Capítulo 12

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- Cl-claro, vam...

Ring~ Ring~

Empezó a sonar mi celular, giré los ojos.

- ¿Quien te llama?

- Es mi jefe.

Contesté, no puedo estar un segundo en paz sin que esté idiota arruine todo.

- Mira hacia la ventana del piso de mi oficina.

Miré y estaba asomado en su ventana con una cara seria que daba miedo.

- Ahora ven aquí si no quieres que te castigue.

- Agh, -empecé a hablar en voz baja- te detesto pedazo de idiota.

- ¡¿Qué dijiste?!

- N-nada, ya voy.

Colgué y me voltée hacia André.

- Lo siento, me necesitan en la oficina.

- Oh, no te preocupes, será en otra ocasión, bueno...cuídate.

- Igual.

- Espera, dame tu número, así podré contactarte...¿Mañana está bien para ti ir a comer conmigo?

- Claro, mi número es +7582XXXXXXX.

- Ok, entonces nos vemos mañana, adiós.

Me despedí de André, después voltée hacia la puerta con cara de aburrido hasta llegar a la puerta de la oficina de Damián, al llegar ahí cambié mi cara a una seria (me sentía muy hipócrita) y entré.

- ¿De qué estabas hablando con André?

- Perdón, pero eso no es de su incumbencia.

- ¿ No? Te recuerdo que tú eres mío- mientras hablaba se acercaba a mi hasta acorralar me en la puerta- y no tienes ningún derecho de coquetear con otro hombre en mi cara.

- ¡¿Qué?! Yo no coqueteaba con nadie y menos en tus narices, además literal estabas a no sé cuántos pies de altura- trataba de escapar, pero no pude- oye, déjame ir.

Se notaba que estaba muy furioso, no entiendo por qué se pone bravo cuando hablo con otros hombres.

- P-por favor, déjame ir.

Su respiración se puso un poco agitado y susurró:

- Nunca.

- ¿Qué dijiste?

- ¡Nunca te dejaré ir!

Empezó a besarme de una forma muy salvaje, nos besamos apasionadamente hasta que nuestras bocas se tuvieron que separar por falta de aire, al principio traté de separarme, pero gracias al momento dejé de pelear y me dejé llevar, después de separarnos volvió a besarme apasionadamente, llegamos hasta su escritorio, quitamos todo, me tomó de la cintura, me sentó en la mesa y empezó a quitarme el blazer, la corbata y también a  desabotonarme la camisa con mucha rapidez. Empecé a volver en si, me separé y le dije:

- A- aquí no, no lo hagamos aquí.

Nos quedamos un momento en silencio.

- Vamos a tu casa...



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