba dando tiempo para hacer su confesión, no era complicado que Izuku hablara de sus sentimientos, desde que éramos niños aunque fuera inseguro sabía reconocer sus emociones.

— Es solo que... – escuche su voz — tuve un sueño...

— ¿Un sueño? ¿Que clase de sueño?

— Kacchan estaba frente a mi – su voz se quebró — y un malvado... un malvado le hizo algo a Kacchan. – se hizo un silencio otra vez — el villano le encajo agujas gigantes a Kacchan... justo aquí.

— Izuku...

— Si Kacchan sigue cuidando de mi el saldrá lastimado por ese villano... – se escuchó un ligero sollozo — quiero irme, no quiero que se lastime. No quiero verlo. Si se lastima por mi culpa... yo...

No podía escuchar más que simples sollozos. Una vez más, sin darme cuenta le hacía daño. No era mentira que en el pasado hubo muchas ocaciones donde nos lastimábamos el uno por el otro.

Éramos héroes.

Pero en este momento, el solo era un niño.

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Mejor tarde que nunca 🥴
-y.

Little him | katsudeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora