Ring~ Ring~
- ¿Hola?
- ¿Qué pasó?- decía Connor con un poco de preocupación - ¿Por qué no has llegado? Son las 6:55, creo que tú nuevo secretario está un poco alterado.
Mierda, me quedé dormido.
- Dame 5 minutos, ya estoy llegando.
- Bueno, pero apúrate que ya siento una carta de renuncia en tu escritorio. Adiós.
- Adiós.
Me alisté lo más rápido posible y salí directo a la empresa. Al llegar al edificio salí corriendo a mi escritorio, estaba tan metido en mis pensamientos que no saludé a nadie.
Después de unos minutos llegó Connor a mi oficina con una libreta.
- Hola, ¿Por qué llegaste tarde? Nunca has llegado ni un minuto después de las 5:00.
- Me quedé dormido haciendo unos trabajos
- Tu siempre pensando más en la empresa...no me quiero ni imaginar cuando encuentres novia, no dudarían ni medio mes.
- Hey, no me desees ese mal.........aunque no te lo niego, pero yo estoy bien así, estoy casado con mi trabajo y eso basta.
- Bueno, dejemos esa conversación para después, necesito que me ayudes con mi historia, se trata de un chico que es empresario y la chica la secretaria.
-¿Qué necesitas?
-Que me acorrales con tu escritorio, que pareciera una escena super excitante y lujuriosa.
-Wow wow wow, espera, me siento raro si hago eso contigo, siento que te estoy acosando.....Y NO ME GUSTA ESO.
- No te preocupes, además, es para ayudar a tu amigo a tener nuevas ideas para su libro.
-Mmmmm, está bien.
Acorralé a Connor encima de mi escritorio donde no había nada y bueno...fue algo incómodo, pero si se sentía muy sexual esa escena, todo estaba normal hasta que...
Toc toc
- Buenas tardes sr Damián...
De repente el estúpido de mi secretario abrió la puerta de mi oficina, y además de abrir sin haber tocado la puerta, tiró todos los papeles que tenía en su mano, haciendo un desastre de papeles en toda la entrada de mi oficina. No pude ocultar mi furia, aunque la verdad no sé por qué me había enojado tanto...
-¡¿Qué?! ¡¿A caso no sabes tocar la maldita puerta?! No debí haber contratado a un niño estúpido al que le faltan modales.
- L-lo siento señor, y-ya me voy.
Salió corriendo de mi oficina, como si hubiera visto un fantasma o algo así.
Volví a mí y me di cuenta que le grité muy feo, no debí haberle hablado de esa manera.- Mierda... ¿Qué vamos a hacer? Dejamos al pobre muchacho todo traumado.
- Lo superará...espero que sí.
- Por favor, Damián ¿Quién va a quedar bien después de ver a su jefe con el vicepresidente a "punto de hacerlo"?
- No lo puedo despedir, sabes lo difícil que es para mí buscar a alguien competente para ser mi secretario.
- ¿No lo puedes despedir, o simplemente no quieres?
- No puedo hacerlo...
- Ajá si claro.
- Bueno, más bien ponte a trabajar; vuelve a tu oficina y por favor procura que el chico no diga nada respecto a lo que pasó aquí.
- Tengo mucho trabajo como para ser tu espía.
- ¿Quien fue el que me pidió ayuda con su historia?
-...
- Eso pensé. Bueno, a trabajar.
No pude concentrarme en el trabajo, tal vez fue porque puede que estuviera un poco (solo un poquito) preocupado por lo que había visto Axel en mi oficina, necesito que no diga nada de ese malentendido. No sabía dónde estaría, así que decidí esconderme en una sala de conferencias que sabía que no se iba a utilizar porque estaba dañado el proyector. Decidí esperar a ver si pasaba por ahí, y efectivamente estaba a punto de pasar.
- Bueno Damián -digo en mi cabeza- piensa. ¿Cómo hago para que venga aquí sin que se sienta acosado? Aaaaaaa, ya casi llega a la puerta. ¿Qué hago? Ah, ya sé. ¡Ay pero que inteligente eres Damián!
Cuando se acercó a la puerta, lo agarré del cuello de la camisa y lo arrastré hacia donde estaba, cerré la puerta de un portazo y lo acorralé con mis brazos, el problema es que lo acerqué mucho a mi y admito, a pesar de que lo traté de ocultar, si me sentía un poco nervioso de tenerlo tan cerca a mí.
- Woow, este chico es muy guapo de cerca.
Se notaba que al principio Axel tenía un poco de miedo, había cerrado los ojos y parecía un cachorro asustado, pero después empezó a mirar alrededor de él con un poco de nervios, hasta que se enfocó en mi cara. Era gracioso, porque a pesar de ser un chico guapo y alto, no era tan alto como yo, por lo que le tocó mover su cabeza hacia arriba para poder verme a los ojos.
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Mi Estúpido Jefe
Romance( no tenía más remedio que aceptar su propuesta, UH...desde ahora soy el esclavo de mi jefe)