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• Sian •

—¿Todo listo? —Pregunta Karina.

Yo reaccionó y regresó al mundo después de que las palabras de Lorraine se grabaran en mi mente como un cassette que no deja de repetirse una y otra vez. Mire los ojos de Karina, su mirada era tan inocente, a pesar de tener más de 22 años se notaba su corazón puro, no tenía culpa de nada.

—¿Amor? ... ¿Estas bien? —Pregunto de nuevo al ver que no dije nada.

—Si ... Todo está bien cariño, no te preocupes — le dedique una sonrisa y dejé un beso en su frente, tuve la intención de besarla como normalmente las parejas suelen hacer. Pero nunca lograba ser capaz de eso, era como si algo me dijera que sería traición si lo hacía.

—Te preguntaba si ya todo estaba listo.

—Si, ya estamos listos para salir a Madrid.

Tome las maletas más pesadas y las lleve a la salida, volví a la habitación por mi chaqueta, abrí el armario y la saque. Entonces cayó una cajita de madera, inmediatamente la reconocí, la tomé en mis manos sabiendo perfectamente que contenía en ella , no quería abrirla pero mi instinto me obligó a hacerlo.

Me senté sobre la cama y la abrí, lo primero en relucir fue aquella carta que con dolor y lágrimas había leído, verla una vez más me causaba aún una punzada en el pecho, la quité dando paso al resto de contenido que había. Varias fotos de ella, fotos que alguna vez tome para jamás olvidar su rostro o algo de ella cosa que funcionó de maravilla porque aún recuerdo cada detalle de su ser.

Quité las fotos, bajo esa pila de imágenes se vio entonces un escrito, era mi letra al parecer, lo tome y lo leí, cada palabra y cada detalle escrito en ese trozo de papel, relataba esa vez en que por primera vez logré sentir que sería mía. Una ilusión que recorrió mi alma en ese dulce momento, no pude terminar de leer lo que decía, me partía en dos cada verso.

La vida había sido totalmente injusta conmigo. Primero me había elevado demasiado alto en un mundo donde me veía a su lado siendo feliz como alguna vez lo fui, pero en breves instantes me lo había quitado todo dejándome solo un triste recuerdo de lo que alguna vez fue mi felicidad.

—¿Cariño? ... ¿Esta todo bien? —Karina llamó desde la puerta.

—Si ... Enseguida voy — tomé aquel escrito y lo guarde en el bolsillo de mi chaqueta.

Volví a guardar todo en la cajita y la deje en su lugar, caminé rápidamente hasta el auto y me senté junto a Karina, la observe con atención, Lorraine tenía razón, Karina se parecía a Karen en muchos aspectos físicos, pero no era ella y jamás lo sería.

Me saqué el nombre y el rostro de Karen de la mente, no iba a agobiarme una vez más por eso, no podría permitir que los recuerdos me atormentaran.

Llegamos al aeropuerto y tomamos el vuelo hacia Madrid, tome la carpeta con las indicaciones y con la información necesaria para realizar mi misión.

Subimos al avión y enseguida empecé a leer los documentos, la primera página era el expediente de Anders, era inteligente y por suerte tenía la ventaja de que no sabía cómo era yo, ni me había visto.

Pase la página, tenía las instrucciones de lo que haría, era algo de lo que tenía que tener mucha precaución.

El trabajo consistía en adentrarse en su escuadra, es decir debo hacerme pasar por uno de los sicarios novatos. Trabajaría con él aproximadamente una semana, esto para empezar a saber cómo es que son sus movimientos.

Lo primero era asistir a la reunión que se llevaría a cabo en un salón donde se presentaría un evento para cazatalentos, cosa en la que no teníamos absolutamente nada que ver.

Al ver lo que iniciaría en el negocio empezaría a elaborar mis movimientos para atraparlos uno a uno. Empezando por sus guardas de cuarto, una vez terminara con ellos iría con la fase de los sicarios, luego sus protectores personales y por último sus socios y el.

No sería fácil, pero tenía que lograrlo, en cuanto a Karina, ella se encargaría del trabajo de rastreo y cómputo desde la oficina, con todas las medidas necesarias para que nadie sospechara de mi. Todo estaba planeado y cubierto.

Suspire y mire por la ventana cerrando la carpeta, el atardecer estaba presente y yo solo pensaba en empezar mi trabajo.

Aproveche para dormir unas horas antes del aterrizaje, no estaba cansado pero si me hacia falta dormir para tener algo de paz mental, cuando desperté se dio el aviso de que aterrizaremos en unos cuantos minutos.

Me abroche el cinturón y en menos de lo que creí, ya habíamos pisado tierra, baje del avión junto a Karina y dentro del aeropuerto tomamos nuestro equipaje.

Pedimos un taxi y nos encaminamos a nuestra estancia.

—¿Nervioso? —Karina sonrió cerrando la puerta del auto.

—No, claro que no, solo pensativo.

—¿En que tanto piensas?

—En el plan, pienso mucho en el plan. Solo quiero que todo salga bien — respondo sin quitar la mirada de la ventana.

—No te preocupes, todo estará perfecto — ella posa su mano en mi hombro, la miro, no deja de sonreír y eso en parte me reconforta.

—Confío en que así será — tomó su mano y la acarició con mi pulgar.

El auto se pone en marcha y no demora en dejarnos en nuestro hotel.

Subimos las maletas y nos instalamos en el lugar, Karina se cambia y se acuesta a dormir, mientras yo me quedo sentado frente al gran ventanal, mirando la noche, había esperado tiempo para por fin estar donde estoy.

De nuevo repase lo que tenía que hacer, no podía fallar nada, no podía faltar ni el más mínimo detalle.

Una vez estuve seguro de que el plan estaba grabado en mi mente, tome la carpeta y la queme en la chimenea, no debería tener nada de evidencias que pudiera poner en riesgo nuestro trabajo.

Me acosté bajo las cobijas y me acomode mirando el techo. Todo tenía que salir de maravilla, mañana me presentaría frente al mismísimo Anders y empezaría mi operación para tomar venganza.

Cerré mis ojos buscando conciliar el sueño y a través de eso a mi mente volvió aquel momento con detalles, ese momento donde fui feliz, un momento donde tuve la oportunidad de grabar cada detalle de su cuerpo, cada caricia y cada beso, cada palabra y claro cada acción que había desatado aquel instante de amor y pasión entre ambos. No podía creerlo en serio la extrañaba demasiado aun y aunque ya había hecho mi vida, no podía borrar esos momentos. No me afectaba, ya no, tal vez ahora simplemente se trataba de aceptar el destino, de aceptar que ahora tenía un nuevo rumbo.

Me gire y abrace el cuerpo de la chica frente a mi, no solía hacer esos actos, pero debía empezar a avanzar, la abrace contra mi y hundí mi rostro en su cabello, era cálido estar así con ella, se sintió bien y con ayuda de una tranquila respiración, me dormí esperando el siguiente día.

•SOLO TÚ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora