من لوكي

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Mis ojos solo se centraron en esa espalda que iba cada vez mas lejos, hasta perderla de vista entre un gran árbol que se atravesó.

-Así que tu vienes a su tumba... -Me cruce de brazos y mire aquella lapida recién limpiada-

Por un pequeño momento me había sentido mal por Guillermo pero rápidamente me recupere, los Díaz fueron los culpables de varias atrocidades que ahora mismo sufrían algunas personas, quienes fueron separados de sus seres queridos. 

Por suerte Lana había sido rescatada hace tiempo y ahora ella y sus padres estaban bajo la custodia de la agencia, ellos ya se habían unido pero se les prohibió anunciar que ella fue encontrada por petición de seguridad. Por supimos, por las palabras de ellos, que la familia Holmes dejo de tener contacto con los Díaz algunas semanas después de que Lana había sido secuestrada.

Claramente eso antes de que la agencia pudiera rescatarla, los padres nos contaron todo cuando logramos contactarlos. Luzu fue el que tuvo la mayor aportación en esa parte, no por nada era el prometido de Lana.

Justo cuando Lanita fue secuestrada los Díaz avisaron a los Holmes, la familia afectada era apoyada tanto moral como financieramente en aquel caso, debido a las "ayudas" que parecía brindarles Robert no se veían como sospechosos de aquel acto.

Las semanas habían transcurrido y por fin los Holmes lograron obtener las cintas de grabación de aquel momento, la policía que se los cedió les dijo que no debían decirle a nadie y ellos hicieron caso. No importaba cuantas veces se veían aquellas grabaciones, podía verse claramente lo que sucedió. Ante esta revelación los Holmes se separaron por razones "mentales", habían dicho que necesitaban separarse de todos por un tiempo.

Por algunas investigaciones la agencia logro dar con ellos e inmediatamente nos pusimos en contacto, cualquier persona que tuviera información sobre Robert Diaz y quisiera darla era rápidamente comunicada con nosotros.

Lamentablemente no logramos descubrir la verdadera ubicación de aquella familia pero nos llegaron a dar mas pistas de los posibles lugares donde debíamos vigilar, siguiendo esas pistas a través del tiempo logramos descubrir donde se ubicaba uno de ellos, Guillermo Díaz.

Aquel joven fui en cierta parte difícil de ubicar debido a que había personas a su alrededor que lo vigilaban, parecía que Robert no lo dejaría simplemente libre. Probablemente sea por si alguien intenta atraparlo ellos estropear los planes.

El crujir de algunas hojas me hizo volver a mis pensamientos, girando mi cabeza hacia atrás y viendo a un Díaz. Pude observar aquel cuenco en sus manos húmedas, probablemente por aquel lugar donde fue a tomar el agua.

-¿No crees que es extraño? -Se posa frente a la lapida y se pone de cuclillas, acomodando el objeto con agua en un espacio de la tumba y después aquel ramo de flores que había traído-

-¿El que? -Me había quedado en mi lugar- ¿El porque vienes a visitar la tumba de alguien que parece que no la vienen a ver?

Solo pude ver como este asentía.

-No creo que sea extraño visitar a alguien que conociste y quisiste en vida -Me cruce de brazos- pero me parece extraño que este muy sola la tumba, ¿A que se debe?

-Los padres de Lan... de ella han dejado de venir hace ya algunos años -Se pone a mi lado y se queda viendo aquella lapida- antes venían después de que yo me fuera, sentía como si me evitaran, así que cuando los veía a lo lejos me alejaba para no molestarlos

-¿Por qué no dices su nombre? No es como si no pudiera verlo en el grabado -Alce una ceja-

-Yo mismo me prohibí decirlo, por mi culpa esta así -Da media vuelta y comienza a caminar- vámonos antes de que sea tarde

No se si aplaudir mentalmente por aquellas palabras o lagrimas de cocodrilo que estaban por caer de sus ojos. Claramente se sobre la historia que paso con Lana y la familia Díaz.

Nuestro regreso a casa fue mas silencioso, esta vez no pasamos por a floristería de David, o Fargan como el quería que le llamase, simplemente nos fuimos directo a los apartamentos. El camino aunque se hizo rápido se sintió bastante pesado.

Cuando llegamos a nuestro destino nos subimos en el elevador y podía sentirse mas de cerca un ambiente bastante deprimido, ¿Por qué seria?

-No es necesario que me esperes afuera -Suena el timbre de que llegamos a nuestro piso- te llamare cuando te necesite

-Entendido -Caminamos hasta la entrada de cada uno y mire atrás, observando aquella espalda siendo oculta por la puerta-

Aproveche aquel momento para ingresar a mi lugar de privacidad y tome mi portátil que estaba entre unos cuantos libros, escondida para personas fisgonas que un día entren aquí.

Comencé a escribir mi reporte con la estadía que estaba teniendo aquí y las cosas que ocurrían alrededor de Guillermo Díaz, personas con las que se junta, lugares que visitaba y cosas que decía. Cada pequeña pista podía conducirnos cada vez mas cerca de Alfred.

Podía escuchar el teclear del aparato que usaba y su ventilador funcionando, por un instante deje de oírlo debido a la concentración que estaba teniendo en mi reporte. Mi mente se encontraba simplemente prestándole atención a las palabras que usaba y recordando todo lo que estaba pasando, no podía perder ni un solo detalle de las situaciones ocurridas.

-Mph... -Junte mis dos manos y las estire lo mas alto que pude- estar en computadoras es mas cansado de lo que parece

Envié inmediatamente el archivo a la agencia y elimine lo que había escrito, no debía permanecer información bastante relevante en aparatos externos a la agencia.

Di paso hacia mi ducha y comencé a quitarme la ropa, dejándola en aquel cesto que aun mantenía lo que anteriormente use. Cuando estaba totalmente desnudo prendí la lavadora que estaba aquí y le puse solo la ropa informal que estaba sucia, los trajes seria mejor llevarlos a una buena tintorería.

Después de unos minutos de ponerle el jabón me metí a dar unas cuantas lavadas, el lugar que visitamos era bastante terroso y debía mantener la limpieza lo mas que debía, es lo que un agente y guardaespaldas debe de hacer.

Lo que me motivaba a seguir con este difícil caso era ver caer el atroz imperio que los Díaz habían creado. Ellos osaron quitar la felicidad a los demás y ahora la agencia se encargaría de hacerles pagar por cada cosa que cometieron, sin importar quien sea.

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