Uno.

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— ¿Y ahora que harán? —preguntó el entrevistador.

Ambos se miraron sin saber como responder. Alex le respondió alzando sus hombros, no tenían nada planeado ahora que ya habían terminado de presentarse en donde pudieron con su nuevo disco que había tenido tanto éxito.

— ¿Planean hacer otro álbum?

—Quizás sí —respondió Miles, no estaba muy interesado en seguir contestando preguntas—. Aún no hablamos de eso.

Alex evitó las preguntas de aquel hombre que sólo hacía su trabajo como podía, le aburrían las entrevistas, siempre las mismas preguntas; si harán más shows, dónde, cómo se sienten respecto al exitoso debut, cómo es la amistad que tienen, qué será lo próximo que hará Alex con Arctic Monkeys, etcétera.

Al parecer el hombre notó el desinterés de ambos y se despidió con una última pregunta.

— ¿Qué me pueden decir acerca de sus situaciones amorosas?

Miles soltó una risa, realmente esperaba cualquier cosa menos eso, no le gustaba hablar de su vida privada, menos frente a un millón de cámaras grabando su reacción. Iba a responder que no diría nada al respecto, pero Alex se adelantó.

—Estamos muy felices. —contestó dedicándole a la cámara una de sus más lindas sonrisas, tomó la mano de su mejor amigo y lo alejó de la entrevista agitando su mano libre en forma de saludo. Miles estaba nervioso, eso que Alex había dicho sonó como si ellos dos fueran pareja y como si fuera peor, tomó su mano frente a todo el mundo. No era así, estaban lejos de llegar a ser una pareja, eran hombres, amigos y nada más que eso. Soltó su mano y lo miró como si lo que dijo fue una mismísima locura, y lo era. Quizás no todo el mundo lo interpretara así, pero de todos modos sentía que estaba mal.

— ¿Qué pasa?

—No estamos felices, ni siquiera tenemos novias. Es ridículo —soltó bastante enojado.

—Sí estamos felices, solos —remarcó con las comisuras de sus labios levemente elevadas—. Somos felices sin novias.

Entendió lo que quería decir y se sintió estúpido. Últimamente algo pasaba en su cabeza, cada vez que Alex decía algo con respecto a su amistad él lo relacionaba de una manera amorosa y no era así en absoluto. No sabía que era, pero no podía volver a tocarlo o estar cerca suyo sin sentirse nervioso, entre ellos no había pasado nada, nada había cambiado desde que comenzaron a ser amigos. Cada vez que se ponía a pensar en que era lo que andaba mal en él terminaba furioso y frustrado porque aunque lo pensara por horas, no encontraba respuesta alguna. Sentía algo por Alex Turner, pero no podía entender que era más que amor de amigos.

— ¿Miles? —Alex agitó su mano frente a su rostro, y cuando Miles Kane volvió en sí, sonrió. — ¿Tienes cigarrillos? —tanteó sus bolsillos y efectivamente su caja de cigarros estaba ahí, la sacó y se la extendió a su amigo, quién tomó un cigarrillo y lo acomodó entre sus labios. — ¿Fuego?

Buscó en sus bolsillos nuevamente y su encendedor no estaba ahí. —No lo tengo, tú lo tienes.

—No, te dije que lo guardaras cuando estábamos en casa, Miles.

Alzó los hombros y negó con su cabeza mientras se reía. —No lo tengo.

Le palmeó la espalda y se perdió entre el tumulto de gente, lo siguió con la mirada hasta que se detuvo en frente a una chica que estaba fumando del otro lado del salón donde se daba la fiesta. Le dijo algo al oído, y ella se rió para después dejar su cigarrillo y darle lo que pareció ser un encendedor, prendió su cigarrillo y luego de decirle algo más a la chica, volvió a su lado con el cigarro prendido entre sus labios.

Siempre envidió ese lado de Alex, cualquier chica caería por él. Ambos eran muy tímidos, quizás Turner más que Kane, pero el primero podía sentir vergüenza al principio, las chicas siempre le respondían bien y ya tomaba confianza. Kane, a diferencia de Turner no era tan tímido, pero las chicas no eran demasiado buenas con él, le trardaba mucho más tiempo tener una conquista a diferencia de Alex que podía tardar simplemente algunas horas.

—Estoy pensando seriamente en pagarte para que me enseñes que debo hacer para dejar a una chica así —apuntó a la muchacha que jugaba divertida con la sombrilla decorativa que llevaba su copa mientras lo miraba con una evidente sonrisa y leve sonrojo en las mejillas. —. Tan sólo mírala, parece una colegiala.

—Debes aprender, Kane, debes hacerlas sentir especiales por más que no lo sean. —le respondió con aires de superioridad mientras exalaba humo por su boca.

Mentalmente, guardó ese consejo en su cabeza, tal vez lo utilizaría más tarde.

00:35 a.m › milex Donde viven las historias. Descúbrelo ahora