En otra vida

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Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no son míos, son propiedad de J.K. Rowling. La historia tampoco me pertenece, es de MrBenzedrine y fue beteada por Julietta Regneey.

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Cierro los ojos y escucho el suave zumbido de la magia bajo mis pies cuando entro al Callejón Diagon por primera vez en tres años. La primera nevada del invierno ha adornado las tiendas, cubriendo los tejados en un delicado manto helado. Las calles están encantadas para mantenerse calientes, por lo que a cada paso que doy, el calor sube por mis piernas y calienta mis huesos. Todavía envuelvo mi capa con fuerza alrededor de mi cuerpo para evitar el viento, observando las luces de las tiendas y a los niños a ambos lados de la calle, lanzando bolas de nieve y riendo. Uno de esos niños tiene el cabello rizado de color marrón, su risa es contagiosa y me recuerda a alguien que aún amo. Alguien a quien no he visto desde esa noche.

No es que la haya estado evitado, la Mansión Malfoy se quemó "accidentalmente" en un "misterioso" accidente dos días después de que me despedí y Oblivie a la única persona que me conocía mejor que nadie. Mientras viajaba muchas veces me fui a la cama, lamentando el pensamiento de no tener un lugar para quitarme las botas y llamarlo mi hogar. Pero no he encontrado ese lugar. No importa la frecuencia con la que trato de encontrarlo, ya que ella no está a mi lado, durmiendo conmigo. Hermione Granger es una adicción y yo soy el drogadicto más aterrador del mundo, aunque ya no de forma asesina. La extraño, eso es todo. Ella es lo que me hace seguir adelante cuando pienso en todas las cosas terribles que he hecho; es lo que me empuja a seguir corrigiendo todos mis errores.

Entonces, ¿por qué he vuelto donde todo comenzó? ¿Por dolor? ¿Sufrimiento? ¿Por qué siento que aquí es donde pertenezco? ¿Me he vuelto completamente loco? Sin embargo, algo dentro de mí me dice que beba mis penas en El Caldero Chorreante y pretenda por un momento, que ella está cerca. Eso no quiere decir que sé dónde está... porque no lo sé. A propósito, me mantuve ocupado para evitar acosarla, a aparecer en su puerta y proclamar mi amor eterno por ella. Soy egoísta, ella merece a alguien mucho mejor que yo.

El Caldero está lleno esta noche, personas de todas las formas, tamaños y edades llenan cualquier espacio disponible, excepto la barra. Sonriendo, me dirijo a una de las sillas altas y me pido un vaso de whisky de fuego para ahogar el vacío de mi alma. ¿Por qué volví? ¿Qué propósito podría tener?

—Bueno, voy a estar... —se queja el cantinero, colocando un vaso delante de mí lleno hasta el borde con un líquido ámbar—. Pero si es Draco Malfoy, en carne y hueso.

—Saludos, amigo —respondo, bebiendo el alcohol—. Dame otro.

Me ahogo en alcohol hasta que mi visión se vuelve borrosa y luego reservo una habitación en la parte superior para descansar por la noche. El viejo yo, el orgulloso, habría rechazado la decoración simple y el encanto rustico, pero este nuevo yo, al roto, no le importaba aquello. Recibo la llave del posadero y pago mi cuenta, listo para una noche de deprimente autoindulgencia con mi mano, cuando alguien se sienta a mi lado.

—¿Una bebida más para el camino?

A pesar de mi estado mental alterado, todavía reconozco ese timbre femenino. Mi respiración se detiene y mi corazón acelera su ritmo. Es oficial; me he vuelto completamente loco, porque no hay forma de que pueda ser... pero lo es. Hermione Granger se sienta a mi lado, con ojos cautelosos y brillantes. Ella no ha envejecido ni un día, todavía tan hermosa como siempre lo ha sido. Está envuelta en un abrigo color burdeos y lleva guantes de lana tan cálidos como su sonrisa.

No se supone que ella esté aquí. Se supone que no debe verme, ni hablarme, ni llamarme de ninguna manera.

Es cierto, le quité sus recuerdos. No podía dejarla vivir con esa carga. La culpa pesa mucho en mi corazón por eso, pero no hay remordimientos. ¿Cómo podría dejarla con el recuerdo de ser violada y de ver a su amigo ser torturado? ¿Cómo podría dormir profundamente sabiendo que ella reviviría esa experiencia una y otra vez? Así que le di nuevos recuerdos; algunos de mí siendo un completo imbécil, rompiendo su corazón. Ella nunca querría hablarme de nuevo. Era lo mejor, la única manera para que entendiera que no soy bueno para ella.

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