Capítulo 04.

4.2K 514 267
                                    

Sana se quedó pensando en aquella pregunta que le hizo la azabache, si en responderla o no

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sana se quedó pensando en aquella pregunta que le hizo la azabache, si en responderla o no. Claro que tenía una hermana, pero no sabía si decirle a la alfa la verdad de esta, o simplemente mentir y decir que tenían una buena relación.

— T-Tengo una hermana menor... — responde la rubia

— ¿En serio? ¿Y como se llama? — pregunta la alfa con curiosidad.

— Minatozaki Jeongyeon. Es una alfa —la Omega agacha su cabeza.

— ¿Y como se llevaban? —pregunta la azabache.

— Ella me maltrataba —dice casi en susurro.

Aquellas palabras dejaron sorprendida a la azabache; no podía creer lo que había escuchado. La alfa pensó que tal vez era alguna broma de la Omega, pero al ver los ojos decaídos de ella, supuso que no lo era.

— ¿C-Como es posible eso? —dice la alfa aún sorprendida.

— S-Simplemente me pegaba, y-y cuando trataba d-de defenderme... usaba su voz de mando —la rubia le explica.

— ¿Tu padre nunca dijo nada? —pregunta la azabache.

— Solo vió una vez. Fue el día en el que me dijo que me iba a c-comprometer contigo —dijo con un sonrojo la rubia.

— ¿Y no le dijo nada a la Jeongyeon esa? —la alfa frunce el ceño.

— Solo le regaño —dice cabizbaja— Pero no paro. Y ahora estoy aquí, por lo que no me puede hacer nada -sonríe la rubia.

— Y si algún día viene aquí, no permitiré que te haga nada —susurra para si misma la alfa.

[...]

Los reyes de Daegu ya se estaban preparando para irse a Busan. En ambos se podía notar tristeza por la muerte del Omega del rey de Busan.

Era muy temprano y la única persona que estaba despierta para despedir a los reyes era Sana. Algunos guardias estaban allí, pero era para asegurar que el camino de Daegu a Busan en carruaje fuera seguro para sus reyes. No había ningún sirviente, estaban dormidos; solo estaba Sana.

Aún cuando los reyes le insistieron a la omega que volviera a su habitación a descansar, ella negó, diciendo que para ella era una falta de respeto no despedirlos.

Cuando ambos reyes se fueron la omega se dispuso a ir nuevamente a su habitación, pero ya no tenía sueño y no tenía nada que hacer, por lo que decidió ir al jardín del castillo.

Cuando llega al jardín, puede ver a un joven alfa que parecía estar practicando con una espada. La rubia no reconocía al alfa que parecía ser pocos años mayor que ella, por lo que se dispuso a observar de lejos; los movimientos que daba aquel alfa le recordaban mucho a su mejor amigo de Seúl, Mark Tuan. Sana decidió sentarse en una banca que estaba cerca de allí, decidida a leer un libro que había agarrado antes de llegar al jardín.

Cuando el alfa decide tomar un pequeño descanso, tuvo la idea de sentarse en la banca, pero se sorprendió al ver a la Omega allí sentada, una Omega que jamás había visto por el castillo.

— Disculpe, ¿Usted quien es? —cuestiona el alfa acercándose a la rubia.

— Oh, lo siento —la Omega se paró rápidamente— Minatozaki Sana, princesa de Seúl —se inclina la Omega.

— ¿Princesa? —pregunta sorprendido el alfa, para después hacer una reverencia— Siento molestarla, majestad.

— No es nada, solo vine aquí a leer — sonríe la rubia— ¿Tú quién eres?

— Bang Christopher Chan, pero prefiero que me llamen Bang Chan; capitán de la guardia de Daegu —responde el alfa— Perdón por estar aquí, yo solo vine a practicar con mi espada...

— No te preocupes, me has recordado a un viejo amigo —dice Sana mientras veía fijamente la espada en las manos del alfa— Él es quien será futuro capitán de la guardia de Seúl —sonríe la rubia.

— Sería bueno conocer otro capitán de la guardia de algún otro pueblo. —Chan se da cuenta como la Omega veía fijamente la espada en sus manos— ¿Usted sabe usarla? —pregunta el alfa mientras le extiende la espada.

— Yo... Sí, se usar la espada, aunque no debería —la rubia muerde su labio inferior mientras agarra la espada del alfa— Fue mi amigo quien me enseñó para que pudiese defenderme.

— ¿Defenderse de qué? —pregunta el alfa mientras observa como la rubia empieza a dar leves movimientos con la espada.

— De mi propia hermana —la Omega frunce el ceño al recordarla y sus movimientos se vuelven más ágiles.

Chan queda fascinado ante lo que ve; jamás había un Omega usando una espada tan ágilmente, sobretodo uno de la realeza.

Ninguno de los dos se da cuenta cuando cierta alfa llega a dónde ambos estaban. Tal alfa azabache se queda viendo cómo la Omega daba movimientos con la espada, pero siente cierto malestar en su estómago al notar como estaba la presencia de otro alfa.

— ¿Sana? ¿Chan? —la voz de Tzuyu hace presencia.

— Su majestad —Chan hace una reverencia a su princesa.

— ¡Tzuyu! —exclama la rubia con una sonrisa al ver a la alfa.

— Sana, ¿Qué haces con esa espada? — dice con repentina preocupación.

La alfa azabache se acerca a la rubia y le quita la espada rápidamente mientras voltea hacia el guardia con una mala mirada, haciendo que el contrario sienta pánico.

— ¿Por qué le has dado una espada? — cuestiona con voz fría.

— Lo siento... —el guardia es interrumpido por la Omega.

— Tzuyu, yo le pedí la espada. —Sana se acerca a la azabache y agarra la mano donde la alfa tenía la espada.

— ¿Por qué? —pregunta serena.

— Y-Yo la quería usar —la Omega muerde su labio inferior con nerviosismo.

— Es peligroso —responde la alfa.

— Pero yo sé utilizar la espada —la rubia frunce el ceño.

— A los omegas no se les puede enseñar a usar la espada y menos si es mujer, ni aquí en Daegu dónde tenemos menos reglas para los omegas —dice la azabache— Menos una princesa.

— Un amigo me enseñó —dice Sana empezando a ofenderse.

— Los omegas no saben —repite Tzuyu frunciendo el ceño.

— ¡Pues esta Omega si sabe! —reclama la rubia alejándose de la azabache— Pensé que tú no estabas de acuerdo con aquellas reglas que tenemos los omegas. —dice Sana para finalmente alejarse completamente de Tzuyu, adentrándose al castillo.

 —dice Sana para finalmente alejarse completamente de Tzuyu, adentrándose al castillo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
My Princess ╏ SaTzu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora