Por culpa de mi querida hermana Carolina comeré dos dedos de queso menos. Si tan solo supiera cerrar su boca.
No es que me de pena ser homosexual, es solo que no quiero que mi nuevo "guardaespaldas" sepa de información con la cual podría decirle a las demás personas y estas puedan chantajearme y obtener benéficos que podrían perjudicarme a mi, o a mi familia.
-Tranquilo hijo -Mire a mi madre- hice mas dedos de queso por si sucedía algo, donde tu hermana haga cualquier cosa para quitártelos
-Que injusto -Carol se cruza de brazos- cuando Guillermo me hace o mismo a mi no tienes preparado algo extra y no me falte nada
-Es porque nunca te quito nada -Tome el pequeño dedo de queso en mi mano y le di una mordida-
El sabor era delicioso, recuerdo cuando era pequeño y los probé por primera vez. Ese día los había mirado mal, no pensaba que la mezcla de ingredientes sabría buena, pero estaba totalmente equivocado.
-Están deliciosos madre -Me metí el lo que sobraba de esa parte en mi boca-
-¿Que opina usted Larrosa? -Mi madre miro a Alfred-
Imite el acto de mirar a Alfred. El tomo un dedo de queso y mordió la mitad de el.
Sin separar mi mirada de su rostro, observaba su reacción a la comida de mi madre. Su frente parecía relajarse, su boca y mejillas se movían por masticar la comida, su barba que comenzaba parecía tener un par de días ahí, el sonido que salio de su garganta era como si hubiera probado comida de los dioses. Y mi madre cocinaba como si fuera uno.
-Déjeme decirle señora Diaz -Comento después de dar el bocado- que usted cocina muy delicioso-
-Muchas gracias querido -Mi madre dijo feliz- pero solo dime Sara
Mi padre y hermana habían desaparecido de esa conversación, solo se pusieron a comer sin dar atención a los demás.
Termine de comerme los dedos de queso que me quedaban en mi plato y, después de tomar un poco de jugo, me serví de la lasaña que estaba en el centro de nosotros.
El sueño de mi madre siempre fue ser chef. Nos contaba que desde pequeña siempre le llamaba la atención hacer diferentes platillos y dárselos a su familia o gente que lo necesitaba. Le hace muy feliz el poder cocinar, y por eso no tenemos en casa personal para la cocina.
Una vez intento estar en un concurso de cocina pero, los productores al darse cuenta de quien era esposa, no le permitieron participar. Mi padre se puso furioso por eso y mi madre lo convenció deque no hiciera nada malo.
-Cuéntame de ti Larrosa ¿En que trabajabas antes?
-Era guardaespaldas del hijo de un empresario -Comió otro dedo de queso ¿Como puede comerlos tan lentos?- pero me despidió solo por no seguir una de las ordenes que su padre me dijo que no hiciera
-Pero se supone que debes seguir todas sus ordenes -Mi padre hablo esta vez- para eso te contrato
-Quien me había contratado y dado ordenes fue su padre, el me busco y ordeno directamente que debía cuidar de su hijo y no acatar otras ordenes que no fueran las de el
-Dame tu plato hijo -Una sonrisa esta en los labios de mi madre-
Alfred le respondió con otra sonrisa, mientras le estiraba su brazo con el plato en mano.
-Si debías obedecer las ordenes del padre estuvo bien -Mi padre le paso su plato a mi madre- es un deber en el trabajo acatar las ordenes de quien te ha contratado
-Pienso lo mismo señor -Alfred toma su plato de vuelta y acomoda sus cubiertos- por algo siempre el que te da el contrato es el jefe como, en este caso, lo es usted para mi con el contrato de guardaespaldas
-Exacto -Yo solo suspire, mientras no le obligue a hacer nada peligroso-
Aunque pensándolo bien, desde el momento que que comenzó a hablarme me he vuelto peligroso para el. Ahora será un blanco para los enemigos de mi padre o la policía podría sacarle información, aunque no creo que quiera sacrificar su vida.
La comida tardo un poco más de lo normal, ya que mis padres y Carolina se quedaban hablando con Alfred y parece que les agrado bastante. Todo esto comenzó por mentirle a mi padre.
-Con su permiso -Después de unos minutos, mi padre y Alfred, se van a la oficina y firmar el contrato-
Después de que aquellos dos se fueran de nuestra vista, mi madre y hermana, me miraron. Yo no sabía la razón, pero esas miradas me ponían bastante nervioso.
-Cuéntanos todo, y con detalle -Mi hermana dijo emocionada- bueno, sin detalles sucios
-Qué joven más carismático has encontrado hijo ¿Desde hace cuanto tiempo lo conoces? -Se veían emocionadas-
-Yo... -No sabia que decir, no podía mentirles pero si no lo hacía nos iría mal a Aldred y a mi- lo conocí en el edificio donde vivo, es mi vecino. Y lo conocí hace un par de meses
-Deberías traerlo más días a casa -Mi hermana asintió ante las palabras de mi madre- trae un gran aura de felicidad
-Hasta papá se ha reído de sus chistes malos -Una Carol sorprendida hablo- eso no pasa ni conmigo
-Es que son chistes de viejos -Alce ambos hombros- supongo que por eso se ha reído
Nos levantamos de la mesa y comencé a levantar las cosas que había usado, mi madre limpiaba la mesa y mi hermana lavaba los trastes.
Aunque de que me llevó por algunos años con mi hermana, me llevo muy bien con ella y mama. Son personas que nunca cambiaría por nada, ni nadie, en este mundo.
-Ya esta todo listo -Mi padre y Alfred venían a la sala donde estábamos mi madre y yo, Carol aun seguía lavando trastes- espero y las reglas las sigas de pies a cabeza
-Si señor Diaz -Esta vez Alfred estaba serio-
-¿Que le has dicho padre? -Dije algo alarmado, no quería que me traumatice a mi nuevo vecino-
-Solo las reglas que debe seguir y a las cosas por las que debe arriesgarse para tu seguridad -Se sentó al lado de mi madre y le beso la mejilla- es mejor que quede todo claro desde un inicio
-Ahora que Guille tiene un novio guardaespaldas -Carol entró a la sala y se sentó al lado de mi padre- ¿Ya puedo tener un novio también?
-Carolina Diaz Ibañez -Mi padre comento serio- al chico que te presente lo rechazaste, no puedes tener un novio que no esté con mi aprobación
-Si no lo conoces ¿Como puede tener tu aprobación? -Dijo haciendo puchero- además, ese tal Ernesto era coqueto con todas las chicas y también es un pervertido
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En cubierto
Hayran KurguSamuel De Luque tiene que atrapar al narcotraficante de España, pero para ello necesitara a un peón, él hijo del mismísimo narcotraficante. Guillermo Días Ibáñez es nada más y nada menos que él hijo de Robert Diaz, él mayor narcotraficante de toda E...