El dragón de Obsidiana

Piedras.

La mañana había transcurrido rápido, Sahi y Sashi jugaban tranquilamente mientras todo a su alrededor pasaba con aparente normalidad, hasta que vieron a su padre cargar entre sus brazos a una de las ancianas de la tribu, La señora Holma había estado enferma durante los últimos meses y era ya algo constante que tuviera desmayos a lo largo del día.

Motivo a ello Diana y el señor Revé se habían adentrado a la profundidad del bosque para poder encontrar una extraña planta para poder crear un medicamento especial para ella, Aphelios y Alune los habían acompañado para asegurarse que fueran con bien, así mismo para ayudar en la recolección de esa planta y algunas otras que eran necesarias para los medicamentos de los más viejos de la tribu.

—La abuela Holma de nuevo se siente mal...— Sahi siguió con la mirada a su padre quien con ayuda de su madre había ingresado a la anciana en el lugar donde el señor Revé tenía las medicinas y las ramas curativas.

—Creo que lo mejor será que vayamos a ver como está...— Sashi se levantó y tomó con cuidado la mano de su hermanito para poder acompañar a su padre.

Al ingresar pudieron percatarse que Jolie se encontraba trabajando con ella haciendo uso de su magia para ayudarle a recobrar la conciencia.

—Niños ¿qué están haciendo aquí? — Murmuró Sett al percatarse de su presencia, aunque estaba ocupado sosteniendo aún a la mujer antes de recostarla así que no se giró a ver a los pequeños.

—Estamos viendo si está bien la Abuela Holma. — Sashi murmuró, pero podía ver con claridad el mal estado de la mujer en brazos de su padre.

—Settrigh. — Habló la dragona mientras le indicaba ahora si recostar a la anciana. —Aplicaré algo de agua de manantial, eso le ayudará a recuperar un poco las fuerzas. — La dragona tomó lo que parecía ser una esfera de agua luminosa entre sus manos, El dragón hizo lo suyo escupiendo una pequeña llamarada de lava para solidificar la esfera, cuando estuvo a una temperatura templada la mujer lo colocó en el abdomen de la anciana. —Si todo sale bien debería su cuerpo de absorber eso, las cenizas dentro de la esfera alejarán cualquier mal espíritu. — Añadió ella, pero aunque los segundos pasaban nada sucedía.

—Ya debió de haberse absorbido, el agua con ceniza no es difícil de absorber para los humanos. — Sett bajó un poco las orejas para poder dar un vistazo más de cerca a la abuela, estaba poniéndose amarilla y realmente se veía desmejorada.

—Es... es que la abuela Holma no está recibiendo tu magia, Nonna. — Murmuró el más pequeño dragón mientras se acercaba siendo seguido por su hermano.

—¿A que te refieres, cariño? — Murmuró la dragona mientras tomaba la esfera de cenizas y la destruía entre sus manos.

—Ella se encuentra en otro lugar... es como estar soñando. — El hermanito mayor complementó la respuesta de su gemelo.

—Abuela Holma, ven a casa. — Murmuró Sashi mientras estiraba su mano a la nada, Sahi cerró sus ojos y compartiendo el aura propia con su hermano ambos obtuvieron su forma hibrida, anteriormente estaban en su faceta más humana.

Jolie y Sett se observaron de reojo durante un momento, aunque la mujer es quien se veía más emocionada que el padre de los niños quien miraba con sorpresa ante la revelación de las piedras.

—No tengas miedo, puedes tomar mi mano... No, no la sigas Abuela, no la sigas... — El gemelo más grande insistió y cerró su mano como quien sostiene algún preciado regalo.

—Abriré ahora. — Susurró el dragoncito mientras separaba su mano de la de su hermano para entrelazar las propias, sus alitas se agitaron un poco y la anciana retomó un poco el color original de su piel así mismo tomó una bocada de aire, como si hubiera estado bajo el agua y de nuevo tuviera oxigeno.