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•Sian•

Habérmela cruzado luego de un par de copas tal vez no había sido lo mejor. Aun estaba consiente si, pero al mismo tiempo podía culpar al alcohol por no dejarme usar mi autocontrol, había Estado sentado frente a la ventana tratando de sentir alguna lastima por Karina, pero no lo lograba. Me era imposible buscar remordimiento de algo más que haber creído fielmente en las palabras de Karen, pero todo el tiempo que pase junto a ella dejó dentro de mi un hilo que no se puede romper. Maldigo por eso, por eso y por el hecho de que me cambio y enseño el mundo de manera diferente, pero una última instrucción había hecho falta, pues aún luego de tres años dependía de su cariño y de su amor. Maldita la hora en que la encontré.

Mire hacia la nada, ya no sabía que debía pensar. Mire las calles solitarias, todo en paz hasta que aparece Karen y allí pienso que ya me volví loco pero no, allí esta, caminando sola.

Pegue un golpe a la pared antes de salir por la puerta y acorralarla mientras la interrogaba y buscaba en su respuesta algo que calmara el dolor y las ansias de volver a tenerla conmigo. Bastó con  escuchar su voz, para terminar con mi autocontrol y pegarme a sus labios.

Aproveche en ese momento que estaba vulnerable y con ella en brazos volví adentro. Me empecé a agitar y a desesperar, sentí sus lágrimas caer ahora. Pero eso no me detendría, eso solo me impulsaba aún más, pues de algún modo eso para mi solo quería decir que ella no aceptaba que estaba siendo orgullosa y egoísta.

—se supone que me odias… —susurro despegándose de mis labios por un momento.

—te odio… —afirme y volví a besarla antes de que dijera  algo más.

Estaba bien  decidido a terminar con mi sentimiento. Me estaba enloqueciendo, no sentía desprecio de su parte, pero tampoco  correspondía a ningún toque que venía de mi parte.

Me molesto su neutralidad, pero eso no me impedía sentir la adrenalina y ansia de ese momento, una vez más la tenía para mi y así fue. No desperdicie tal oportunidad, sentí como un gran  peso me dejaba, sentí como ahora estaba más tranquilo. Di con toda mi fuerza, logre sacar toda mi rabia y todo el dolor en ese momento.

Caí a su lado y simplemente la observe, ahora estaba menos agobiado. Ella no abre los ojos, solo se gira y me da la espalda, tomó la Sabana y nos envuelvo con ella. No puedo quitar mi vista de ella, era real allí estaba viva, me había lastimado y salvado.

Me quedé así pasando mi mano por su cabello hasta dejarme caer en los brazos de un sueño profundo hundiendo mi rostro en su cabello dejándome inundar de su olor.

***

Abro los ojos y ya es de mañana, la luz del día me da en toda la cara. Me incorporó y siento un leve dolor de cabeza, era tal vez una breve resaca. Reparo a mi lado: no hay nadie, recuerdo todo lo de la noche anterior y ahora deseo olvidarlo, ya nose realmente que sea peor, me levanto de la cama rozando aquel lado vacío, aun sentía su olor.

Voy a la cocina y me preparó un té, eso del café no me caía nada bien, me giro y antes de preparar mi bebida encuentro una ya lista sobre el mesón, lo reconozco es ese líquido oscuro que alguna vez me llegó a gustar. Lo tomó en mis manos e inhalo el olor, incluso eso tiene su marca, estaba seguro que lo había hecho ella. Tome del contenido con mucho temor a probar esto de nuevo, algo dentro de mi me hacia estar seguro de beberlo.

Nose realmente si fue mala idea, pero eso me llevó atrás en mi pasado, en nuestro pasado. Deje la taza y deduje que si el café estaba allí, tal vez ella no se había ido. La desesperación me invadió y empecé a buscarla por todo el departamento, sin embargo no encontré nada.

Escuche el sonido de la alarma: tenía que irme con Anders. Deje de lado mis pensamientos y me enfoque en terminar el trabajo, tenía que salir de allí lo más pronto que se me permitiera o perdería mi estabilidad y mi autocontrol como la noche anterior. Salí del lugar directo hacia mi destino.

Una vez llegue me arme y me forme como normalmente se hacia, Anders me observo y simplemente sonrió.

—el día de hoy—dijo mientras pasaba delante de nosotros—vamos a buscar y a deshacernos de la persona que ha estado retrasando mis entregas y… provocando contratiempos en todos mis negocios.

Algo dentro de mi se alteró, algo simplemente me decía que ya sabía quien era.

—es una chica… a cada uno le daré una foto de ella—dice mientras reparte los papeles, tomó el mío y no quiero mirar—si la encuentran tendrán que traérmela. Viva o muerta.

No quiero mirar la foto, fijo mi vista en el hombre y el solo me sonríe de manera perversa y mala. Trago grueso temiendo lo peor y… debo voltear el papel, mi mano ahora tiembla y siento escalofríos ante lo que podría aparecer.

—no diré nombres. Ya que todo quedó claro…no hace falta recordar que quien falle—toma un arma y apunta hacia todos— es hombre muerto.

Cada uno asentimos, Anders dio la orden de que nos llevasen al lugar donde sería su próximo intercambio, según el allí debía aparecer la chica y allí mismo debíamos atraparla, ya sea viva o muerta.

Quería escapar de aquí y tenía que improvisar si no quería seguir allí, no estaba dispuesto a matar a nadie que fuera de los míos así que decidí afanar el plan para salir de allí. Nada me frenaba excepto la foto, la maldita foto que podría contener cualquier rostro.

Apreté los puños sobre mi pierna y sin más le di la vuelta a ese maldito pedazo de papel que me tenía con una mano en todo mi corazón, tome aire y trate de ocultar mi nerviosismo, el rostro en el pedazo de papel se hizo ver y entonces tuve que diseñar el plan una vez más.

•SOLO TÚ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora