La policía de E.U.A esta teniendo problemas con lo que parece ser una red de trata de blancas, L se ofrece a ayudarles pues a encontrado interesante el misterioso caso, sin embargo, resolverlo cambiará su vida de una forma que nunca pudo imaginar.
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–Okay, es suficiente.– Me armé de valor y me paré frente a todos, quedando en el centro de la disputa que explotaría si no hago nada.– Esto es una investigación para atrapar a Kira, no un juego de citas. Iré con Misa, ustedes resuelvan lo que sea que es esto.
Salí de la habitación bajo la atenta mirada de los demás, una vez fuera de la habitación solté un suspiro y saqué el teléfono para mandarle un mensaje a Misa, quien accedió a tener una "noche de chicas" en su departamento, me mandó la dirección e insistió en que fuera directo a su hogar y no me preocupara por el cambio de ropa -Debo conseguirle un trato a Misa con la policía, esta mujer es un amor-.
Avisé a Sachiko de mi estadía con mi amiga, guardé el teléfono y salí del edificio antes de que Light pudiera alcanzarme, no me gustaría que pareciera que estoy del lado de alguien, si el castaño creyera que estoy de su lado entonces me arriesgaría a ser involucrada -Más de lo que estoy- con Kira, en cambio si pareciera que estoy del lado de Ryuzaki, Light me vería como una posible amenaza, lo mejor será parecer neutral dentro y fuera del caso.
Tomé un taxi y le di la dirección que Misa me había mandado, las calles de Japón ya se encontraban obscuras por lo que el alumbrado publico y las luces de los locales que se encontraban abiertos eran lo único que iluminaba la ciudad. Me entretuve viendo los distintos establecimientos a través de la ventana, hasta que llegamos a mi destino, pagué al conductor y bajé del vehículo.
El edificio donde Misa vive es bastante bonito, no parece un lugar donde viviría una modelo famosa pero es un buen lugar para pasar desapercibido, supongo que por eso vive aquí. Subí las escaleras del inmueble hasta el quinto piso, toqué la puerta y no tuve que esperar más de 10 segundos antes de que la rubia me abriera la puerta emocionada.
–¡Me alegra que hayas llegado! Pasa, siéntete como en tu casa.– Me recibió con una sonrisa deslumbrante, muy brillante.
–Gracias por recibirme de imprevisto.– Rem me observaba indiferente tras Misa, se alejó de la entrada y se perdió por el pasillo, supongo que ya confía un poco más en mi ¿No?
–No hay problema, puedes venir y quedarte cuando quieras.
Una vez cambié mis zapatos por unas pantuflas con las cuales podría estar por el lugar, seguí a Misa hasta la sala, un sofá con forma de L de un color negruzco con cojines crema, una pequeña mesilla en el centro y una planta junto a la ventana cuyas cortinas impedían que el exterior fuera visible era lo primero que encontrarías al entrar, teniendo el mueble donde estaba la televisión pegado a la pared contaría al sofá.
