Carnal

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Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no son míos, son propiedad de J.K. Rowling. La historia tampoco me pertenece, es de MrBenzedrine y fue beteada por Julietta Regneey.

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Verla estremecerse encima mío, con los labios entreabiertos y los ojos cerrados mientras la complazco con mi pulgar es nada menos que fascinante. A menudo, en mi juventud, soñaba con tener a una chica en esta misma posición, a horcajadas en mi cintura en una tina llena de agua mientras mis dedos entran y salen de ella sin prisas. Hoy, mi fantasía se hace realidad. La espuma gotea por los lados de la bañera mientras Hermione monta mi mano, moviendo sus caderas al ritmo de mis dedos. Sus pechos rebotan en mi rostro, húmedos y tentadores. Son firmes y deliciosos, con pezones tan tensos que podría capturarlos con mis dientes.

—Draco.

Y ahí está su mantra verbal, que ha dicho una y otra vez, especialmente cuando agrego más presión contra su núcleo. Sus manos descansan contra el borde de la bañera detrás de mi cabeza, lo que le da impulso para forzar mis dedos más adentro. Su piel brilla húmeda por el agua y el sudor, dándole un resplandor etéreo mientras se inclina hacia adelante y atrás. Puedo escuchar la desesperación en sus jadeos, ella está cerca y yo estoy luchando contra las ganas de empujarla. No... quiero tomarme mi tiempo con esto. No he sentido eso en años. Puedo sentir el aguijonazo de mi oscuridad cuando sus dientes se apoderan de mi alma, torturándome para agitar mi ira interna. Pero no me rendiré... no ahora.

—Draco —ella suspira de nuevo, lamiendo su labio inferior con lujuria—. Estoy... tan cerca... por favor...

Le dije que no quería apresurar su placer. Algo que realmente quise decir y tengo la intención de llevarla más allá de su límite. Pero bajo sus términos y conmigo en la parte inferior, listo para atraparla cuando ella decida ceder al orgasmo. Quiero, más que nada, que ella recuerde esta pequeña parte de quién soy, la parte que había olvidado que aún existía. Alguien encantador e ingenioso y con esperanzas. Alguien que no quiere morder la mano que me alimenta, en lugar de centrarme en mi propio placer. No puedo creer que lo haya olvidado; ha estado atrapado en el oscuro pozo de la desesperación durante demasiado tiempo, con miedo de mirar la luz por temor a lo que podría hacerle.

—Déjate ir —le susurro al oído, lamiendo su oreja entre palabras—. Quiero que tiembles de placer. Quiero que grites tan fuerte como quieras y que recuerdes esto...

—¡Mmh... Dios! —Hermione jadea, gimiendo más y más fuerte hasta que sus dedos encuentran la parte posterior de mi cabeza y pone mi rostro entre sus exuberantes senos justo cuando sus piernas tiemblan alrededor de mis muslos. Aunque no puedo verlos, imagino que los dedos de sus pies se encrespan mientras grita, sonrojada por el calor y las olas de placer que sacuden su núcleo pulsante—. Draco... Draco... Draco... —su barbilla descansa sobre mi cabeza, con los dedos aún envueltos en mis cabellos rubios. Sus pechos se aprietan contra mi rostro y le beso su esternón, lleno de orgullo.

—Eso fue solo la primera ronda —me reí entre dientes, moviéndola hacia atrás en el agua para descansar mi pene entre sus muslos. Su coño hinchado todavía palpita al ritmo de su corazón. Escucho sus respiraciones superficiales y las absorbo como la luz del sol. Por una vez, este demonio no le teme a la luz; la ansía.

—No puedo... pensar... —susurra, con los ojos todavía cerrados mientras un escalofrío recorre su espalda. Ella tiembla en mis brazos, una vista impresionante para contemplar. Sus rizos húmedos están pegados a su pecho, cubriendo ligeramente sus pezones.

No puedo evitar lo que digo a continuación; cuando la vida te da limones...

—Esta tiene que ser la primera vez.

RetorcidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora