Salvación.

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-Tenemos que volver por Sett- Aphelios parecía alterado.

-Tranquilo, Aphelios, seguro tiene un plan, él es muy fuerte recuerdas?- Alune trataba de calmarlo.

Jolie decidió dejar a los humanos en un lugar ya alejado del desierto Shurimano, al menos de esta manera estarían en el área boscosa que anunciaba la llegada de la frontera a otra nación, bajó a los humanos de forma rápida y retomó la figura humana solo para poder hablarles. -Debo de regresar, ya pasó mucho tiempo y él aún no nos alcanzó. Voy a buscarlo.-

-Iré también.- Aphelios dió un paso al frente. -Necesitará ayuda si algo malo ocurrió.

-No, no iras a ningún lado, Aphelios. Iré yo.- Diana llamó la atención del chico. -No puedes arriesgarte así nada más, piensa también en tu hijo.- La matriarca tuvo que alzarle la voz, Jolie volvió a su forma mágica y en cuanto lo hizo Diana se subió a su espalda. -Volveremos tan pronto como podamos.- la líder hizo un pequeño movimiento y la dragona levantó el vuelo de forma rápida.

El corazón del Lunari sintió nuevamente dolor, estaba preocupado. No podía ni imaginar vivir sin Sett ahora, mucho menos ahora que esperaban un pequeño, sentía que en algún momento caería desmayado, llevó su mano a su vientre de forma inconciente.

-Tienes que estar bien, Aphelios... Si Sett regresa no querrá verte mal.- una de las ancianas se acercó con cuidado al chico y tomó suavemente su mano. -Vamos a instalarnos aquí mientras tanto, ven.-

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Las duras redes y la constante caída de la arena comenzaba a enterrar parte del cuerpo del dragón, se había levantado y arrastrado cuanto pudo pero era difícil moverse entre tanta arena que hacía que se hubieran sus patas en ella debido al peso.

Unos hombres llegaron ahí y rodearon al dragón queriendo apresarlo.-Esto no es un Shakkal.- dijo uno de ellos mientras tocaba la cola del dragón.

Sett les gruñó y escupió un poco de fuego para amenazarlos.

-Es un dragón, sin duda... Parece de esas obsidianas que habitan por Jonia.- otro hombre habló mientras analizaba las escamas brillantes y duras del ejemplar.

-Sin duda esto vale millones, tan solo una de sus escamas está al menos en unas 50 monedas de oro, además mira... tiene cargamento, seguro es algún mensajero o algo por el estilo.-

-Humanos idiotas, creen que será todo tan fácil, si supieran qué solo estaba tomando un descanso.- pensó Sett con una sonrisa satisfactoria, sin duda, fingiría al menos que estaba herido mientras le quitaban la red.

-Deberíamos llevarlo al mercado negro y trabajar con su piel.-
Uno de los hombres tuvo el descaro de acercarse a tocar su par de cuernos, Sett a la defensa de esto tiró una mordida y con su cola golpeó a forma de látigo una de las paredes haciendo que está se cuarteara y comenzará a fragmentarse.

-Demonios, está porquería se va a caer.- el sujeto que había esquivado la mordida dió un vistazo al rededor y pateó la cara del reptil quien de nueva cuenta golpeó el gran muro haciendo que se desplomase una pared, al chocar esta con la contraria comenzó a desprender un par de piedras, a este paso el dragón quedaría en medio de un colapso.

-Si, se va a derrumbar esto, larguemonos y después volvemos por él, el derrumbe nos ahorrará el trabajo de matarlo, en fin que la red es fuerte para que no escape tan fácil.

El dragón de ObsidianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora