Capítulo 28

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Lady Johanne había llegado a palacio, tal como lo pronosticó, el rey le concedió una audiencia de inmediato... con la carta en la mano, se presentó ante el.

Durante largos minutos relató los detalles que ella conocía, le hizo saber a su majestad el peligro inminente en el que se encontraba la joven, y le rogó por su libertad.

El rey, analizó cada palabra que salía de la boca de ella, ¿debía creerle?, era una Duquesa, aquel título era muy importante, no estaría ante su presencia si la acusación fuera falsa.

-Esta bien, le creo, creo cada palabra que me ha dicho -se levantó de su trono, con ambas manos detrás de su espalda, camino pensativo de un lado a otro -. Guardia -llamó firmemente.

-Si, su alteza - un fornido hombre se presentó.

-Quiero que la Duquesa de Lancaster sea escoltada hasta la residencia de los Condes de Pembroke, ella sabe el motivo. Tu, y tus mejores hombres me traerán al Conde para ser juzgado por sus delitos, ¿entendido?.

-Si, su alteza -contestó el guardia, hizo una reverencia y se marchó del gran salón.

-Ahora, voy a redactar una carta para autorizar la libertad de la joven, nadie podrá impedirlo ni aun cuestionarlo ya que llevará mi sello real.

-Oh, su alteza, muchas gracias, es usted un rey muy benevolente.

El rey solo sonrió y asintió con su cabeza mientras hacía un gesto con sus manos, y un sirviente corría para buscar papel y lápiz.

Lady Johanne no podía más de la felicidad, sabía que todo saldría bien, aunque en un segundo realmente dudo, pero ahora, la vida les sonreía.

Un grupo de soldados entró al salón, se inclinaron ante el rey y el guardia encargado habló: -Su alteza, estamos listos, el carruaje está preparado para escoltar a la Duquesa.

-Perfecto, esperen afuera -. Tome, no permita que nadie impida que la joven salga de ahí - extendió la nota con su sello real.

-Muchas gracias.

-El Conde será juzgado, le doy mi palabra.

Así fue como se marchó escoltada por la guardia del rey a la residencia de los Condes de Pembroke, al llegar vio a Elvira estaba sentada en la vereda de la calle, con sus manos cubriendo su rostro.

-Elvira, Elvira, ¿Qué haces aquí? - Lady Johanne se acercó a ella y tomó su hombro moviéndola suavemente.

Elvira abrió sus manos, la vio, se levantó rápidamente y la abrazó sollozando.

-Oh Lady Johanne, gracias a Dios que ha llegado, paso algo terrible.

-¿Qué?, ¿Qué paso?, yo vine a buscar a Anastasia, el rey ha decretado su libertad, le lleve la carta que nos enviaron hoy, y le conté todo, ¿donde esta ella?.

-No, no está -respondió llorando -. El conde contrató a dos hombres para que se le llevaran... La subieron a un carruaje, y cuando creí que no habría esperanza, su hijo llegó junto a la policía, fueron tras ellos - hizo crujir sus dedos debido a los nervios -. Estoy tan preocupada, solo espero que lleguen sanos y salvos.

-¡Santo Cielo!, todo esto es culpa del infeliz del Conde.

Lady Johanne se dio vuelta y caminó decidida hasta el guardia encargado de la escolta.

-Vamos a buscar al Conde, es hora de que pague por sus delitos.

El hombre asintió, miró a sus soldados y movió su cabeza indicando que debían adentrarse en la residencia.

Los pedazos de mi corazón. ~| °1 Trilogía  "Amores Verdaderos" | √ COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora