La policía de E.U.A esta teniendo problemas con lo que parece ser una red de trata de blancas, L se ofrece a ayudarles pues a encontrado interesante el misterioso caso, sin embargo, resolverlo cambiará su vida de una forma que nunca pudo imaginar.
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Este capitulo no ha sido editado, por lo que difiere del capitulo anterior
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Cuando el sentimiento de caída me abandonó me armé de valor para abrir los ojos, encontrándome esta vez en un callejón de una calle que no conocía. Miré confundida mi alrededor ¿Donde estoy ahora? Sentí entonces el áspero tacto del cemento y la suciedad bajo mis dedos, seguía desorientada cuando me di cuenta de que mi guitarra, mi libreta de canciones y mi teléfono se encontraban dispersos en el suelo.
Me levanté y tomé mis pertenencias para dirigirme a la calle principal, pero para mi sorpresa los textos a mi alrededor estaban escritos en otro idioma, cada uno de ellos tenían kanjis que no podía reconocer ni leer. Busque una explicación coherente a mi alrededor, sin embargo cuando agudicé mi oido noté otro detalle importante: «Todos están hablando en japonés»
Tomé una bocanada enorme de aire -sin darme cuenta de que llevaba un buen rato sosteniendo la respiración-, no sabía como llegué a Japón en un parpadeo, pero estaba segura de que buscar una explicación no me serviría de nada ahora mismo. Tuve sentimientos encontrados con mi nueva ubicación: Me sentí emocionada de encontrarme en el país del sol naciente sin ni si quiera gastar un centavo, pero me preocupaba el hecho de que no conocía el idioma mas allá de unas pocas palabras que aprendí gracias a la música y el anime.
Decidí dirigirme a una embajada para buscar ayuda, por mucho que me emocionara estar allí no podría hacer nada sin dinero, identificación ni comunicación.
Caminé por las calles buscando algo que me indicara a donde ir, me moví junto a la ola de personas que seguían el mismo camino que yo. Durante un rato estuve bastante distraída observando los alrededores, maravillándome con cada cosa que encontraba -aunque no entendía nada de lo que decían los anuncios-
Llegué a un cruce peatonal, deteniéndome para esperar a que los demás comenzaran a avanzar, sin embargo un dialogo que sonó muy familiar para mi llegó a mis oídos. Alcé la vista hacia el gran televisor que mostraba lo que parecía ser un corte de la programación.
