Diecisiete.

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Estaba recostado en su cama con sus auriculares puestos, mientras Across the Universe se reproducía en sus oídos y la voz de Lennon le erizaba la piel. Intentaba revivir todos esos recuerdos que tenía junto a Suki en su cabeza, la quería, la quería mucho, ella había sido la única que estuvo a su lado cunado Alex decidió tener algo serio con Alexa además de América. Su relación con ella había sido la mejor que había tenido, ella lo escuchaba a pesar de que algunas veces ni siquiera le entendía. Le gustaba su inocencia, el querer solucionar todos sus problemas con un par de abrazos y besos, le gustaba que se hiciera problemas por pequeñas cosas, era una mujer demasiado dulce y tierna, pero tenía lo suyo. Y por eso habían terminado. Las lágrimas se hicieron presentes cuando recordó lo que ella le había dicho en la mañana, por más que hubiera estado varios días pensando en como terminar la relación para poder estar tranquilo con Alex, el acto repentino de Suki le dolió. Ella le dijo que había conocido a alguien nuevo, y que aunque aún no había pasado nada entre ellos, prefería terminar con él antes que pasara y llegara a engañarlo. Le dolió que lo dejara sin derramar ni una sola lágrima. En cambio él sí, no pudo contener derramar algunas lágrimas. Ella se disculpó con él, y le dijo que quizás esa fuera lo mejor para ambos. Se sentía un poco aliviado ahora, ya no estaba engañándola y era libre de acostarse con Alex las veces que quisiera.

Lloró durante toda la canción, desahogándose de la angustia que llevaba consigo en el pecho.

Al día siguiente, se levantó y ya no se sentía mal del todo, era como si la noche anterior se hubiera llevado toda la mierda que había acumulado en tan sólo un día. Ojalá fuera así siempre. Decidió enviarle un mensaje a su mejor amigo contándole lo que había pasado con Suki.

Suki terminó conmigo.

En vez de obtener una respuesta textual, recibió una llamada.

— ¿Qué pasó?

—No lo sé, conoció a alguien más.

—No es mi culpa, ¿verdad?

—No, ella no lo sabe —le aseguró—. ¿Sabes? Te necesito aquí, Alex.

Hacía exactamente una semana que Alex había vuelto a Los Ángeles después de estar dos semanas en Londres por su show en dicha ciudad. Lo extrañaba y sólo habían pasado siete días, quería tenerlo de nuevo a su lado, sentir su aroma y la suavidad de sus labios. Quería que lo despeinara y le dijera que se veía aborable sin el cabello sobre la frente.

—Tal vez termine con ella ésta noche —dijo con seguridad.

—No te estoy pidiendo que termines con ella, Al.

—Yo quiero hacerlo, no soporto más estar aquí, ella me aburre...

—No la hagas sentir mal, por favor —le pidió.

—Si todo sale bien espero estar contigo mañana.

Y así fue, el día siguiente a la tarde el chico de cabello engominado y peinado en un perfecto jopo golpeaba la puerta de su casa cargando una guitarra y un par de maletas enormes. Entró a su casa con una sonrisa preciosa y juntó sus labios en un beso tierno, donde sus labios combinaban perfectamente y se movían en una perfecta sincronía, desde la última vuelta de Miles, Alex había tomado todo el control de la relación, hacía de él lo que quería a su gusto y Miles estaba completamente a de acuerdo con eso. No podían sentirse más felices. Era genial, porque todo seguía igual, era una relación de amigos, se trataban como eso, con algún beso de por medio.

—Iré a la casa de Matt hasta conseguir un nuevo departamento —le dijo.

— ¿Qué? Creí que te quedarías aquí.

— ¿Tú quieres que me quede? —Miles asintió con obviedad y lo atrajo a si mismo para besarlo. —Entonces me quedo.

Necesitaba recuperar el tiempo que habían perdido mientras Miles estaba con Suki y Alex con Alexa. Ahora eran libres y hasta podían hacer pública su relación, aunque aún no tenían bien en claro, les parecía bastante estúpido el término "novios", así que lo dejaron en el aire. No creían que fuera conveniente decir que tenían aventuras o siquiera besarse en la calle, y además, creían que podía ser un insulto hacía sus ex novias. Entonces la única regla que había era que sólo podían demostrarse el amor que se tenían dentro del departamento o en algún sitio que fuera libre de miradas o incluso cámaras.

Ésa misma noche salieron a tomar algunas copas, y fue particularmente divertido porque habían combinado sus ropas. Salieron y tomaron bastante, las chicas se acercaban de a montones y ellos procuraban no reírse de lo estúpidas que se veían. Cuando la noche había terminado, se encontraban completamente desnudos en la cama de Kane, como casi todas las noches a partir de esa.

00:35 a.m › milex Donde viven las historias. Descúbrelo ahora