Retorcido

Lazos sangrientos

Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no son míos, son propiedad de J.K. Rowling. La historia tampoco me pertenece, es de MrBenzedrine y fue beteada por Ausie Adeline.

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Había un lugar en el Callejón Knockturn que era lo suficientemente sórdido para que nadie cuestionase mis motivos para visitarlo. Llamado "The Spiny Serpent". La puerta permanece cerrada en todo momento y solo se abre para aquellos con malicia en el corazón. Eso no era una metáfora, literalmente entras de esa manera, por lo que todos los ocupantes saben exactamente en qué se están metiendo; nadie con motivos puros puede acceder al pub y así es como nos gusta.

Por supuesto, me abren la puerta. Siempre lo ha hecho, incluso cuando era un adolescente. Cuando la puerta se abre, me encuentro con el aroma de la cerveza, el tabaco y magia oscura residual. Honestamente, el olor me devuelve a mis días de juventud, ya que eran los olores que llenaban mi hogar cuando el Señor Oscuro y sus seguidores tomaron residencia en la Mansión Malfoy. No es un olor que asocie con sentimientos cálidos, pero no es algo que pueda elegir cuando estoy huyendo de mi interés romántico por temor a que ya sepa mi secreto...

Teniendo en cuenta que es solo mediodía y el día más romántico del año, los comensales son escasos. Un grupo de brujas de cabello plateado y dientes podridos se sientan en una esquina, con los ojos sobre viejos libros de texto y susurrando silenciosamente entre ellas; hay un mago muy velludo en la otra esquina, lanzando dardos a una imagen en movimiento de El Profeta con el titular de: "Auror Potter: de redada en redada". Además de estos tres, está la seductora híbrida Veela, que atiende el bar, a quien he aprendido a nunca cabrear, solo a alagar. Me resulta difícil el querer avanzar a la barra, pero lo hago y me siento en uno de los taburetes, además sé que, si no lo hago puedo ser maldecido o peor, mis hermosos globos oculares podrían ser arrancados si la dama en la barra decide convertirse en una horrenda arpía.

—Rosita, te ves maravillosamente hermosa hoy. ¿Acicalaste tus plumas toda la noche?

Rosita rueda sus ojos color oliva y me da un trago fuerte. También aprendí a no cuestionar nunca lo que ella decide ofrecer, no quiero terminar quemado como el hombre lobo que estuvo aquí el fin de semana pasado y dijo que sus bebidas estaban aguadas.

—La última vez que hablamos, te estabas viendo con niña —me dice, inclinándose sobre el mostrador para exponer su exquisito par de tetas. Mis lealtades podrían estar con Hermione, pero mis ojos aún pueden apreciar las cosas finas de la vida. Merlín, esos montículos era deliciosos—. ¿Qué estás haciendo aquí?

Me arriesgo a hacerla enojar y le hablo burlonamente.

—No veo por qué te preocupa —antes de beber el contenido de mi vaso. Es amargo y me quema la garganta tal como me gusta. Apenas me estremezco cuando golpeo el vaso de nuevo sobre la mesa y le señalo que quiero otra ronda.

—No me digas que te estás rindiendo.

—No me he rendido con nada —murmuré, viéndola verter más del líquido ámbar—. Sin embargo, su ex es incapaz de dejarnos tranquilos y siente la necesidad de bloquear mi camino ante cualquier oportunidad.

Rosita araña la mesa con sus cuidadas uñas y suspira.

—No lo has puesto en la lista, ¿verdad?

—Los hombres como él... nunca van a la lista —me quejo de nuevo, desanimado.

—¿Tienes espacio en esa lista para uno más?

—Las cosas no funcionan así.

—Que mal. Conozco a un ex que se lo merece... —apoya la barbilla en la mano y se inclina aún más hacia mí, obligándome a inhalar su espeso perfume de lilas y canela. No es un olor agradable y resisto la tentación de rechazarla—. Entonces, ¿cómo lo sabes?