El ferrocarril.

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Las horas pasaron y todos nos estábamos preparando para nuestro encuentro con el traficante de mutantes.
—¿Quien te hizo ese traje?— dijo Natasha horrorizada
—¿Que tiene de malo? A mi me gusta— dijo Pietro
—Es...
—Es un insulto a la moda— me interrumpió Nath
—Si le cambiarás el color y ese rayo que tiene en medio sería mejor— dije
—Lo hizo tu papá, mi culpa no es— respondió
—Dejen el traje de Pietro, no es lo mejor, pero al menos tiene uno— dijo Sam
—Bien chicos, ya basta, tenemos que irnos— dijo Steve saliendo de nuestra habitación con su traje ya puesto y su escudo en sus manos.
—Veo que no trajiste tu capa— me dijo Steve al verme sin ella
—Si, es una misión algo sencilla, así que no le vi el sentido de traerla— respondí.
Todos salimos de la casa y el señor Méndez le dio las llaves de una camioneta a Natasha, como siempre todos iban en la camioneta a excepción de Steve y yo que íbamos en su motocicleta.
Draco le marcó la ruta a Natasha y Steve la siguió hasta ver vías del tren en el camino
—Jefa, ya son las 12:00AM, es el cumpleaños de el capitán Rogers— me informó Draco
—¡Cielo!— le dije
—¿¡Pasa algo malo!?— preguntó
—¡Feliz cumpleaños!— grite, y el comenzó a reír
Lamento cortar su precioso momento, pero ya vi las vías del tren— nos dijo Sam
—Jefa, las vías del tren están a su izquierda si gira ahora podrá encontrarlas— me dijo Draco
—¡Steve, gira ahora a la izquierda!— Steve me hizo caso y giró la moto en la dirección que yo le había indicado, la moto pasó a las vías del tren y ya estábamos detrás del ferrocarril. Steve me acercó un poco más a este y yo salté al último vagón para después ayudarlos a subir a el y a Clint.
—¿¡Ahora que hacemos!?— pregunto Clint
—¡Draco, muéstrame la vista térmica!— le ordene a mi IA
—Camine cuatro vagones, ahí hay doce personas y se aproximan cuatro hacia ustedes— me informó
—¡En el vagón verde hay gente y se aproximan tipos malos hacia nosotros!— les dije,los tres caminamos hasta el vagón verde donde yo me agaché para poner mi dedo sobre el metal de este
—¿¡Que harás!?— preguntó Steve, de mi dedo hice salir una flama la cual fundió el metal del vagón dejando a la vista las personas que había dentro de este, todas tenían algo en particular, un collar que emanaba una luz naranja.
Los tres entramos al vagón y tres hombres nos recibieron a golpes
—Buenas noches— dije mientras tomaba sus armas y les apuntaba con ellas
—Les agradeceríamos si no nos estorban ahora ¿cómo les quitamos esos collares?— preguntó Clint, los tres hombres estaban algo asustados al ver que las armas que tenían antes estaban flotando gracias a mis poderes
—H-hay una llave, la cual abre esos co-collares— respondió uno de ellos
—¿Ustedes tienen una?— preguntó Steve
—No, nosotros solo somos vigilantes, pero el jefe debe de tener una, con una llave es suficiente, esa abre todos los collares— respondió otro
—¿Donde está tu jefe?— preguntó Steve
—Vienen para acá— dijo el hombre con una enorme sonrisa, de repente comenzamos a escuchar pasos en los demás vagones aproximándose hasta el nuestro
—Quédense aquí— les dije a Clint y a Steve, yo salí del vagón, vi a varios hombres corriendo y al frente estaba aquel mutante que era la mano derecha de Horacio
—¡¿Necesitas ayuda!?— preguntó Steve saliendo del vagón
—¡Les dije que se quedaran dentro!— exclame molesta al ver a también a Clint, los hombres comenzaron a correr hacia nosotros hasta que nos encontramos. Todos comenzamos a pelear contra todos para dejarnos el camino libre
—¡Ese chico es el jefe!— dije yo al ver al chico mutante ver como sus empleados peleaban contra nosotros.

Yo me abrí paso hasta el chico el cual se veía de lo más tranquilo
—¿José? ¿Por qué haces esto?— le pregunté
—¿Hacer que?— me respondió con una sonrisa cínica en su rostro
—¡Todo esto! ¡No tienes la necesidad!— dije
—Oh, si la tengo— respondió
—José, escúchame...
—Deberías prestar más atención a tu alrededor— me interrumpió y repentinamente sentí como alguien ponía sus manos en mi cuello para ponerme algo en este
—Collar inhibidor de mutantes ¿una maravilla verdad?— dijo
—José de verdad...
—Silencio o tu amado muere— me volvió a interrumpir
—¿Cómo sabes todo esto? Es más ¿como sabías que era una mutante— pregunté
—Fue difícil encontrarte, pero no imposible— dijo el mismo chico que me había colocado el collar
—El es mi hermano Javier, un excelente telépata, afortunadamente mejor que tú— me respondió
—Ya ¿que quieren de mi?— pregunté seriamente
—No se, tal vez el señor Stark nos de una generosa recompensa por ti
—O simplemente queremos matar a una mutante nivel omega
—Ah si, es difícil encontrar de esas
—Tal vez podemos venderla, nos darían una gran cantidad por ella
—Pero es algo molesta— dijeron los hermanos interrumpiéndose el uno al otro
—Así que vienes con nosotros por las buenas o vienes con nosotros por las malas— dijo José
—José, quítale esa corona extraña que tiene en su cabeza— le ordenó Javier a su hermano, este tomo mi accesorio y lo lanzó al bosque
—¿¡Michelle!?— gritó Steve que ya había terminado con todos los hombres que nos habían atacado
—¡Steve, quédate ahí!— le grite para evitar que salieran lastimados el y Clint
—¡Suéltala!— gritó Clint apuntándoles con el arco
—Tu arco es incompetente— le dijo José lanzando el arco de Clint al bosque con solo mover sus dedos
—Como somos buena gente te dejaremos ver a tu linda novia antes de que venga con nosotros— dijo Javier y su hermano levantó a Steve para atraerlo hasta nosotros
—Steve, no me sigas— le dije tomando su cara entre mis manos, vi como Sam intentaba ayudarnos, pero José hizo que una rama de los árboles averiara el motor de sus alas dejándolo en el suelo
—Puedes defenderte, lucha— me dijo Steve
—Si lo hace, tú morirás, digo te tengo aquí a mi disposición, si quiero te lanzo al vacío, entierro tu cuerpo en una de las ramas de aquellos árboles o simplemente pongo tu cabeza bajo las vías del tren dejando que la aplaste el ferrocarril en movimiento— lo amenazo José
—Steve, te amo— le dije soltando su cara y José lo lanzó hacia el bosque junto a Clint para evitar que ambos pudieran alcanzarme
—¿Ya están contentos?— pregunté empujando a ambos y yendo al vagón donde estaban los demás mutantes.
—¿Michelle Stark? ¿La bruja X?— me preguntó un chico al verme bajar
—Si ¿cual es tu nombre?— pregunté sentándome a su lado y tendiéndole mi mano
—Soy Pedro Aguirre, déjeme decirle que sus habilidades son impresionantes y la admiro demasiado— me dijo apretando mi mano con entusiasmo
—Yo también admiro lo qué haces, no cualquiera puede atraer fuerzas paranormales— le dije al recordar que Draco ya nos había hablado de él anteriormente
—¿Me-me conoce?— pregunto con un gran brillo en los ojos
—Claro, tus poderes son increíbles— respondí
—Le mostraría lo que puedo hacer, pero este maldito collar...
—Es un cólera— lo interrumpí
—No pudo haberlo dicho mejor— exclamó sonriendo
—¿Como te atraparon? Si no te molesta que pregunte— dije
—No para nada. Bueno, mis papás se dieron cuenta de mis habilidades, me llevaron con doctores, uno de ellos les explico el tema del gen X, me aceptaron tal y como era hasta que invoqué un demonio en mi casa si querer obviamente. Mis padres llamaron a un sacerdote para que bendijera el lugar y así se fue esa cosa. Claramente yo era una amenaza para mis padres así que decidí irme de la casa— me contó
—De verdad lo lamento— dije mientras tocaba su hombro
—No lo lamente, al menos yo tuve suerte con mis padres, lamentablemente otros no
—Estoy de acuerdo contigo
—Usted también tuvo suerte con su padre, no creí que Tony Stark fuera tan comprensivo
—No, pero Tony no es mi papá biológico
—¿¡Que!? Si se parecen demasiado
—Claro que no. Tony me adoptó y me trato como si fuera su hija de verdad, estoy agradecida por eso
—¿Un orfanato la aceptó con todo y sus habilidades?
—Para nada, yo vivía en la mansión X, no se si la conozcas
—¡Pues claro! Vivía con el profesor X y los X men
—Si, pero ya no había mucho espacio en esa casa, Tony buscaba una hija y me encontró
—Que linda historia
—Perdón por tantas preguntas, pero ¿Este ferrocarril funciona todo el día?
—No, solo funciona hasta las 6:00PM, estos tipos andan en cosas chuecas, tienen un trato con las personas de la frontera
—¿A donde nos llevarán?
—Escuche que tienen una catedral o bueno una iglesia abandonada, ahí nos llevarán
—Todo esto es absurdo
—¿Usted dejó que la atraparan?
—Ellos me pusieron el collar, quería pegarles, pero...
—La vida de alguien estaba en riesgo
—¿Como sabes?
—Porque siempre hacen lo mismo, cuando me capturaron yo acababa de salir de mi casa, el tal José me paro y Javier jugó con mi mente, sabían donde vivía y si intentaba algo mis padres morirían
—Malditas cucarachas
—El es Julián, también lo amenazaron, pero a él lo amenazaron con asesinar a su novia. Todos les tenemos miedo, José es Carrie y Javier es el profesor X, son imparables
—¿Tienen padres?
—Claro, el gran Horacio Pérez es su papá
—¿Horacio es su papá?
—Si, Javier y José son gemelos, bueno son cuates porque no se parecen mucho, nacieron el mismo día...
—Si Pedro, si se que es "cuates"— repentinamente Javier apareció desde la parte de arriba del vagón
—Bien, José trae las bolsas— dijo Javier bajando al vagón y seguido de el su hermano con bolsas que parecían estar hechas de lona. José comenzó a ponernos las bolsas en la cabeza a cada uno de nosotros para después tomarnos por el brazo y sacarnos del vagón
—Javier, esta es mía, yo quiero llevársela a papá— escuche a José mientras tomaba bruscamente mi brazo
—Yo le puse el collar, yo la llevo— le respondió Javier tomando mi otro brazo
—¡Chamacos! Déjenla en paz— escuche la voz de un señor gritándole a Javier y a José
—Papá, esta es la que te dijimos— le dijo José a Horacio
—¿Quien?— preguntó Horacio
—La hija del riquillo, la hija del señor Stark— le explicó Javier
—Llévenla a la iglesia, ahora voy— Javier y José le hicieron caso a su padre y me llevaron hasta el lugar que este les había indicado.
Ellos me sentaron en una silla y amarraron mis piernas y brazos a esta
—Ay Michelle, estas tan vulnerable en este momento— me dijo Javier quitándome la bolsa de la cabeza dejándome ver el lugar
—Si quiero puedo....tocarte— me dijo José pasando sus dedos por mis piernas, mientras acercaba su cabeza hacia mi
—Ve-te a la ver-ga— cuando termine de decir eso mordí la nariz de José fuertemente para lastimarlo
—¡Ah perra!— dijo José levantando su mano para golpear mi cara
—¡José! Déjala en paz— le grito su padre a lo lejos, los hermanos Pérez le hicieron caso y se alejaron de ahí dejándome en paz
—Mordiste la nariz de mi hijo ¿que voy a hacer contigo?

Hasta Que el Por Siempre Se DesmoroneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora