La policía de E.U.A esta teniendo problemas con lo que parece ser una red de trata de blancas, L se ofrece a ayudarles pues a encontrado interesante el misterioso caso, sin embargo, resolverlo cambiará su vida de una forma que nunca pudo imaginar.
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Si (____) hubiera ido directo al punto
Al día siguiente de mi llegada a la casa de los Yagami le pedí al mayor que me llevara con el a la jefatura, sabiendo que ese mismo día el famoso detective se aliaría con ellos.
Salimos del hogar sintiendo el frío mañanero de la ciudad, afortunadamente Soichiro contaba con automóvil así que no tendríamos que enfrentarnos al clima por mucho tiempo. Al llegar al edificio, baje a su lado esperando ver algún auto lujoso estacionado en algún lugar, afortunadamente lo encontré de inmediato «Genial, el ya esta aquí».
Ingresamos a la jefatura, encontrándonos con un hombre misterioso el cual vestía un saco negro enorme y un gorro que cubría su rostro, quise acercarme de inmediato pero primero dejaría que comunicara lo que debía, así que simplemente me senté alejada de los demás mientras esperaba que terminara su junta con la policía.
–Kaigi wa owarimashita ¡Arigatōgozaimashita!– Celebró Matsuda, anunciando así el final de las 4 horas mas largas de mi vida, aunque me emocionaba estar en persona en una de estas reuniones, realmente no eran muy entretenidas si no entendía nada, extraño los subtítulos.
Antes de que el misterioso hombre saliera de la jefatura, corrí tras el extrañando a Soichiro quien solo observaba la puerta tras la que había desaparecido. Tomé la manga del saco del hombre una vez lo alcancé y comencé a hablar.
–Señor Watari, por favor escúcheme.– Hice una pausa para respirar, el aire me faltaba un poco debido a mi carrera.– Se quien es Kira, se como asesina y no se imagina desde donde vengo para darle esta información.
Miré su rostro oculto esperando algún indicio de que me creía, sin embargo se soltó de mi agarre cortésmente y comenzó a avanzar a la salida, tachando mi premisa como una mentira. Apreté el puño indignada por su rechazo y grité con toda la fuerza que pude, logrando así llamar su atención.
–¡¡L tiene cabello negro y ojeras bajo los ojos, mide 1,78 y es un chico de 24 años que ama comer cosas dulces, tamb-Mmph!!–Antes de poder continuar con mi listado de características del detective, Watari regresó a paso apresurado para cubrir mi boca en caso de que alguien cercano pudiera entender mis gritos en español, sin embargo por los rostros confundidos de policias y civiles a nuestro alrededor, era seguro que solamente el me entendía.
