Big me de Foo Fighters sonaba en todo el pub, no quería estar ahí, había llegado obligado por Alexa. No quería ver como Alex le sonreía a ella, no quería fingir que le parecían tiernos, lo eran, pero él lo quería para él solo. No le importaba nada, quería que Alex sólo sonriera para él, que tuviera ojos para él y nadie más, pero su vida estaba completa con ella o al parecer fingia estar completo con ella, y se veía tan real... Eso era lo que más le dolía.
Su vaso estaba vacío, así que se dirigió a la barra y pidió su segunda cerveza. A su derecha, había una chica de cabello alborotado y rubio, alta y vestida con una chaqueta de jean que tenía la bandera Inglesa en el hombro y pantalones gastados en las rodillas. De pronto, se volteó y pudo verla mejor, llevaba unos pequeños anteojos de sol redondos, como los que usaría Lennon y mucho labial rojo. Le pareció atractiva, pero no dijo nada. Ella lo miró de arriba abajo, como probándolo y luego soltó:
— ¿Tienes encendedor? —y alzó su mano con el cigarrillo sujeto entre los dedos.
Tanteó su bolsillo trasero y para su suerte estaba ahí. La chica puso el cigarrillo entre sus labios y se acercó a Miles, pidiéndole que lo prendiera, a lo que él accedió.
— ¿Cómo te llamas?
—Suki.
—Yo soy Miles Kane. —intentó presentarse, pero ella negó y se rió.
—Ya sé quién eres.
—Oh. —se rió.
Miles decidió no volver hacía donde Alexa y Alex estaban, parecía un estorbo, así que se quedó bebiendo y hablando toda la noche con Suki. Era una chica simpática, y como supuso desde un principio, era modelo.
—Miles —dijo Alexa sorprendiéndolo desde atrás—, nosotros ya nos vamos, ¿te quedas?
Miro a Suki y ella le asintió, diciéndole que podía irse. —Ten, este es mi número, llámame luego.
Le dio un pequeño papel que guardó con una sonrisa en su pantalón y no sin antes plantarle un beso en la mejilla, se fue con los demás.
Alex conducía el auto de Alexa, tenía el ceño fruncido y los puños apretados con fuerza en el volante. Alexa, como siempre miraba con una sonrisa mezclada con nostalgia el paisaje por la ventanilla. Mientras que él pensaba en Suki, y en lo interesante y misteriosa que parecía.
—Cariño, ¿qué tal si te dejo en tu casa y con Miles regresamos caminando? —propuso.
—Sí, está bien.
El auto se detuvo en la bonita casa de Alexa Chung, le pasó las llaves y todos bajaron. Ella corrió hacía Alex y le plantó un beso en los labios un tanto apasionado y luego se dirigió a Miles para abrazarlo e irse corriendo a su casa.
Cuando estuvieron a solas, Turner comenzó a hablar.
—Creo que deberíamos aclarar todo de nuevo —asintió—. No creo que esto esté bien, ¿sabes? Me encanta, pero está mal.
—Tengo una duda, ¿qué es para ti todo eso? ¿Placer o en verdad sientes algo por mí?
—Placer, creo —su corazón se hizo trizas. De nuevo estaba siendo el mismo imbécil de la noche de la fiesta. Estaba repitiendo lo mismo con palabras distintas—. Miles, lo siento, pero en verdad no sé que es.
—Entiendo completamente, Alex.
No pudo soportarlo, así que corrió en dirección contraria y se dispuso a despejar su mente antes de que volviera a llorar por él. La noche anterior le había parecido fantástica, él creyó que todo lo que le había dicho Alex antes de que todo sucediera había sido como una declaración, él creyó que le estaba correspondiendo, pero al parecer Alex Turner sólo quería acostarse con alguien esa noche y supo que Miles estando tan enamorado como lo estaba no se negaría.
Había sido tan estúpido de nuevo, ¿qué le hizo creer que alguien como Turner le pasaría algo como lo que le pasaba a él? Era ridículo, se había humillado solo.
Son esos momentos en los que sólo quieres estar en cualquier sitio debajo de la tierra, o simplemente golpearte la cabeza contra un muro hasta quedar inconciente. Correr peligro antes era tan tenebroso, pero con Alex lo corría a diario, le daba muchísimo menos miedo y el peligro era algo como la felicidad. Estar enamorado de Alex Turner suponía dolor, pero no le importaba el dolor de momento. Sólo podía asegurar que haría lo que pudiera para ser suyo. Porque no iba a dejar que esa oscuridad que llevaba su corazón lo inundara a él y que esa oscuridad se volviera aún más fuerte.
Había prometido no llorar por él, pero no pudo cumplir, simplemente lloró todo lo que pudo. Por ser tan imbécil, por haberse enamorado de la persona incorrecta, e incluso, haber vuelto a Londres. El dolor de pecho había regresado, los ojos ardiendo también y las cosas que habían pasado entre ellos se reproducían como una película en su cabeza. Cualquier pensamiento que se hacía presente lo hacía llorar, desde cuando no sentía nada por Alex, hasta estos últimos años.
Londres lo lastimaba, y otra vez pensó quedarse para siempre con su madre en Birkenhead. Allí se sentía bien, sus amigos estaban ahí y su madre también, en Londres sólo tenía a América y al tonto de Alex, en el cual no le confiaría nunca más ningún problema, porque él era el problema. Tenía algunos amigos más, como los otros integrantes de Arctic Monkeys, pero no los veía con frecuencia.
Sostenía las llaves de su casa en su mano mientras pensaba cual sería la opción más adecuada; si volver a su ciudad natal, si regresar a casa y al día siguiente hacer como si mada hubiese sucedido, o si volver y no ver nunca más en su vida al hombre que le había robado el corazón, Alex Turner.
Regresó a su casa aún llorando, con la cabeza gacha, y esperando no toparse a nadie en el camino. Había decidido todo, el plan se proyectaba a la perfección en su cabeza. Cualquier de las opciones era dolorosa, así que escogió a azar.
((Hola, primero que nada, FELIZ NAVIDAD, segundo, voy a sembrar intriga de que eligió Miles >:D))
-lovelymaryelizabeth
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00:35 a.m › milex
FanfictionLo vuelve loco con cada sonrisa que le regala, cada vez que se ríe sentiente millones de mariposas en su estómago y como su corazón bombea fuerte. Sin embargo, no cree que todo eso sea bueno. Alex es como su hermano, su mejor amigo de toda la vida...