capitulo 7

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Ya son la 4:00 PM, acabo de salir de trabajar y en realidad no se si ir a aquel bar que me dijo Damián que tenía que ir si o si, estaba muy nervioso. Al final termine yendo a mi casa para alistarme, vestirme ropas no tan elegantes pero tratando de que si se viera un poco así.

Me armé de valor y fuí al bar, se llamaba "Barend's Bar", en la puerta habían dos guardias de seguridad super altos y bien uniformados.

- Señor por favor necesito que nos deje revisar su tarjeta de identificación.

-  ¿T-tarjeta de identificación? Esto debe ser una broma, espere un momento- empecé a buscar en mis bolsillos traseros mi billetera, no estaba, me acordé que la había dejado encima de la mesa de noche y creo que por culpa de los nervios se me olvidó allí- emm...señor, le juro que soy mayor de edad y puedo entrar a este lugar, p-por favor necesit...

Traté de pasar, pero el guardia impidiendo que entrara me interrumpió diciendo:

- Sin identificación no entra caballero.

- p-pero por favor, quedé de verme aquí con una persona importante, no puedo llegar tarde.

- No me importa, son las reglas de este lugar, sin identificación no entra ¿O es que acaso necesita que se lo explique con en un tablero como en la escuela?

- Señor se lo suplico, déjeme entrar.

- YA LE DIJE QUE NO, VÁYASE SI NO QUIERE QUE LLAME A LA POLICÍA.

- B-bueno, ya me voy.

Me di media vuelta y me fui, a unos centímetros escuché una voz muy familiar que me decía en un tono como si estuviera furioso:

- Oye, tu a dónde crees que vas, ¿Acaso piensas que solo porque el de seguridad no te dejo entrar yo te iba a dejar escapar así como así?

Voltee mi cabeza y al mirar ya sabrán con quién me encontré, con el mismísimo Damián, giré rápido la cabeza y seguí mi camino.

- ¡Oye te estoy hablando! Te dije que no vas a escapar de mi.

Cada vez que escuchaba su voz caminaba más rápido, creo que él también hizo lo mismo, porque sentía como la voz se acercaba cada vez más a mí. Después de media cuadra deje de escucharlo, mire para todos lados para estar seguro de que no estuviera cerca, ni una sola pista de él, así que me tranquilice, fui a la esquina donde había un semáforo a esperar a que cambiará de color, necesitaba sentarme y pensar un poco y menos mal pasando el semáforo había una cafetería muy linda, parecía de esas casas viejas, sencillas, pero lindas.

-Jajajajaj, ¿pensabas que te iba a dejar ir?- alguien me había abrazado por la espala y me estaba susurrando al oído, era ese desgraciado que me estaba siguiendo antes - no te amargues, ya que no se pudo ir al bar - me dijo señalando la cafetería que había mencionado antes - vamos a ese café solo a charlar, pero solo por esta vez, deberías agradecerle a tu amo por ser tan bueno en esta ocasión, Quizás mañana en mi oficina deberías mostrarme tu agradecimiento, ¿No crees?

Al oírlo me dió un escalofrío por todo el cuerpo, sentía como toda mi cara estaba totalmente roja.

- ¿D-de que está hablando usted? Suelteme, no tengo nada que agradecerle.

- Solo vayamos a ese maldito café, es en son de paz, no te voy a hacer nada - dijo susurrando- o al menos no ahorita.

- ¿Qué dijiste estúpido?

- Nada nada, mira ya está en verde para nosotros, vamos.


Mi Estúpido Jefe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora