Capítulo 23

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— Anastasia, necesito que me mires — dijo Elvira —. Debo contarte algo muy importante, algo que he mantenido en secreto, y es hora de que sepas toda la verdad.

La joven levantó su rostro extrañada, se secó las lágrimas con la manga de su vestido, tragó saliva, y escuchó.

— Antes no tuve el valor de decírtelo, tenía miedo, mucho miedo. Decidí que lo mejor era aguardar y esperar hasta que estuvieras preparada para conocer tu verdad. Tienes una fortaleza que yo realmente admiro, estoy orgullosa de ti, y sé que estás preparada para lo que te voy a contar — Aguardo unos segundos y continúo.

— El matrimonio de sus padres fue una unión completamente forzada, ninguno de los dos se conocía, por lo tanto, no se amaban, la decisión fue tomada por sus padres — suspiró — El conde desde el principio dejó abandonada a Lady Christine, nunca la miró, nunca la tocó, nunca la besó, no consumó su matrimonio con ella.

Anastasia abrió los ojos de par en par.

— Como siempre, los negocios eran más importantes que la familia, asistía a reuniones, viajaba y nunca estaba por aquí. Y si venía, ignoraba por completo a su esposa.
Su madre, Lady Christine, se sentía muy sola, influenciada por sus amistades, comenzó a salir con frecuencia, aceptaba invitaciones a banquetes, bailes, salía de un lugar a otro. El cochero, que en ese tiempo era encargado de llevarla y traerla de vuelta, se llama Enzo Sallow, era un muy buen hombre, ejemplar, bondadoso y gentil.

Un dia la señora vomitó, entraba a la cocina, y el simple olor a sopa le provocaba náuseas, un día se desmayó, supe que algo muy malo estaba pasando, llamé a un doctor de la ciudad, pedí que la revisara, y le suplique que fuera reservado, si era lo que yo sospechaba, él debía mantener todo en secreto.
Para desgracia de ella, mi presentimiento no falló, Lady Christine estaba embarazada.

La mirada de Elvira se llenó de tristeza.

— Ella en su desesperación, me confesó todo a mi, estaba avergonzada, no podía creer cómo su esposo no había sido capaz de tocarla, no lo podía aceptar, fue por eso que decidió salir y frecuentar banquetes y bailes.
Sin planearlo, y sin poder controlarlo, se enamoró del cochero, tenían una relación prohibida, él era el padre del bebé que ella llevaba en su vientre.

Anastasia llevó la mano a su boca y jadeo debido a la impresión — ¡Oh Dios!

Elvira continuo —. Los primeros meses ocultar su barriga fué algo sencillo, fácil, el Conde no estaba nunca en el hogar, pero cuando él volvió de sus negocios, y me pidió que preparará la habitación de la señora porque dormiría ahí, todo se volvió caótico.
Su madre sabía que su secreto sería descubierto, y temió, por ella y por el bebé que llevaba en su vientre — hizo una pausa —. En la oscuridad de la noche el Conde la descubrió, lo supe porque esa noche no pude dormir, escuché cuando el Conde gritó. Sé que la golpeó hasta el cansancio, la obligó a confesar quién era el hombre con el que lo engañó y a quien le había entregado su virtud.

Su madre a punto de desfallecer, lo confesó, tenía una relación con Enzo Sallow. El Conde no se divorció de ella, ya que sería una vergüenza para su familia, optó por mantener oculto su embarazo. La aisló de todos, excepto de mi, que era la que la cuidaba. No quería que nadie se enterase de su embarazo

Así pasaron otros cinco meses, hasta que ella dió a luz, era una bebé preciosa, hermosa, una bendición, sin embargo el Conde forzó a Lady Christine a entregarla a una nodriza, pero yo, yo había perdido a mi bebé, y ya no podía ser madre nuevamente, por lo que me ofrecí a amamantarla y a cuidar de esa criatura como si fuera mía, ella no puso resistencia, ella me pidió que cuidara a la bebé, que la amara como a una hija, y así lo hice.

Los pedazos de mi corazón. ~| °1 Trilogía  "Amores Verdaderos" | √ COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora