Prisión del Séptimo Círculo.

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—Lo que sea por ti ¿Que necesitas?— pregunté.

No puedo explicártelo por teléfono, pero te daré una ubicación no tan detallada, sé que la encontrarás— respondió.

—Dime.

Prisión del Séptimo Círculo, Rusia.

—¿Cuando?

Mañana por la mañana.

—Cuenta conmigo.

Gracias por ser tan leal. Debo irme.

—Cuídate.

Tu también— Natasha finalizó nuestra llamada y en ese momento Charles salió por la puerta de su oficina preguntándome que sucedía.
Le expliqué todo, incluso la llamada reciente que me había hecho Nat. Charles me apoyó en todo sin que yo se lo pidiese, el solo ofreció prestarme uno de los jets y también le pidió a Storm que me llevara hasta Rusia, petición que ella no dudó en aceptar al instante.
Storm preparó el jet mientras yo también me preparaba, en especial mentalmente para lo que viniera, y pelear con Venom por primera vez me preocupaba un poco, ya habíamos tenido algunos entrenamientos antes, como cuando le enseñé como usaba algunos de mis poderes mientras el tenía el control o nuestra manera de luchar frente a los vengadores, ya que Venom era más de asesinarlos que dejarlos inconscientes como solemos hacerlo nosotros. Nat era del estilo favorito del simbionte, pero supo adaptarse a la manera de combatir de los demás así que Venom también podría hacerlo, pero lo dudaba.
Él ha trabajado mucho para acoplarse a mi y no solo en cuestión de la simbiosis, sino a mi estilo de vida, la gente que me rodea y las cosas que me gustan, así que podría hacer algunas excepciones con el, pero dejarle asesinar gente frente a alguien que no sea Nat no me convencía del todo. Después de divagar en mi mente por un largo rato mientras esperaba a Storm, subí a la oficina de Charles ya que el me dejaba entrar a ella cuando quisiera, en especial si quería estar sola. Una vez dentro, me senté en la silla frente a su escritorio.

—Draco, llama a Steve— pedí.

—A sus órdenes— dijo y a los segundos ya estaba yo esperando a que Steve respondiera.

¡Mich! ¿Todo bien?— preguntó.

—¿Mich? ¿Estás enojado o algo?— bromeé.

Perdón, cielo, estoy un poco ocupado ahora— respondió algo tenso.

—Entonces te llamo... bueno, te llamo cuando pueda.

¡No, no! Dime ahora, siempre tendré tiempo para ti.

—Solo para avisarte que estoy a punto de ir a Rusia.

¡¿Rusia?!— escuché exclamar a él y a otra persona la cual reconocía su voz.

—¿Stephen?— dije confundida.

H-Hola Mich— me saludó nervioso.

Está aquí para verte, pero como no estás vino a preguntarme que había pasado contigo— explicó Steve.

—Estoy bien Stephen, no te preocupes por mi— dije calmada.

¿De... de verdad lo estás?

—Por supuesto, jamás te mentiría.

Pudiste haberme avisado.

—No tienes celular ¿Como podría?

Compraré uno para llamarte todas las noches.

¡¿De verdad estás coqueteando con mi esposa frente a mi?!— cuestionó Steve algo molesto.

Hasta Que el Por Siempre Se DesmoroneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora