Límite

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Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, son propiedad de J.K. Rowling. La historia tampoco me pertenece, esta pertenece a MrBenzedrine y esta historia fue beteada por AndyGrangerWeasley.

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Cada noche, durante los últimos cuatro años, había tenido el mismo sueño. No estaba completamente seguro de cuándo empezó la obsesión, porque sabía que era una obsesión, pero también sabía cómo terminaría, con ella muerta. Se decía que no había nada malo con él; que sólo era un efecto secundario de la guerra, la guerra era la razón por la que fantaseaba con el derramamiento de sangre.

La guerra es la razón por la que tengo esta picazón que nunca puedo rascar, justo debajo de mi psique. La Guerra es la razón por la que, en días como hoy me quedo mirando fijamente el escritorio, viendo cómo mis dedos tiemblan alrededor de la pluma en un esfuerzo por escribir un aburrido texto que me han pedido porque, bueno, soy un Malfoy y no un Malfoy cualquiera, sino que también un mago inteligente.

Ella no tiene idea de lo que me hace. Dudo que considere mi existencia, aparte de los saludos cordiales que la sociedad impone. Pero la última vez que hablamos, se sintió más que cordial. Tal vez eso solo sea una ilusión.

Aun así, mientras paso la tinta sobre el pergamino, mis pensamientos solo están enfocados en ella y la próxima vez en la que nos encontráramos.

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Por lo general, comenzaba como una punzada en los oídos, en algún lugar entre lo físico y lo mental. Generalmente cuando las cosas se ponían demasiado ruidosas, al igual que estas aburridas beneficencias del Ministerio, me veo obligado a asistir debido a quién soy y al poder que poseo en el mundo mágico. Es cierto, mi exterior muestra "reconstruir" y "dedicarles tiempo a los huérfanos de la guerra", pero en el interior, no me importaba una mierda. En el interior, estoy tan podrido y decrépito como la manzana que soy, caído del árbol de los sangre pura. La gente me cansa y estas beneficencias aún más. Mientras las rondas de aplausos vibran en mis oídos, me recuerdan que nunca seré normal. Es la única forma en que sé que estoy realmente cuerdo, ya que era consciente de los tortuosos pulsos en mi cabeza y sabía que nadie más se sentía así.

Si pensara que todos los demás estaban en mi misma situación, entonces me consideraría loco.

Simplemente soy diferente y siempre lo he sido. Aunque, en mi juventud, yo era mucho más inocente.

«Ahora no lo soy».

Ahora sonrío, hago bromas y pretendo que no quiero cortar las gargantas de todos por obligarme a salir de mi cálida cueva, donde podría estar leyendo, escribiendo o estudiando. Cualquier cosa menos esta tontería. ¿No saben que la guerra es inevitable? No importa que salvemos los fragmentos de las guerras anteriores, una nueva siempre comenzara. No tenía sentido pretender que un día el mundo sería pacifico, sólo terminará en pedazos.

Cómo me gustaría poder ayudar a romperlo.

Hay una niña llorando en algún lugar y eso no me hace sentir mal. Quién tenía la audacia de traer a sus mocosos llorones a una fiesta benéfica de alta gama llena de huérfanos de la guerra. No, la ironía no está muerta en mí, pero aun así... ¿alguien podría callar a esa insoportable niña?

Mis dedos agarran con más fuerza el vaso de whisky y trato de fingir que no lo destrozaré, dadas las circunstancias. Piensa en cosas agradables. ¿A quién estoy engañando? No creo en las cosas agradables.

—Shh, cariño. Está bien. ¿Por qué lloras?

«Esa voz... me es familiar.»

—¡Mami! ¡No puedo encontrar a mi mami!

RetorcidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora