Salí a la puerta de la casa y llamé a papá mientras sostenía el paraguas, pero no hubo respuesta ya que su celular estaba apagado. Resignada metí mi celular al bolsillo de mi chaqueta y abrí el paraguas para protegerme de la lluvia que no cesaba, entonces caminé y mientras mas me acercaba a la parada de buses mas tenia un mal presentimiento al dejar a mi madre sola en casa. En mi mente un mal pensamiento se produjo y al instante me detuve << no te preocupes, todo estará bien>> me convencí a mi misma de que nada malo pasaría, las gotas caían al pavimento húmedo y en un charco vi mi reflejo deformándose por las ondas. Cuando llegué al paradero de buses subí al bus que me dejó frente a la estación de policía.
En la estación trabajaba un viejo amigo de mi padre, el oficial Hernández, me acerqué a él porque quizás podría ayudarme con las huellas que encontré en mi ventana. Estaba en su oficina atendiendo una llamada, toqué en el marco de la puerta y levantó su mirada.
— Pero miren nada mas, la hermosa Anna Rose — no lo veía desde que tenia doce años, la ultima vez fue en mis cumpleaños y por error casi enciendo toda la casa al dejar caer las velas sobre el mantel de la mesa — que rápido has crecido — prosiguió hablando.
— Hola oficial Hernández — él era el único en toda la estación que mantenía siempre de buen humor, y en el único que podía confiar, por lo tanto le decía tío Hernández cuando era una pequeña — ha pasado tanto tiempo.
— Oye Anna. No seas tan cruel, dime tío, soy como de la familia — desempolvando sus recuerdos dijo — aun recuerdo todas tus travesuras, hacías enojar mucho a tu padre — soltó una carcajada — pero cuéntame ¿Qué te trae por aquí?
— Esta bien, tío Hernández — saqué de mi bolsillo las muestras de las huellas — solo quería pedirte un favor.
— Por su puesto, el que sea.
— Bien. Necesito saber de quien son estas huellas — el oficial Hernández se acercó para tomar las muestras.
— De acuerdo, pero dime ¿Por qué quieres saber a quien le pertenece estas huellas? además es extraño que me lo pidas a mi y no a tu padre.
— Pienso que quizás la persona detrás de estas huellas sea el causante de las desapariciones, y mi padre no me escucha, nunca lo hace.
— ¿Qué esperabas? tu padre es un viejo margado. Espérame un segundo, iré a que revisen en la base de datos estas huellas.
Hernández salió de la oficina y casi una hora después volvió.
— Lamento decirlo, pero no encontramos nada en la base de datos — el oficial Hernández estaba tan extrañado como yo — es como un fantasma, esta fuera del sistema.
— ¿Cómo puede ser posible eso?
— Mmm, bueno sea quien sea quizás al nacer nunca fue registrado y así se ha mantenido todo este tiempo — dijo sobando su mentón.
Salí de la estación de policía directo a la casa de Jean, quería aprovechar su ausencia ya que estaría en clases toda la mañana. Esta vez la ventana estaba con seguro, entonces tomé una piedra de su jardín y lo lancé contra el vidrio, al intentar pasar por la ventana rota me hice un pequeño corte en la palma de mi mano con los fragmentos del vidrio de la ventana, caminé hasta la puerta verde e introduje la llave y la puerta se abrió. Desde la escalera se veía una luz roja en el sótano, al bajar pude notar que el sótano era un cuarto de revelado, habían fotografías colgadas por doquier pero ni un solo rastro de Camila y las otras chicas desaparecidas.
Desde el primer piso se escuchaba pasos de una persona y el crujir de los fragmentos de los cristales al ser pisado, intente esconderme pero en mi descuido dejé caer un maso que estaba sobre la mesa, aquel maso tenia una mancha de sangren que parecía ser reciente, almeno de uno o dos días. Desde mi celular llamé a la estación de policía, estaba segura de que si no lo arrestaban de homicidio, lo harían por sus fotos. Por la escalera vi asomarse un par de pierdas bajando uno detrás del otro.
— ¿Anna? — aquella persona era Jean Dalas — ¿Qué haces aquí?
— No te acerques Jean — quise ser directa, así que no dudé en preguntarle sobre la pelirroja muerta — dime ¿tu mataste a Megan Johnson? — Dalas se quedo frio ante la pregunta, y como si la culpa le estuviese consumiendo dijo.
— Lo lamento, no quería hacerlo te lo juro, pero él... él me obligó hacerlo.
— ¿A quien te refieres? ¿Acaso hablas de Harry?
— Lo siento Anna, pero ahora debo matarte a ti también.
Oficial Hernández
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Secuestrada
Gizem / GerilimEn las calles tranquilas de Oxford un hombre con máscara de gas acecha hermosas mujeres, tras el misterio de las desapariciones Anna Rose, hija de un oficial de policía se ve obligada a resolver el misterio ya que su mejor amiga no volvió a casa dur...