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•Sian•

La conciencia me reclamaba lo que había hecho. Me hacia sentir un asco, Karina no merecía ese trato, el haberme acostado con ella de esa manera tan seca y tan fría no me dejaba tranquilo. Tenía que hacer algo, tenía que decirle la verdad antes de volver con ella a Miami. Ella me había notado extraño la noche anterior y que en la mañana simplemente la despierte para quitarme las ganas era acto de egoísmo. Solo estaba pensando en mi mismo y no le estaba dando importancia a ella: una chica que me brindó su apoyo y amor. Así que esa tarde luego de llegar de los servicios de Anders decidí hablar con ella.

—Karina. Necesito decirte algo importante—dije por medio de la llamada.

—¿esta todo bien? —su voz me hacia todo difícil.

—No exactamente. Pero es mejor que te lo diga en persona—solté un suspiro pesado.

—Esta bien. Hablaremos cuando regreses... Te amo—¿Por qué lo hacia tan complejo? Podía haberse ahorrado esas últimas palabras.

—Esta bien, hablamos cuando regrese—no espere más respuesta y colgué.

No me sentía bien haciendo eso que hacia con ella. No quería que siguiera ilusionada cuando no debía y menos ahora que mi cordura y mi cabeza están hechas un revuelto. Me arregle el traje y volví a mi puesto, ahora debía concentrarme en terminar esta misión o de lo contrario tendría también problemas laborales.

***

Ahora estaba esperando por la aparición de Karen. Como siempre ella debía estar ahí para recolectar pruebas y luego irse, se le estaba haciendo tarde pues según lo que había logrado darme cuenta tenía sus horarios para estas cosas, pero aún no aparecía y eso me frustró.

Espere un rato más pero nada. Empecé tal vez a enojarme o preocuparme era difícil de saber cuando la odiaba y al mismo tiempo la deseaba. Di un último recorrido al lugar que empezaba a parecer sólo.

Pero estaba demasiado cegado como para saber que era lo que estaba pasando ahora. No abrí los ojos realmente hasta que sentí un arma detrás de mí cabeza. Me gire lentamente con las manos arriba para saber de quien se trataba.

—Sian... que bueno volver a verte—era Anders y al parecer me había descubierto.

—Anders...

—eres astuto muy astuto... pero dime ¿realmente creíste que... no te reconocería? —sonrió de manera ladina.

—no lose

—no soy estúpido... supe que eras tu desde la primera misión de novatos. No te mate porque espere a que hicieras algo, efectivamente lo hiciste de manera muy precavida. Pues nadie lo noto y las cosas se hicieron cuando estabas frente a mi, los tuyos son muy astutos pero para tu desgracia ya sabemos quien te ayudó y que lastima me da por ella. Yo no soy Víctor. Por lo que cuando hago las cosas las hago bien y sin rodeos, mi pésame para ti—por mi mente pasaron un millón de escenas, si sabían que era Karen entonces tal vez ya la había matado realmente.

Sin embargo era ilógico así que solo me quedaba pensar en que era Karina. O tal vez Anders estaba jugando con mi mente y me quería hacer creer que tenía a alguna cuando solo sabía de mi.

—no sabes mentir Anders—musite arriesgándome.

—vaya... pero que astuto—fue su respuesta mientras bajaba el arma.

No dije nada y espere a su siguiente movimiento.

—bueno... si se quien te ayuda. También se donde está... y soy un hombre de negocios no de muertes, así que si alguna información de la que sabes se filtra. La mató—me dice serio—por ahora es mejor que sigas trabajando como lo haces para mi. Estas condenado.

Salió caminando por el pasillo dejándome solo de nuevo. No sabía si se refería a Karina pero era lo más probable, pues según todos Karen había muerto.

Seguí con mi turno pensando ahora en una solución para poder hacer algo con lo que ahora estaba pasando y con lo que ahora Anders había descubierto, si las cosas seguían empeorando entonces tendría que darme por vencido y limitarme a que la vida me diera golpes de donde no sabía que salían.

Al terminar el turno salí de la mansión y me dirigí al departamento a una gran velocidad, tenía que llegar y ponerme a trabajar de manera rápida. Llegue y en cuanto llegue me encontré con Karen en la entrada.

—vengo a entregar esto—me dice de manera fría. Como si simplemente no me conociera—los deje completos anoche, así no tendrás que volver a verme. Regresa con ella a Miami y sigue tu vida.

Miro la carpeta que me extiende y la tomó. Todo está organizado y listo para ser enviado a Scarlet y Crystal.

—No puedo. Anders sabe quién soy—suelto como si ella fuera a hacer algo.

—llama a la agencia, con esto es más que suficiente para que se lo lleven—era obvia la respuesta.

—Karina esta en riesgo. Necesito que ella se aleje primero—digo más para mi que para ella. A este punto nose donde quedó la Karen que conocí alguna vez.

—Karina... bueno. No puedo decir nada Sian, se supone que estoy muerta y dime ¿Qué pueden hacer los muertos? —lo dice de una manera que me hace querer estallar pero no lo hago.

—sigues igual de egoísta no me sorprende ya—musito franco.

—así es... hay cosas que no cambian Sian. Se bien que te dañe demasiado... lo tengo claro, se bien lo cínico que fue eso. Pero necesito que sepas... que yo jamás en mi vida quise sentir amor o enamorarme, mi vida era el trabajo, para mi ese era mi único amor. Entonces llegaste tu Sian. Nunca pensé que te amaría como lo hago, pero así fue, quise olvidarme de ese sentimiento y seguí con este plan... pero no logre nada, necesitas saberlo. No para que sientas lastima ni para que dejes de odiarme, sino para que entiendas que yo a cambio de ti nunca quise esto pero igual se dio—sonaba sincera. Fría y seca, pero sincera.

—igual lo hiciste... no te costaba nada decirme o dejar alguna pista, nose...algo que me hiciera saber lo que querías. Yo me hubiese alejado,y no hubiese sufrido tanto. Pensaste sólo en ti Karen, tal vez hiciste esto para protegernos pero no pensaste en los sentimientos de nadie...eras lo único que me quedaba y lo sabias. Aun así lo hiciste.

—lose. Lamento todo lo que te paso... pero ahora tienes la oportunidad de volver a iniciar y seguir con tu vida—me sonrió. Una sonrisa que realmente no tome bien, ¿acaso no le quedó claro?.

Fruncí el seño y me acerque a ella demandante. Pose mi mano en su pecho y la aprisione contra la puerta, ese comportamiento solo me daba cuando ella sonaba tan egoísta y cínica.

—odio lo que hiciste y odio que seas tan egoísta Karen. Te odio porque no puedo continuar mi vida sin que estes metida en mi siempre. Te odio porque solo me causas quererte, te odio porque eres la única a la que deseo. Te odio porque te enterraste en mi desde que te conocí—susurre de manera firme en su oído—deja de ser egoísta, deja de pensar solo en ti.

Tome su mentón obligándola a mirarme a los ojos. Roce mi nariz con la suya y clave mis ojos en sus labios, esos que eran los únicos que deseaba.

—si estuviera siendo egoísta... no te diría que hicieras tu vida de cero—pase mi pulgar por sus labios para que no siguiera clavándome sus palabras como estacas.

Tenía que salir de aquí o de lo contrario me volvería más demente. Trague grueso resistiéndome a no tomarla y volver a marcar su cuerpo.

Karina volvió a mi mente y no podía con la culpa del pecado. Eso ya no me importó mientras tuviera a Karen frente a mi no me iba a importar nada. Plante un beso en sus labios, uno corto pero fuerte. La mire a los ojos y entre al departamento, subí a la habitación y allí estaba Karina con su mirada llena de dolor.

—la encontraste... ¿cuándo pensabas decirme? —pregunto parada frente a mi con los brazos cruzados.

•SOLO TÚ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora