Quince.

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La comida había llegado a la mesa y a partir de ahí la mesa se volvió ligeramente más callada, estaban todos ocupados en lo deliciosa que estaba la comida. Alex tomaba de su vino de una manera que a Miles le parecía que ese chico de Sheffield había crecido de repente, y sí, el cabello lo hacía ver más adulto, mucho más maduro. Pero cuando abría la boca, notabas que no había nada de madurez ahí. Quizás era una de las cosas que le gustaba de él.

—Ustedes dos —dijo apuntándolas con la copa— deberían hacer noches de chicas alguna vez.

Miles sintió como su mano se posaba en su rodilla y cada vez subía más y más, intentó no estremecerse y se aclaró la garganta. Alex le dio una mirada cómplice a Miles, y éste sonrió totalmente complacido. Ellas no lo notaron porque Suki empezó a entusiasmarse en esa noche de chicas, y Alexa sólo escuchaba todo con atención, la rubia era muchísimo más inquieta y pequeña que la otra, cosa que se notaba. Alexa estaba sentada mirando a su novio y Suki estaba sentada de costado hablándole tanto como su cerebro se lo permitía.

— ¿Qué tal mañana? —dijo Alex, mirándola a su novia que parecía querer gritarle "Por favor, sácame de aquí."

—Sería genial —apuntó Miles sonriente—. Nosotros podríamos pasar el tiempo planeando un regreso para The Last Shadow Puppets.

— ¿Qué dices tú Alexa? —chilló la rubia, expectante.

Tres pares de ojos la miraban esperando el sí y tres sonrisas la apuraban a que dijera que sí. Fingió una sonrisa y asintió.

—Claro, ¿por qué no?

Entonces la modelo que estaba a su lado se le tiró encima para darle un fuerte abrazo. ¿Hace cuanto se conocían? ¿Una hora? La cena se le estaba haciendo interminable con ella a su lado.

—Iré al baño —anunció Miles y se levantó para irse, procurando que su pantalón no mostrara que en realidad no quería ir al baño por situaciones cotidianas.

—Yo también iré.

Se fueron en silencio y con un cierto apuro por llegar al baño, sobre todo Miles, que daba grandes pasos con sus piernas largas. Entraron y Alex dio una pequeña supervisión para asegurarse que no había nadie ahí, cuando lo supo arrastró a Miles adentro de un cubículo. Los roles se habían dado vuelta ahora. Besó su labios y los mordió sin compasión, tan sólo con esos besos Miles estaba completamente agitado, gimiendo entre sus labios. Mientras pudo, acarició sus piernas y poco de su dura entrepierna. Sus manos se perdían en su nuca mientras buscaba la manera de profundizar aún más ese beso, jugaba y tiraba de su suave cabello, Kane sólo disfrutaba con los ojos cerrados, los labios abiertos y el pecho que le subía y bajaba con rapidez intentando recuperar el aliento.

—No podemos ahora —le dijo, aún con los ojos cerrados, quería seguir, pero estaban en un restaurante y sus novias estaban afuera, podría entrar en cualquier momento alguien.

—Un poco más no nos hará daño.

Se agachó frente a él y liberó su virilidad, su cuerpo se estremeció cuando sintió sus manos alrededor, subiendo y bajando. Sus quejidos hacían algo de eco, y le asustaba el hecho de que alguien los descubriera, así que intentaba que sus respiraciones fueran más silenciosas. Estaban volviéndose locos, y no les asustaba hacerlo porque eran ellos, se conocían hace mucho tiempo. Uno terminaba la frase del otro y así había sido siempre.

—Por favor —logró decir en un momento—, ahora no.

—Shh —lo calló, deteniendo sus manos para pararse y darle un beso en los labios—. Tú relájate y confía en mí.

Se dejó llevar por sus manos, y no le importó gritar, no le importó quién estuviera afuera o que sus novias fueran a enterarse. Disfrutó ese placer que Alex Turner le daba antes de volver a alejarse hasta la próxima visita a escondidas. Lo amaba con locura.

Salieron del baño fingiendo reírse de algo, pero en realidad estaban agitados y asustados por si alguna preguntaba por qué habían tardado tanto.

— ¿Por qué tardaron tanto? —interrogó Alexa.

—A Miles le hizo mal la comida. —torció la boca y luego se rió.

—Cariño, ¿quieres irte? —preguntó Suki, tomando su mano con preocupación.

—No, estoy perfecto.

—Eres perfecto. —corrigió ella, mirándolo con una sonrisa de adolescente enamorada.

Alex se rió por lo bajo y Alexa también.

—Y tú también. —le respondió él, mientras fingia todo eso del amor y sentir algo más fuerte que lo que sentía por Alex. Entonces Suki se estiró en la mesa y lo besó, sus labios habían quedado hinchados por lo de minutos atrás, pero ella no lo notó.

El corazón de Alex se detuvo al ver como él le respondía con la misma intensidad. Creía que era un hecho eso de no mostrarse tan cariñosos con sus parejas frente al otro, pero ahí estaba Miles Kane besando a Suki Waterhouse sin ningún tipo de compasión por él, que veía todo desde afuera como si fuera una traición.

—Es lindo que Miles tenga a alguien.

—Ella me parece bastante infantil para él —le dijo celosamente—. Creo que nosotros nos iremos.

Rompieron el beso y pidieron la cuenta. Miles pagó todo, él los había invitado y lo más correcto era hacerse cargo. Afuera del restaurante, Alex saludó a Suki y palmeó el hombro de su amigo con indiferencia y algo de resentimiento por el beso que le había dado a Suki. Subió al auto antes de que volviera a ver un acto de amor entre ellos dos y esperó a Alexa mientras ponía uno de los discos favoritos de Bowie de su novia.

00:35 a.m › milex Donde viven las historias. Descúbrelo ahora