capitulo 8

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Ring~  ring~

- ¿No va a contestar?

- Después de que pasemos la calle, si quieres ve entrando y de paso escoge una mesa, en el lugar que quieras.

Después de pasar la calle, efectivamente contestó su celular y obviamente yo no me iba a quedar como un estúpido al lado de él esperando a que termine de hablar, así que entré al lugar, escogí una mesa que estaba casi en el centro del lugar.

- ¿Axel, Axel eres tu?

Alzo la cabeza y me doy cuenta de que estaba mi mejor amiga Adeline, no puedo creer que estuviera aquí después de que discutimos

- ¡¿A-adeline?! ¿Tu qué haces aquí?

- Estoy aquí para trabajar, ¿no te acuerdas que te lo había dicho antes de que vinieras aquí?

- Emm, no, no me acuerdo, perdón.

- Típico de ti, solo te importan tus cosas y ni la mínima atención le pones a las otras personas, eres una mierda de persona.

- Cl-claro que no, tu me importas y mucho, sino - empece a estirar mi brazo para poder agarrarla de la mano, pero cada vez que me estiraba más, ella se iba alejando más, más y más - no hubiera querido estar contigo...

Por alguna razón, cada vez que ella se alejaba, la veía cada vez más borrosa y me estaba mareando cada vez más, a tal punto que fui cerrando mis ojos y me alcancé a quedar dormido.

Todo estaba muy oscuro, no se alcanzaba a ver nada, solo podía sentir algo muy cómodo en toda mi parte trasera y...¿Unas cuerdas amarradas en mis manos? ¡¿Y-y en mis pies?!

Un poco asustado abrí mis ojos rápidamente y cuando los abrí, me di cuenta que estaba amarrado a una maldita cama, estaba en un lugar muy raro era pequeño, a cada lado de la cama había una mini mesita de noche, en la mesita de la derecha había una lámpara que no alumbraba para casi nada se podría decir que no servía para nada, la única puerta que había en esa habitación era la de la salida, no había baño lo cual se me hizo algo muy extraño porque naturalmente en cada habitación hay un baño, debería haber un baño pero no no hay un baño; muy al fondo de la habitación había un pequeño clóset que estaba mirando hacia la cama.

- Oh, - empecé a escuchar una voz que se me hizo muy familiar- ya despertaste.

No podía verlo bien, veía un poco borroso, pero a juzgar por su voz y la silueta que podía ver daba la impresión de que era un hombre muy musculoso y alto, por alguna razón este hombre estaba mirando hacía el clóset quitándose una camisa con botones. Me quedé mirándolo, por alguna razón cada momento en el que se quitaba la camisa, se veía muy sexy, no podía dejar de mirarlo, cuando de repente voltea a mirar hacia mi, voltee mi cara lo más rápido posible para así ocultar mis mejillas sonrojadas.

Mire hacia el lado en el que estaba el hombre, mi vista se había aclarado, era Damián.

- Bueno,- se subió a la cama y se acercó a mi, a tal punto que nuestras caras estaban a centímetros - esto es lo que pasa cuando no cumplen mis ordenes, ¿Estás listo conejito?

- N-no, alejate de mi, no - intentaba moverme, pero no servía para nada - hijo de puta, quítame estos amarres.

- ¿Por qué dejar- cada vez que hablaba, tocaba y acercaba su mano a mi entrepierna- escapar a una presa tan seductora?

- ¡No, no por favor-A empecé a sentirme agitado, no quería esto, ¿Por qué me pasan este tipo de cosas?- no, NOOO!

...









Mi Estúpido Jefe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora