Despertar.

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¿Como por qué El Capitán Rogers se quedaría con nosotros en la torre? Mi padre iba a meter a un completo desconocido a nuestro hogar, no terminaba de comprender el porque. Tony me hizo una seña para que yo lo siguiera detrás, caminamos hasta llegar al helipuerto de S.H.I.E.L.D en el cual media hora antes el helicóptero que nos había traído hasta la base había estacionado. Como el helicóptero era algo grande, el capitán Rogers cabía a la perfección junto con nosotros.
Tony y yo subimos al helicóptero y Hill nos llevó devuelta a la torre.

—Papá ¿por qué El Capitán se quedará con nosotros?— le pregunté ya que no me había explicado nada, Tony volteó a verme y comenzó a reír —¿Qué te da tanta risa?— le volví a preguntar ya que parecía que no me tomaba en serio.

—Porque Nick me lo pidió y siento que sería bueno para ti interactuar con alguien que no sea Jarvis— me contestó tocándome la barbilla con cariño, lo que yo seguía sin entender era ¿por qué yo necesitaría interactuar con alguien más? Jarvis estaba bien para mi y me escuchaba.

—Además, creo que tiene 27 años, claro sin contar todo el tiempo en el cual estuvo congelado— me dijo sarcásticamente.

—Padre ¿acaso me quieres emparejar?— le pregunté con el mismo sarcasmo que el había usado antes.

—¿Qué? Claro que no, solo digo que...ay ya cállate— me respondió mientras volteaba hacia otro lado para evitar esa conversación incómoda.
Me quedé dormida hasta llegar a la torre en la cual mamá debería de estar en el helipuerto esperando por nosotros.

—Micaela, despierta, ya llegamos— me dijo Tony con un tono de voz amable por primera vez en el día, yo me levanté del asiento y los empleados de S.H.I.E.L.D que antes habían subido a Rogers al helicóptero, lo bajaron de este.
Tony me ayudó a bajar del helicóptero y ahí estaba mamá esperándonos.

—Señorita Potts ¿que tal?— le dijo papá dándole un pequeño beso en su mejilla, yo me acerqué a mi madre para abrazarla, a pesar de tener 26 años ellos me seguían tratando como a una adolescente de 14.

—Hola cariño ¿que tal el viaje?— me preguntó dándome un lindo beso en mi frente. Pepper y Tony se conocieron por la compañía Stark y terminaron enamorándose, no era mi madre biológica, en realidad, ninguno de los dos lo era, pero han sido más padres que los que me engendraron y Pepper para mi siempre fue una madre, desde que comenzó a trabajar con Tony.
Entramos a la torre todos juntos y los hombres que llevaban al Capitan lo colocaron en una de las habitaciones mientras Pepper y yo bajábamos a la cocina. Me quede un buen rato con Pepper, esperando a Tony para cenar, pero el no bajo de la habitación hasta las 8:30PM.

—Tony ¿Cenarás?— le preguntó Pepper a papá, Tony negó con su cabeza e hizo una llamada desde su celular, los minutos pasaron y Tony regresó a la habitación donde estaba El Capitán "durmiendo".
Como Pepper y yo habíamos acabado de cenar ella subió a su cuarto ya que se sentía cansada y yo me quedé por un momento en la sala viendo un película.

—Mica, ve a cuidar al capitán, el doctor acaba de llegar para revisarlo— me dijo mientras volvía a subir por el ascensor para ir al helipuerto, yo subí por las escaleras a donde estaban las demás recámaras y entre a la habitación del capitán. Unos minutos después Tony entró junto al médico el cual colocó su maletín en una mesita de noche que estaba al lado de la cama y después saco sus materiales para auscultar al capitán.
No puse mucha atención a todo eso, lo único que escuché tras pasar algunos minutos fue "Esta vivo, pero algo débil" yo volteé a ver al doctor y Tony se acerco a él, comenzaron a hablar en un tono muy bajo, casi susurrando.

—Mich, bajaré con el doctor ¿podrías quedarte un momento con el viejo?— me pidió, yo asentí mi cabeza ya que no me costaba nada hacerlo y Tony salió de la habitación junto al doctor.
Cuando ambos salieron me quede mirando unos segundos al "viejo", en la esquina de la habitación había una silla así que la tome y la coloqué a un lado de la cama para estar más cómoda, tome el control de la televisión y solo pasaron unos minutos en los cuales yo estaba tranquila viendo mi celular cuando de repente alguien me pega el susto de mi vida levantándose bruscamente de la cama, con dificultad para respirar y su mano en el pecho indicando fatiga o cansancio, cuando vi eso no reaccioné, ni siquiera pensé en quien era y ya estaba tirando un puñetazo a su cara.

—¿Por qué me pegas?— exclamo una voz algo ronca, como cuando acabas de despertar, pero que tenía algo de agudeza en su interior.

—¡¡Capitán Rogers!!— grité levantándome de la silla casi tirándola al suelo, Rogers hizo un gesto con su mano indicando que me tranquilizará, él era el pobre que acababa de despertar después de casi 70 años y yo era la histérica.

—Disculpa que te pregunte pero ¿quién eres?— me preguntó intentando levantarse de la cama, yo me alarmé al ver eso y me apresuré para evitarlo.

—No puede levantarse, está débil— le expresé mientras colocaba mi mano en su pecho para poder reposarlo en la cama.

—No sé porque te estoy haciendo caso— dijo mirándome directamente, yo reí cuando escuché eso y al parecer también a él le hizo gracia.

—Soy Michelle Stark— le respondí a su pregunta mientras volvía a sentarme en la silla de antes.

—¿Eres hija de Howard?— me preguntó algo desconcertado —Pues ¿cuanto dormí?— expresó en tono burlón. ¿Como le decía a un señor que quedó congelado durante casi 70 años y que todo lo que conocía ya no es lo mismo incluyendo personas y cosas materiales? No supe que responder a su pregunta, sabía la respuesta, más no sabía cómo expresarla.

—Soy hija...de Tony, Tony Stark— le respondí sin pensarlo y solo soltando mis palabras, el capitán miró hacia abajo, supongo que procesando lo que le había dicho.

—Ahora vengo, voy por mi padre ¿está bien? No te muevas— le dije saliendo prácticamente corriendo de la habitación para avisarle a Tony, baje las escaleras y ahí seguía aquel doctor junto a Tony, tomando algo de lo que parecía ser Whisky.

—Papá, es el capitán, despertó— después de decirle eso; Tony dejó caer el vaso que tenía en sus manos mientras que el doctor lo dejo en la barra. Ambos salieron corriendo, apresurándose para subir las escaleras.

—Cariño, deja ahí el vaso, ahora lo limpio yo. Deberías de ir a dormir; ya es tarde— me dijo señalando la escena y subiendo las escaleras hasta las habitaciones...

Hasta Que el Por Siempre Se DesmoroneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora