(1) El Lilim #Saga Guardianes de lo Oculto

~23~

Adán se mantenía con su máscara de frialdad ante ella. Con solo verla las quemaduras de su cuerpo le quemaban sin descanso. Sin embargo, se negaba a volver a verse vulnerable ante ella, nunca más permitiría volver a ser sometido por ella.

—Sé porque has invocado mi poder. —dijo con su tono suave y elegante. —Quieres el poder de tu mitad demonio para derrotar a Nebiros y salvar a los humanos. Pero creo que hay una razón oculta en tu corazón.

—No hay ninguna razón oculta. —aseguró firme. —Solo quiero salvar a mis amigos.

—¿De verdad? —dijo inclinando la cabeza. —Haël también era tu amigo. ¿No es así?

Sus palabras fueron como echarle veneno a una herida abierta. Lo que le extrañó es que supiera lo de su mentor.

—Él era un demonio y tu amigo, y no dudaste en matarlo.

Él negó lentamente mientras la culpabilidad le comía por dentro. —Yo no...

—No te acordabas de él. —le interrumpió. —Por eso le mandé allí.

Adán se quedó inmóvil. Más bien su mundo entero se detuvo.

—¿Qué?

—Haël siempre estuvo deprimido desde que te fuiste. —explicaba dando vueltas alrededor de su hijo. —Supongo que no soportaba el hecho de que tomaras la decisión de olvidarlo, después de todos esos años cuidando de tí. Te cogió cariño, algo poco común para un ser maligno y sin alma. Así que vino a verme para solicitarme que acabara con su dolor. Sin embargo, soy una persona piadosa así que no le maté. —dijo con un tono juguetón. —Le dí a elegir, o morir por mi mano, o morir por la tuya.

Adán sintió que le fallaban las rodillas y dio unos pasos hacia atrás. No quería creerla, no quería creer que su egoísmo y estupidez llevó a la muerte a su maestro, su figura paterna. Era imposible, pues conocía el carácter de Haël no era de los que escapaban del dolor suicidándose. 

—No dudó ni un segundo. —siseó complacida. —Me dijo "prefiero morir por su mano, que morir en soledad". 

—Es absurdo.

—Ya me había enterado de las actividades de Nebiros y que él estaba interesado en Haël, así que le dije que aceptara su oferta. Mis espías me contaron a lo que te dedicas, estaba claro que tratarías de tenerlo. Solo tenía que enfrentarse a ti, que encontrar la forma de que recordarás todo, y que al final tú le mataras.—resumió. —Haël te utilizó, ¿Quién dice que tus amigos no te utilicen y te abandonen algún día?

El brujo sentía que todo su cuerpo temblaba. No podía dejarse influenciar por ella, pero cuando estaba en su presencia sentía que el tiempo retrocedía en él, y se convertía en ese niño indefenso que sufría sus experimentos.

—Arthur ya te traicionó una vez. —le recordó. —Te abandonó, y se entregó a Belias sin importarle lo que te sucediera. ¿Qué hace pensar que no lo volverá hacer? Uno es un inmortal que odia a los demonios, Rosa una bruja de un linaje oscuro, Duncan un muchacho que no te cuenta toda su historia...

Harto de sus palabras, se abalanzó contra ella y la agarró por el cuello a la mujer. Sacó sus garras con intención de clavárselas, pero no lo hizo.

—¡¿Crees que no sé lo que pretendes?! —le gritó a pesar de ella sonriera. —¡Tú lo único que sabes hacer es llenar mi cabeza de mentiras y mi corazón de odio! ¡Me torturaste, me golpeaste, me violaste en cuerpo y alma, y culpa de ese vacío que sentía, hice cosas a los mortales que jamás podré redimir!

Puede que compartieran lazos de sangre, puede que algún día tuviera que volver al Infierno, pero algo de lo que estaba seguro es que esa mujer jamás sería su madre.