-... ¿No es así? -Dije emocionado por tener a alguien que escuchara mis historias, sin revelar que era agente-
Como no recibí respuesta alguna mire hacia Guillermo y "Oh sorpresa" se había quedado dormido desde quien sabe que momento, ¿Qué este chico no duerme en casa?. Lo moví un poco para ver si tenia su sueño ligero pero al no tener su reacción note el bastante sueño pesado que carga.
-¿No te llamaras Guillermo Tronco Díaz? -Solté una pequeña risa ante mi propio comentario-
Estaba decidido en tomar su móvil y si se despertaba en el proceso le diría que se le callo, ya que tenerlo en el bolsillo trasero no es muy seguro que digamos. Cuando mi mano ya había tocado el objetivo lo tome y en el justo momento que estaba por sacarlo un salto y el grito de Diaz detuvo el procedimiento.
-¡Aaah! -No se que me detuvo por un momento el corazón, si su grito o el que casi podía cometer un error-
-Ostras... -Una leve risa salió de mi boca- ¿Pero qué ha pasado?
-Tu, tío... -Una respiración rápida fue calmándose, parecía que un mal sueño se había apoderado de Guillermo- Me has dicho que me protegerías
-... -Me quede analizando la situación-
¿Protegerlo de qué? Tal vez fue una pesadilla demasiado fuerte, ¿A qué tanto le temería un Díaz? Probablemente sea un trauma que le trajo el estar con su padre o, tal vez, el primer trabajo que hizo para ayudar a su familia.
-No te quedes embobado -Las flores que reposaban sobre Guillermo estaban a punto de caerse y, como no pude dejar que estas perdieran su belleza, en un rápido movimiento estire uno de mis brazos y las sostuve- Ostras, casi se arruinan
-No es nada, un crack como yo puede con todo -Le guiñé el ojo, bromeando-
-Eso es mentira -La mano del achinado tomo la mía- Me has empujado del asiento y desapareciste de la nada, dejándome con esa aterradora ancianita y mosquitos
Mis ojos estaban concentrados en el agarre de nuestras manos pero después me concentre en el rostro de ese tonto chico, ¿Lo decía de verdad?. No pude aguantar mas y comencé a reírme, no podía creer que aquello que asusto tanto a un Díaz fuese una ancianita.
-Deja de reírte -Mi mano fue soltada y las flores que sostenían fueron sujetadas por Guillermo- No es algo como para burlarse, no es como si tu no tuvieras miedo de algo
-Tienes razón -Otra pequeña risa escapo de mis labios- pero yo no le tengo miedo a una ancianita y mosquitos
-Todo es por tu culpa, si no hubieses mencionado esas cosas pero... -Sus ojos rasgados permanecieron cerrados por un momento- ocurrió algo mas aterrador
-¿Qué puede ser mas aterrador? -Ya no podía esperarme algo tan fuerte de este chico-
-Vi tu arrugado rostro -Una sonrisa de burla se dibujo esta vez en el rostro del chico-
-Entonces tuviste el sueño mas magnifico de la historia - Mire un momento por la ventana, viendo que nos encontrábamos cerca de bajar- que aparezca así de gratis, con este bello rostro, has sido bendecido por los dioses
Un blanco fácil para mi misión. Pensaba que seria mas difícil el obtener algo de comodidad y confianza con el hijo de Robert pero al parecer será tan fácil como correr una maratón.
-Creo que necesitas unos anteojos -Una risa escapo esta vez de su boca- Venga, levantémonos ya
Mis ojos miraron rápido por la ventana y, después de que Guillermo se levantara, me puse de pie para así acercamos a la puerta de atrás, donde unas cuantas personas mas se encontraban esperando.
Después de que el bus llegase a la Carretera del cementerio de Nord se detuvo y abrió las puertas para que pasajeros subiesen y bajasen en su destino. Realmente me tranquilizaba viajar por carretera y aun mas por lugares concurridos, pero no tanto. No importaba su fuera en bus o en un carro privado, viajar por carretera es viajar por carretera.
-Ahora tenemos que tomar otro mas -Mis ojos volvieron a encontrarse con el rostro de Diaz, parece que hoy lo he visto mucho a la cara- solo espero que no tarde mucho
-¿Pero qué has hecho? -Mi voz fue de mayor sorpresa- Nunca en tu vida debes decir que no esperes mucho
-¿Pero qué dices? -Su vista se concentraba en la carretera y después me miro a mi- Si es la verdad, mientras menos tarde mejor para nosotros
-Es que no debes decir esas palabras -Movía mis manos- Creo que no lo sabes pero cuando dices que no llegue alguien que no quieres o también que llegue algo pronto esto hará lo contario que pides
No es como si quisiera revelar esta paranoia a los demás pero, sin importar quien sea, debe saber el poder contradictorio que podrían tener las palabras. La experiencia de joven me enseño muchas cosas y esta era una de ellas.
-No pensé que tu agencia tuviera guardaespaldas tan paranoicos -Volvió a mirar los carros-
-Oh eso... Es que tienen pura gente precavida -Me senté en esos pequeños asientos de metal, no quería quedarme parado-
-Oye pero no te sientes, eres un guardaespaldas y debes quedarte de pie -Una mirada de aquellos ojos achinados casi querían ver en mi alma- No puedo creer que mi padre te contratara para mi
-Para protegerte -Recalque- si dices solo contratarme para ti se escucha muy... Extraño
-¿No quieres tener un carro nuevo? -Las palabras salieron con una pequeña risa-
-¿Tendré que pedir el carro mas caro hasta el momento? -Parece que el chico comienza a abrirse poco a poco- No todos los días un chico con cara de vinagre te ofrece un carro
-Cara de vinagre te voy dejar si vuelves a decir eso -A pesar de que su cara se notaba serie note cierto toque de broma- Oye pero, ¿Por qué tarda tanto el bus?
-Ya te lo he dicho, nos has echado la maldición del tiempo -Me cruce de brazos y miraba cada carro que pasaba- ahora mejor no nos concentremos en eso
-Ah~ -Guillermo dejo salir un suspiro y se sentó al lado mío- Parece ser cierta esa maldición...
-Madre mía Guille, espero las flores no se sequen -Mire aquel ramo que estaba aun entre las manos del achinado-
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En cubierto
FanfictionSamuel De Luque tiene que atrapar al narcotraficante de España, pero para ello necesitara a un peón, él hijo del mismísimo narcotraficante. Guillermo Días Ibáñez es nada más y nada menos que él hijo de Robert Diaz, él mayor narcotraficante de toda E...