Epílogo

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Narra Adán

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Narra Adán

El destino siempre tiene un plan para nosotros. Puede que a unos les guste, pero habrá otros que no. Al final somos nosotros los que decidimos si seguir o cambiarlo. Puede que mi futuro sea convertirme en un monstruo, pero eso no es lo que yo deseo, por lo que pienso luchar contra él, hasta mi último aliento.

Mi viaje comienza ahora, y sé por donde debo empezar. Mi casilla de salida no era Londres, sino un terreno estéril y muerto, un lugar olvidado, al que antes creí que sería mi casa. Y pensar que alguna vez esa tierra desierta y negra fue un hermoso bosque lleno de vida. La presencia de Lilith aún permanecía ahí, incluso era capaz de oír las almas de sus habitantes gritando por el terror. 

No negaré que estaba temblando, pero creo que fui capaz de sentir una mano en mi hombro como mi apoyo. Me gustaría pensar que era mi hermano, pero sabía que no era posible. Cuando un alma condenada cae al Infierno ya no vuelve jamás. Si quiero ir a donde fue él sin tener que vender mi alma al diablo, necesito el hechizo que me aprisionó la primera vez, y ese hechizo se hallaba en el grimorio de los ancianos. Ahora la pregunta era ¿dónde estará ese libro despues de quinientos años? Busque entre los restos de todas las casas y de la cueva donde se reunián los sabios, y como me esperaba no encontré nada. Tenía que usar todos mis recursos. 

Me concentré y mediante mi magia recree lo que pasó ese desgraciado día en la cueva. Vi a los ancianos aterrados, buscando en los estantes de piedra. Cogieron el libro para enfrentarse a Lilith y poco después ocurrió el derrumbe. 

Conclusión, si no estaba fue con los restos del poblado es que alguien se lo llevó. Salí fuera y vi en primera fila como la grieta absorbía a los demonios. También me vi a mi mismo de niño, llorando mientras mi hermano me agarraba del brazo para que no fuera empujado al Infierno. Ya conocía de antemano como acabó; con m mano se resbaló de la suya. No tenía el valor para ver el sufrimiento que causé en la vida de mi hermano mayor, por lo que aceleré la ilusión y descubrí que los murieron poco después del hechizo, pero que uno de ellos le entregó el libro a una mujer de tez blanca y cabello albino como la nieve, ojos azules como el hielo y varias marcas por el cuerpo, ocultandose bajo una tela blanca. No cabía duda de que era una strigoi, una vampira de rusia.

Lo bueno es que sabía cual era el siguiente paso en mi busqueda, la mala noticia es que será difícil encontrar a esa mujer porque los strigois nunca pasan por el mismo sitio, pero no me importa. Ese libro es mi objetivo y mi llave para salvar a mi amigo de lugar que alguna vez escapé. No sé como lo haré, ni sé cuanto tardaré, pero no pienso rendirme nunca. 

Arthur, estés donde estés ten presente que iré a por ti aunque deba traerte a rastras desde el abismo.

Hasta entonces me dedicaré a luchar contra los capullos que se crucen en mi camino o que perturben el equilibrio de los planos. Una parte de mí cree que este camino debería hacerlo solo, pero el destino se ha ocupado de juntarlo con el de un perro muy tozudo.

(1) El Lilim #Saga Guardianes de lo OcultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora