~{¿Que hechizo es este que no puedo dejar de mirarla?, si sólo su mirada me tiene hipnotizado de está manera, no puedo imaginar que sucedería si nuestras manos se tocaran, o peor aún, si me besa, necesito saber quién es ella, no puedo dejarla ir sin saber su nombre}~
Gregory llevó la cabeza hacia atrás sosteniendo el pañuelo en su nariz, al cabo de unos minutos la sangre disminuyó casi por completo.
Anastasia estaba completamente avergonzada, además de haber quedado embobada con el joven, lo golpeó en la nariz.
~{ Oh Dios, ¿Que impresión le habré dado?}~ — Se llevó las manos a su cara y la vergüenza la embargo, se giró para caminar hacia una banca con la vista clavada al suelo.
~{Maravilloso, se detuvo la sangre, ahora puedo platicar con ella}~ — Pensó el joven al darse cuenta que se encontraba mejor, bajo su rostro pensando que la muchacha estaba ahí, pero no la vio, la busco con la mirada, se encontraba sentada en una banca con el rostro compungido. Observó a Andrés; estaba sonrojado y reía junto a Elise, negó con la cabeza.
Volvió a mirar a la joven, y su corazón se estremeció al verla tan triste, guardo el pañuelo con cuidado, y recordó que al otro lado de la calle se encontraba una famosa y lujosa confitería.Cuando el se sentía afligido o preocupado, el azúcar lo reconfortaba — ~{Le llevaré un dulce, de seguro que se sentirá mejor, ¿habrá sido el golpe en mi nariz lo que la hizo apenarse?, espero que no}~.
Al instante frunció el ceño, ¿Por qué quería que se sintiera mejor? ¿Por qué se preocupó al verla apenada?. Nunca le había importado una chica, de hecho, en Estados Unidos, solo se enfocó en sus estudios, deseaba ser un orgullo para sus padres, a pesar de que siempre era el centro de miradas de las damas nunca cortejo a ninguna, él aún no había dado su primer beso, a sus 20 años era un joven puro y casto en todo el sentido de la palabra.
Ingresó al almacén, observó toda la clase de golosinas y chocolates, buscó los más deliciosos y poco comunes, emocionado dejó ver una sonrisa que no fue indiferente a la joven vendedora.
—Buenos días señorita, necesito el mejor dulce, el más inusual — sonrió.
— Si, por supuesto... que afortunada su prometida.
Gregory levantó una ceja con sorpresa —No, no tengo prometida, es para una amiga, está triste y se lo llevaré para que se sienta mejor, estoy seguro que se pondrá muy feliz —. Sus ojos brillaron al pensar en la reacción que ella tendría.
— Oh, entiendo — ~{En donde se encuentran hombres así ~} pensó la joven haciendo un puchero con la boca —. Mire, este caramelo nos acaba de llegar, es un dulce de miel, exquisito.
— Perfecto, démelo por favor.
Luego de que el caramelo fuera envuelto en una fina y encantadora bolsa de encaje, Gregory lo recibió muy contento, como si de un pequeño niño se tratara, suspiró y salió del lugar caminando directo a Anastasia.
Allí estaba ella, tan bella, tan inocente y delicada, sin embargo tenía su mirada clavada al suelo, algo que lo inquietó de sobremanera, apresuró su caminata y en un par de zancadas llegó hasta ella.
Carraspeó, y su mirada se levantó.
Al verla de frente sus ojos estaban llorosos ~{Aún así es bellísima}~ — Hola, ¿Me puedo sentar a su lado?.
—Si claro — asintió con la cabeza, sin embargo esquivaba su mirada.
— Se que no me conoces, no soy nadie para ti, pero te vi apenada y me tomé el atrevimiento de traerte un dulce, es la nueva novedad, y es el más sabroso de toda la confitería —Hizo una pausa—. Por favor no lo rechaces, yo sé que al probarlo te sentirás mejor, y si no es así me dejó de llamar Gregory — dijo con una amplia sonrisa que dejaba ver sus hermosos hoyuelos, puso la bolsa de encaje frente a ella mientras buscaba su mirada.
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Los pedazos de mi corazón. ~| °1 Trilogía "Amores Verdaderos" | √ COMPLETA
RomanceAnastasia fue el fruto de un embarazo no deseado, el fruto de una traición. Ha crecido a la sombra de su hermana, a la que todos consideraban similar a un Ángel; de cabellos rubios, y ojos color del cielo, mientras ella, era todo lo contrario. Maltr...