La policía de E.U.A esta teniendo problemas con lo que parece ser una red de trata de blancas, L se ofrece a ayudarles pues a encontrado interesante el misterioso caso, sin embargo, resolverlo cambiará su vida de una forma que nunca pudo imaginar.
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(____)
–¡Que tenga linda noche, vuelva pronto!
Despedí con una sonrisa cortés a los últimos clientes de la noche, soltando un suspiro agotado antes de recoger los platos y cubiertos que habían dejado en la mesa, llevándolos a la cocina para que los lavaran. Cuando entré al lugar me recibió el ajetreo de los chefs y cocineros dejando uno a uno sus puestos, relevando el resto del trabajo a los encargados de la limpieza.
Dejé los platos en el fregadero para que los lavaran mientras yo me preparaba para regresar a casa, sin embargo, antes de que pudiera salir de la cocina una mano me sujetó de forma algo brusca del hombro deteniendo mi camino, volteé completamente para ver de quien se trataba.
–(____), no olvides que hoy te toca lavar los baños. – Habló con una sonrisa maliciosa mi superior.
¿Recordar? Siempre me pide hacer cosas fuera de mi horario de trabajo a ultimo minuto, no es como si me avisara con antelación en caso de que tuviera algún compromiso, además se supone que esas tareas son trabajo de los empleados de limpieza, no mías. Sonreí amablemente, ocultando mis ganas de reclamarle por el claro abuso de poder.
–Por supuesto. –Una pequeña risa salió de su boca antes de soltar mi hombro y dejarme ir.
Mi sonrisa falsa se desvaneció con forme me alejaba de la cocina, en realidad ya estaba familiarizada con este tipo de trato, nunca es algo personal contra mi o contra mis compañeros de trabajo, simplemente son personas a las cuales les divierte ver el sufrimiento ajeno, así que discutir con alguien así solo me llevaría a que ese pequeño juego de fastidiarme se convierta en una constante tortura, no podía permitirme eso.
Tomé el trapeador y la cubeta lista para dirigirme a los baños, donde seguramente pasaría las próximas dos horas limpiando, mi único consuelo es que al llegar la quincena este tiempo invertido se vería reflejado en mi paga.
Masajeé sobre la ropa mi espalda baja, sintiendo el frío empeorar un poco el dolor provocado por mi arduo trabajo ¿Quién diría que a mis 20 estaría así de adolorida?
