Retorcido

Cambio de rumbo

Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no son míos, son propiedad de J.K. Rowling. La historia tampoco me pertenece, es de MrBenzedrine y fue beteada por Ausie Adeline.

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De alguna manera, he terminado en el Callejón Knockturn, buscando algo, alguien que me sacie el apetito. Esta mañana, me desperté al lado de la mujer de mis sueños: alguien que se preocupa por mi bienestar, incluso cuando sé muy bien que estoy más allá de la redención. Ahora, me he salido con la mía y no podía sentirme peor. Pensé que tener en control me haría sentir poderoso, pero solo aumento mi estrés y arrepentimiento.

Pensé que estaba vacío...

Entonces, ¿qué son todas estas emociones? ¿Cómo las controlo?

Necesito... necesito...

—Ya basta, Verl.

—Ah, vamos. Sabes que solo estoy jugando contigo.

Es como si algo hiciera clic dentro de mi subconsciente y me dirijo al dúo que conversa, observando a la pareja más joven en la oscuridad de un callejón justo al lado de Borgin y Burkes. La chica está presionada contra una pared por el chico y él pasa sus manos por el costado de su falda.

—En serio —dice ella, sacudiéndose fuera de su alcance—. Ni siquiera deberíamos estar aquí. Voy a buscar a Jewel y a Roman.

—No seas así, Bessie. Sólo quiero echar un vistazo...

Bofetada.

—Tócame otra vez y gritaré que me están violando —Bessie agarra su mochila y sale corriendo del callejón, casi chocando contra mí—. Er... lo siento, señor.

Le doy un asentimiento, permitiéndole dejar Knockturn Alley en una sola pieza. Verl no se percata de mí cuando él patea la pared y maldice en voz baja. Se pasa una mano temblorosa por el cabello, sin remordimientos. Lo que veo en sus ojos es lo mismo que veo cuando me miro en el espejo; la necesidad de lastimar y su víctima acaba de irse antes de que le hayan dado una oportunidad. No puede tener más de diecisiete años, recién graduado de Hogwarts si tuviera que adivinar. Es joven... tiene mucha vida y oportunidades por vivir, sin embargo...

Mis pies se dirigen hacia el callejón y sus ojos se vuelven hacia mí en confusión.

—Eh... sí, amigo. ¿Puedo ayudarte?

Con un tirón, lo agarro por el cuello del abrigo y lo arrastro más profundo en el callejón, lejos de miradas indiscretas.

—¡Oi! ¡No hay necesidad de ponerse violento! ¡Tengo dinero!

—Cállate —le exijo, golpeándolo contra la pared. Hay un escozor en mi pecho que sé que no se irá. Una mirada a los ojos del chico y me doy cuenta que está hecho para mi lista—. Verl, ¿verdad?

—Y-yo...

—Apuesto a que piensas que eres la gran cosa, ¿no? Apuesto a que no fue la primera vez que intentaste aprovechar a alguien.

—Whoa. Compañero. Tienes la impresión equivocada...

Lo empujo hacia adelante y luego hacia atrás, golpeando su cabeza contra los ladrillos detrás de él.

—Tengo la impresión correcta. Y no me llames "compañero" —mis dedos van a su garganta y se aferran con fuerza. Me siento muy lejos de la situación, mirándolo desde dentro, pero sin tener control sobre mis acciones. Esta vez, se siente diferente. Se siente... extraño, de alguna manera. Veo el miedo en sus ojos, pero no me despierta como debería.