دياز

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Siento como mi pecho arde y mis ojos pican. Realmente se parece a ella pero no lo es ¿Como lo sería si fueron los hombres de mi padre quienes la capturaron?

Solo escuchaba el movimiento de las hojas que estaban en los árboles y las pizadas de nuestros pies. Cada pisada hacia que me perdiera en mis pensamientos, recordando el pasado.

-¡Cuidado! -Sentí como me tomaron bruscamente del brazo y me jalaban, para después ver como pasaba un carro rápido frente a mi- debes tener más cuidado

-Lo siento, solo tengo sueño -Mire como su mano me tomaba del brazo, no me soltaba, no quería que lo hiciera-

-Pon más atención, estamos por llegar -El agarre en mi brazo desapareció- creo que tendré que cuidarte más de lo que imaginaba

-No es necesario -El semaforo se puso en rojo, permitiéndonos el paso a los peatones- sólo fue un pequeño descuido

Comenzamos a caminar, me sentía extraño, sentía gente observandome mucho. Así que me puse al lado de Alfred para hablarle.

-Creo que nos están siguiendo -Dije serio, no me gusta que me sigan solo por mi padre- será mejor que apresuremos el paso

Sin esperar alguna respuesta camine rápidamente, para escuchar unos pasos tomar mi velocidad. Aunque habían varias personas podía sentir esas miradas que te persiguen, podrían llamarme paranoico pero realmente las siento. Desde hace poco siento que me vigilan, no sé cómo pudieron obtener mi información. Podrían tomar cualquier medio para atrapar a mi padre y yo podría ser una opción, el vulnerable Guillermo.

Seguíamos caminando por la acera, el viento frío chocaba contra mi rostro y las luces de los locales iluminaban los rostros de todos. Esta ocasión sentía mi departamento demasiado lejos, como si no quisiera protegerme del exterior.

-Llegamos -Solté un largo suspiro, después de ver cómo las puertas del elevador eran cerradas-

-¿Por qué decías que te seguían? -Alfred no parecía nada cansado, se veía bastante tranquilo-

-Sentí unas miradas desde que salimos de la cafetería -Me recargue en una pared de metal y lo mire- esas miradas que te siguen todo el tiempo, pueden ser agentes de policía internacional o peor

Me había quedado pensando en todo el camino para llegar aquí. Algunos rostros los vi por casi todo el camino, cuando miraba a un espejo y los veía cerca. Eran 4 rostros diferentes pero tenían algo en comun, su forma de caminar. Cada paso que daban se veía tan calculado y podría parecer a la de un ciudadano normal, pero podía notar que se veía totalmente calculado.

-No pareces sorprendido por haber sido seguido -Dije extrañado, cualquiera se sorprendería por eso-

-Te recuerdo que fui guardaeapaldas por mucho tiempo, a mi antiguo jefe y su hijo los seguían bastante - Se acomoda su ropa, ni una sola arruga tenia-

No dije nada más, no recordaba que antes también protegía a alguien más. El silencio inundaba el elevador hasta que dio fin por el sonido de una pequeña campana, avisando que ya habías llegado a nuestro piso.

Ambos salimos de aquel artefacto y nos dirigimos a nuestras respectivas puertas. Al ponernos frente a ellas nos volteamos a ver, creo que debería despedirme.

-Gracias por haberme esperado en la cafetería hasta que terminará de trabajar -Sonreí un poco, tenía que ser amable- y también por acompañarme

Aunque se que era su trabajo hacer todo aquello tenía que agradecerle, no hace mal agradecer algo. Aunque aún no fuera de mi total agrado tenía que hacerlo.

-No es nada, solo hice mi trabajo -Comento, con aquel semblante serio que normalmente tenía- ahora, con tu permiso, debo ir a dormir

-Claro, que tengas buena noche -Abrí la puerta de mi departamento e ingrese-

Deje las llaves sobre la mesa que estaba en la entrada y fui a la cocina. Necesitaba prepararme algo para cenar, no se me apetecía bajar a comer, así que busque algunos ingredientes para ver que podría hacer.

Después de encontrar lo que necesitaba comencé a preparar lo que comería. Prendí la estufa y el chef Guillermo hizo presencia en el apartamento. Sería una comida preparada por mi después de mucho tiempo.

-Con ustedes el mejor chef de todo el mundo Guillermo Díaz -Intente hacer una voz un poco más grave, para imitar a un presentador- quien nos mostrará sus habilidades culinarias

Me pase al otro lado de la barra y tomé una sarten.

-Muchas gracias por tal presentación, solo cocinarse un poco de lo que se... Espero y les guste -Y sin decir más comencé a cocinar-

Las veces que cocinaba solo siempre hacia lo mismo, me presentaba para cocinar y no sentirme solo.

Desde que comencé a vivir por mi cuenta las cenas son solitarias, las veces que veo una película no siento la presencia de alguien con quien poder verlas. No sé porqué estoy tan sentimental el día de hoy, pudo haber sido por pensar que la otra chica era Lanita.

Terminé de preparar toda mi cena y la serví en un plato, todo correctamente acomodado. Y me había sobrado más porción, así que la serví en otro plato y puse ambos en la mesa.

-¿Por qué serví la otra porción? Ahora tendré que lavar un plato más por usarlo innecesariamente -Me senté y comencé a comer, mientras miraba aquel plato con un lugar vacío frente a el- creo que Alfred tampoco ceno

Tome el plato demás y me sale de mi apartamento, para después tocar con mi mano libre la puerta de mi vecino.

Después de un par de minutos escuche unos pasos dirigirse hacia la puerta y después como esta era abierta.

-Buenas noches Guillermo -Vi la cara de Samuel y como su cabello estaba un poco humedo- ¿Ocurre algo?

-Hice para cenar y me sobró una porción para otra persona -Alce un poco el plato- y recordé que tu no has cenado por esperarme

-Muchas gracias por traérmelo -Sonrío y extendí una de sus manos, para después yo entregarle el plato- no tenias que preocuparte

-Solo es porque me sobró una porción extra -Cruce mis brazos y mire a otro lado- y por eso te lo traje, además de que no cenaste

-¿Ya terminaste de cenar tu? -Lo mire de nuevo-

-No, mi plato está en la mesa del comedor -Di medía vuelta y me dirigí a mi puerta- Provecho

-Si quieres podemos cenar juntos y así veré si el mio no tiene veneno de casualidad

-Ya quisieras ser envenenado por mi -Solté una risa- pero hoy quiero cenar solo... Con tu permiso -Entre a mi apartamento y me fue a cenar, recordándo cuando conocí a Lanita-

Eso era lo que siempre pensaba cuando me concentraba en el pasado, el peor pasado que pude tener.

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