Sangrar

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Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no son míos, son propiedad de J.K. Rowling. La historia tampoco me pertenece, es de MrBenzedrine y fue beteada por Julietta Regneey.

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—Fuera de mi regazo —le ordeno de inmediato, notando la mirada desanimada de Weasley. La navaja contra su muñeca brilla a la luz del fuego, llamando mi atención. Él retrocede algunos pasos para que Hermione pueda hacer lo que yo exijo. Sus pies tocan el suelo y se tambalea. Inmediatamente me levanto de la silla y la agarro del cabello, arrastrándola por la habitación—. ¡Vamos, Weasley! Querrás ver esto —doy una palmadita en mi pierna como si estuviera llamando a un perro, por supuesto, el subordinado Weasley debe obedecerme. Hermione lucha contra mi agarre mientras recorremos el oscuro pasillo—. Esta noche vas a aprender lo que significa hacer de las fantasías una realidad, Granger.

—Draco... ¡ay! ¡Déjame ir! ¡Lucha contra esto! ¡Lucha contra esto!

—Me encanta cuando gritas, ¿no es así, Weasley? —sonrío mientras abro las puertas del único lugar que sé que romperá el espíritu de Hermione, todos estuvimos aquí esa noche, dentro de este lugar.

—No, no me gusta —grita Weasley, reprimiendo las lágrimas—. Hermione, voy a encontrar la forma de salir de esto... te mantendré a salvo...

—¿Lo harás? —me mofo, para demostrarle que está equivocado, golpeo a Hermione contra la puerta. Ella chilla, mordiéndose el labio para no gritar, porque sabe el precio—. ¿Como la mantuviste a salvo esa noche? —todos sabemos a qué me refiero; la noche que mi querida tía Bella cortó a Hermione como si fuera un trozo de carne. Los recuerdos inundan mi mente, algunos son míos, algunos parecen ser desde una perspectiva diferente; una que no tengo derecho a reclamar.

Arrastro a la hermosa morena al comedor, pateando una de las sillas para despejar el camino hacia la mesa. Allí, la deposito sobre la madera y le ordeno a Weasley que se siente en el otro lado. El culo de Hermione se presiona contra mis pantalones mientras la fuerzo apoyar sus codos en la mesa y con magia los adhiero a la superficie. Sus brazos aprietan sus pechos, regalándole una magnifica vista a los ojos de su ex amante, quien todavía sostiene el cuchillo en su muñeca con un tembloroso apretón.

—Estás temblando. ¿Algo está mal? —le susurré, besándole los omóplatos mientras paso los dedos por sus costados. Su suave piel es como un reflejo la inocencia que hay en su corazón, otra cosa que necesito romper. Mis dientes se hunden en su hombro izquierdo, posesivos y determinados. Ella se retuerce bajo mi toque, su cabeza cae hacia adelante mientras grita—. ¡Mierda! —hay un chillido de dolor, pero reprime su grito, decidida a salvar a Weasley de su destino. El cobrizo sabor inunda mi boca, aunque nunca he mordido a ninguna de mis víctimas, el gustillo de la sangre me resulta familiar. Observo las marcas de dientes redondos que he dejado en su piel. «Merlín, sí...»—. ¿Quién diría que la sangre sucia sabe tan dulce?

—J-jodete —Hermione solloza, agitándose debajo de mí. Le golpeo el culo juguetonamente, sacándole una brusca inhalación.

—Esa es la idea —me burlé, poniéndome de pie para admirar la vista. La falda de Hermione se ha agrupado alrededor de sus muslos, pero todavía usa esa innecesaria ropa interior. Aunque eso se solucionara fácilmente. Engancho mi dedo en el suave material y comienzo a deslizarlo hacia abajo. Hermione intenta juntar sus muslos, pero estoy decidido a conseguir lo que quiero, ¿qué puedo decir? Soy un imbécil mimado. Su ropa interior cae sobre sus tobillos y me agacho para arrancarla y llevar la tela a mi nariz, inhalando su olor—. Joder, sí —mis ojos se dirigen a Weasley, quien le ofrece a Hermione palabras de aliento.

—Estoy aquí, Mione. Shh, estoy aquí. Te amo. Mierda, desearía no haber dicho eso, pero no puedo evitarlo. Lo mataré tan pronto como me libere. Te sacare de aquí —el veritaserum está haciendo funcionando demasiado bien.

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