•17•

22 24 20
                                    

•Karen•



Otra vez no había podido conciliar el sueño. Ya estaba acostumbrada a no dormir lo suficiente, había pasado una semana desde que Sian vino aquí y, me pidió perdón.



Me sentía más aliviada al saber que... Finalmente no me odia, pero no podía darme el lujo de seguir cerca de el, nada sería lo mismo y tenia que entender, lo mejor era que regresara.



Supe que eso haría ese mismo día, después de encontrar a Anders muerto en su propia mansión, no tenía nada más que hacer.



Decidí ir a despedirme de el, sería la última vez que lo vería, almenos era algo que había estado repitiendo en mi mente una y otra vez.



Me gire en la cama y fijé mi vista en la ventana, no hace mucho había empezado a amanecer y los primeros rayos de sol ya se hacían presentes por el cristal de la ventana.



Deje salir un suspiro y me levante de la cama, camine al baño y mire mi reflejo en aquel espejo mediano. Ya no me sentía yo, no cuando me veía así. No veía ningún rastro de lo que alguna vez había sido.



Frota mi rostro con mis manos y me metí a bañar, una ducha caliente era más que necesaria en ese momento. No demore mucho y al salir mi vista se fijó en aquel colgante, aun conservaba ese collar conmigo pero era hora de dejarlo ir.



Salí del baño envuelta en la toalla y me senté en la cama. Respire hondo y desabroche la cadena que pendía en mi cuello, la observe una última vez y abrí el cajón de la mesita de noche. Deje caer la cadena con cuidado dentro de el y lo cerré sintiendo mi cuello desnudo.



Me vestí rápidamente y baje dejándome invadir por el silencio de la casa. Todos aún dormían menos yo claro.



Tuve la gran intención de hacerme algo para desayunar, pero realmente mi apetito se había esfumado hace días, por lo que solo tome un poco de jugó. Mire la hora en el reloj, faltaba poco para que Sian tomara su avión.



Camine hasta la puerta y respire pesadamente, tome mi abrigo y salí de la casa en dirección al aeropuerto.



Camine unos metros y luego tome un taxi, en todo el camino no despegue mi vista de la ventana, tenía nervios y no voy a mentir, no era para nada fácil dejar que se fuera así como así sin aguantar las ganas que tenía de decirle que se quedará junto a mi, que se quedará y que no se fuera nunca más.



Aun así, ambos sabíamos muy bien que era mejor que el regresara y cada quien siguiera su vida. Yo no podía volver y aunque pudiese no lo haría, debía seguir mi vida y como no quería que el estuviese acorralado decidí dejarlo ir.



Llegue al aeropuerto y baje del taxi, pague sin mirar si quiera al taxista y enseguida camine dentro de las instalaciones del lugar, empecé a buscar a Sian con la mirada, aun no me decidía si dejar que el se de cuenta de que vine o no.



Camine aún más por entre tanta gente sin encontrarlo. Dieron aviso del vuelo que saldría hacia Miami y presentí que por allí cerca, estaría el.



No me equivoque y después de caminar por un rato di finalmente con el, hice un esfuerzo por mantenerme anónima o lejos pero que más daba, no es que sirviera de algo esa actitud.



Me quedé en un lugar exacto, el no tardo en reconocerme y enseguida se acercó a mi con un ligero trote.



-si viniste... -dijo al verme y sonrió algo triste.



-creí que... Estaría bien despedirme-fue mi respuesta sin verlo a los ojos.



-me alegra que lo hayas hecho, te voy a extrañar.



En mi, deseaba que no dijera eso, menos cuando en ese momento me era tan complicado mantenerme estable emocionalmente.



-espero que, te vaya bien. Próspera mucho, se que te ira mucho mejor que a mi- y no mentía, sabía bien que el tenía ahora muchas más oportunidades que yo.



El silencio invadió entre la conversación de ambos, no fui capaz de abrir la boca de nuevo y el parecía querer hacerlo pero no sabía cómo.



-el vuelo 23-15 hacia la ciudad de Miami, partirá en 10 minutos, por favor abordar-se escucho en los altavoces del aeropuerto.



-es mi vuelo-lo mire por primera vez a los ojos en esa conversación.



-suerte... -forcé una sonrisa.



Lo acompañe a ir por sus maletas y hacia la entrada del avión, ninguno de los dos dijo palabra alguna por el camino y no sabía si era bueno o era malo.



El encargado de revisar el equipaje ayudó con sus maletas y nosotros caminamos una vez más en dirección a la puerta del avión.



-creo que... Este es el adiós-digo mirando la puerta abierta frente a mi.



-No quisiera que fuera así. Si me pides que me quedé lo haré... -me dijo sin quitar sus ojos de los míos.



-sabes que lo mejor es esto. No te diré que te quedes aún cuando sabes bien que, es lo que más deseo ahora-confesé.



El asintió y bajo la vista por un momento.



-entonces si, es el adiós. Por ahora-sonreí triste, el aún tenía esperanzas de que volveríamos a vernos. Pero yo ya no.



Sentí su mano pasar por mi cuello en busca del colgante, tenía que entender que en serio debíamos iniciar de nuevo.



-creo que, en serio estas dispuesta a iniciar otra vez... A olvidarme-afirmó.



-no lo haré, no sabría como... Pero es mejor iniciar de cero, a pesar de que ahora solo quedemos con recuerdos-dije y desvié la mirada.



Una de las azafatas nos indicó que partirían en breves minutos.



-dime que me quedé contigo y no valla.



-Sian, no lo haré...



Suspiro rendido y poso su mano en mi mejilla, sentir su tacto me hacia entristecer aún más.



-Adiós, Sian-pronuncie con la mirada fija en la suya.



-adiós, Karen-se acercó a mi y pego sus labios a los míos en un beso suave, como el primero que alguna vez nos dimos. Entonces ambos supimos que sería el último- te amo... -susurro sobre mis labios y se giro para subir al avión.



Volví al aeropuerto y fui testigo de su partida, observando como aquel avión se iba hasta quedar fuera de mi campo de visión.



-No te olvidaré... No cuando solo tú, me hiciste sentir lo que nadie más hizo.


•SOLO TÚ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora