Amenazas

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Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no son míos, son propiedad de J.K. Rowling. La historia tampoco me pertenece, es de MrBenzedrine y fue beteada por AndyGrangerWeasley.

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Ella se despierta, puedo sentirla moverse a mi lado en el sofá cuando los primeros rayos de sol se asoman a través de las cortinas de su pequeño departamento. Toda la noche he estado aquí. Se quedó dormida hace horas, con la cabeza apoyada en mi regazo. Anoche no hicimos nada físico. Tengo que decir que mi parte sexual está decepcionada, pero el resto anhelaba este tipo de plática sobre el trabajo, sueños y aspiraciones. Nunca sé qué esperar de Hermione Granger y esta noche no ha sido diferente.

—¿Draco?

—Aquí estoy.

Abre un ojo, luego el otro y ahora ella me mira con una sonrisa tranquilizadora.

—Te quedaste.

—¿Y? —le pregunto expectante, sin saber por qué está tan sorprendida. Estoy completamente a su merced. Soy débil, bajo el peso de sus ojos chocolate y sus rizos canela. No pierdo la ironía de ese pensamiento, considerando que la he llamado sangre sucia la mayor parte de nuestras vidas. Ahora, parece que esas venas llenas de suciedad no pueden hacer nada más que llenar mi corazón con su bondad.

—Y... —ella se limpia sus ojos y se mueve contra mi regazo, apoyando su mejilla contra la parte baja de mi estómago—. Me alegro de que estés aquí.

Mi corazón se acelera.

—¿De verdad?

—¿Hable mientras dormía?

Yo sonrió.

—No, no lo hiciste —mis ojos se dirigen hacia el fuego, contemplando todo lo que significa esto. Hermione Granger, activista por los derechos de las criaturas mágicas y nacida de muggles, tiene un punto débil en su corazón por mí. No puedo creerlo del todo, no importa cuántas veces lo medite. Durante la noche, varias veces contemplé la idea de dormir a su lado, pero preferí verla dormir. La expresión serena de su rostro cuando está descansando... no podría ponerle precio a esto.

—¿A dónde vas?

La miro.

—¿Qué?

—A veces te desvaneces dentro de tu mente y me dejas aquí. Quería saber a dónde fuiste.

—¿Quién puede decir que no estoy siempre contigo?

Ella pone los ojos en blanco.

—Bien. No me digas —su labio inferior sobresale y hace un puchero como yo solía hacerlo y, a veces, todavía lo hago.

Dudo sobre mis próximas palabras, pero las digo de todos modos. No me gusta mentirle.

—Hermione, si supieras lo que hay dentro de mi cabeza, te garantizo que volverías con Weasley en un instante.

—Draco, soy una niña grande. Puedo manejarlo.

—¿Eso crees?

—Por supuesto —ella se inclina hacia arriba, pone sus brazos en mis piernas para apoyarse. Nuestros rostros están peligrosamente cerca. Estoy luchando contra el impulso de envolver mis dedos alrededor de su garganta—. Algo te está molestando.

«Solo mis persistentes demonios mentales que quieren arrojarte al suelo y hacerte cosas malas.»

—No pasa nada, Hermione. Estoy bien —le regalo mi sonrisa más encantadora y acaricio su mejilla con la yema del pulgar—. Lo único en lo que estoy pensando es en ti.

RetorcidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora