My Princess ╏ SaTzu

Capítulo 17.

Pasó una semana desde que la boda y la coronación se habían llevado acabo; Sana y Tzuyu ahora debían dormir en la habitación que le pertenecía a los reyes, por lo que los padres de Tzuyu se pasarían a una de las habitaciones extra que había en el castillo.

Ya todos habían vuelto a sus respectivos reinos, excepto el rey y ahora única princesa de Seúl. Ese mismo día era el día en el que ambos regresarían hasta Seúl, por lo que ambas nuevas reinas de Daegu estaban en la entrada del castillo despidiendo al rey y princesa de Seúl.

— Nos vemos, papá —susurro Sana abrazando al mayor.

El rey de Seúl sonrió, sabía que nos volvería a ver a su hija en mucho tiempo, pues sabía que el trabajo de ser un rey era complicado y tomaría mucho de su tiempo.

Jeongyeon veía a sus dos familiares a lo lejos, pero por fin se decidió en acercarse, ambas hermanas se vieron y simplemente asintieron con la cabeza como "despedida".

La rubia omega veía como su padre subía al carruaje y desde adentro de este, se despedía con su mano; Sana le correspondió el gesto y solo vió como se alejaba el carruaje en el que iban su padre y hermana.

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Sana se encontraba en el jardín del castillo mientras leía un libro, el momento se ve interrumpido cuando un sirviente llega corriendo a su lado.

— Su majestad, su presencia es requerida en la sala del trono —el sirviente pronunció y se inclinó.

Sana agradeció y se dirigió a donde el sirviente le había indicado. Cuando la rubia llegó, noto que Tzuyu ya estaba allí, la omega se confundió, no parecía haber ningún problema.

— ¿Qué pasa? —pregunta Sana a Tzuyu cuando está junto a ella.

— Vendrá el pueblo —anuncio la alfa.

— ¿¡Qué!? —exclamo por lo bajo la omega.

— Somos las nuevas reinas, esto es una clase de tradición —empezó a explicar— Cada que hay un nuevo rey, el pueblo viene a visitarlos y los pueblerinos que vengan pueden pedir un favor o decir si tienen un problema y nuestra responsabilidad es resolverlo —terminó de decir.

— En Seúl eso no se hace... —susurró la rubia

— Aquí en Daegu sí, es común que la gente venga a decir un problema que tiene y los reyes tienen que resolverlo, para eso estamos —sonríe la azabache.

Sana asintió, sabía que ahora ser reina de Daegu sería difícil. Cuando era cachorra a ella se le entreno para ser la próxima reina de Seúl, por lo que ya sabía cosas básicas; claro, ella se presentó como omega y las cosas que aprendió ya no servían para nada, pero ahora sabía que todo no había sido en vano, pero lo difícil es que la monarquía en Daegu parecía ser diferente a la de Seúl.

Minutos pasaron para que la gente empezará a entrar a la sala del trono a pedir algunos favores y a decir sus problemas. La mayoría eran lo mismo, uno que otro estaba enfermo o necesitaban más dinero pero hubo una chica y el problema de ella le llamo la atención a la rubia omega.

— Muchas escuelas y guarderías del pueblo se quedan sin comida y dinero, y no podemos dejar que los cachorros sin nada —explicó la mujer que era la encargada de una escuela que al mismo tiempo era guardería en el pueblo.

— Nosotras nos encargaremos de llevar comida y dinero a las escuelas y guarderías —Tzuyu sonrió y la omega agradeció.

Aquello le agrado a Sana, a ella siempre le gustaron los cachorros y cuando vivía en Seúl iba a muchas veces al pueblo a visitar el orfanato o alguna escuela. La omega se encargaba de darle dinero a aquellos lugares para los cachorros, pero ahora ella ya no estaba allá y aquello de alguna manera la preocupo.

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En aquellos momentos Sana y Tzuyu se preparaban para ir al pueblo, había pasado una semana ya y ese día irían a cumplir todo lo que le prometieron al pueblo.

Ambas salieron y vieron el carruaje que ya estaba listo para que ellas subieran, por lo que ambas van hacia el. El recorrido fue de veinte minutos aproximadamente para que por fin llegarán la pueblo.

Las reinas salieron del carruaje después de que un guardia las anunciará y la gente ya estaba a su alrededor. Al primer lugar al que irían sería a la guardería, donde personalmente le entregarían comida y dinero al lugar.

Cuando llegaron a la guardería, vieron que habían montones de cachorros en el patio, unos que estaban en su forma humana y otros en forma de lobos. Sana sonrió cuando noto que toda la atención de los cachorros ahora estaban sobre ellas. Un pequeño que estaba en forma de lobo se acercó a Sana y olfateo su vestido para después agitar su colita de lado a lado.

En el lugar había cachorros de uno a tres años, pues eran los que aún no debían ir a la escuela y que necesitaban un lugar donde quedarse cuando los padres estaban trabajando; por lo general el padre o madre omega cuidaría a sus cachorros, pero algunas veces trabajaban para tener más dinero, aunque los trabajos para los omegas eran limitados, y casi siempre trabajaban en cosas de costura.

Un cachorro que no parecía tener más de un año se acercó gateando a ambas reinas, este estaba en su forma humana y cuando estuvo junto a ellas, simplemente se abrazo a la pierna de la rubia omega. Sana sonrió enternecida y se agachó para cargar al pequeño, que al ser cargado inmediatamente poso su pequeña nariz en el cuello de la rubia.

Tzuyu sintió como su corazón latía con fuerza al ver tal escena y no pudo evitar imaginar un futuro; un futuro en el que Sana tenga un bebé en brazos, arrullandole y cantándole una pequeña canción de cuna, pero no sería cualquier bebé, sino su bebé, de ellas dos. La azabache sintió su loba aullar ante aquel pensamiento, pero ya verían que les deparará el futuro.

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