Con el paso de los días Alune había pasado desapercibido el mensaje que le había dado la luna, no minimizándolo del todo, porque a pesar de tenerlo en un segundo plano se mantenía alerta ante posibles amenazas, por suerte todo marchaba correctamente y ella estaba alegre por ello, al menos disfrutaría del tiempo que parecía apacible para ella y para todos.
Terminando la semana creyeron que su labor había terminado en esa montaña, sin embargo habían decidido quedarse un poco más debido a que habían encontrado a unos Ibik con un cachorro lastimado, los Ibik eran herbívoros de casi 4 metros, de una gran capa áspera y en color grisaseo, además que su leche tan dulce era la parte que más se disfrutaba de ellos, como era de esperarse la tribu había optado por retrasar el viaje para ayudar a esas criaturas, sin duda a pesar de ser grandes monstruos eran adorables, se dejaban acariciar o curar sin ningún problema, al menos habían pasado ya Cuarto menguante y la Luna nueva daría inicio, eso significaba que su estancia ahí se había implementado por casi dos semanas.
—Esto es realmente adorable.— Alune acariciaba suavemente a la criatura más pequeña mientras hacía un extraño sonido de gusto ante las caricias.
—Sí, es como un niño travieso.— Aphelios le dió la razón mientras colocaba un par de un ungüentos en una de las heridas de las criaturas, ellos parecían estar ocupados comiendo unos cuantos granos de avena que recientemente habían cosechado los lunari de sus propias hortalizas sembrados a lo largo de los días durante su estancia.
—Hermano... quiero charlar contigo un momento.— Alune había bajado un poco la voz, como temiendo a ser escuchada por alguien más que no fuera su hermano. —Hace poco la Luna me habló, me dijo sobre desgracias.—
—¿Desgracias? ¿Qué tipo de desgracias?— Phel se sintió asustado al escuchar aquello.
—No estoy muy segura, pero creo que si algo malo ocurrirá será por el deseo de la luna, recuerda Aphelios que sin importar cual sea el destino que tiene para nosotros o para los nuestros tiene alguna causa y también una consecuencia... no debemos jamás de reprochar por ello, solo confiar en que si algo ocurre será por otro algo.—
—¿Hay alguna forma en la que podamos evitar todo eso?— Phel aún permanecía preocupado.
—No sé aún que tipo de problema sea... así que no tengo algún plan por ahora, pero estaremos bien, ten Fé, hermano.— Alune había tambaleado al decir esto, si Aphelios estaba enterado de lo que realmente había visto aquella noche seguramente trataría de protegerla tanto como pudiera, si eso pasaba sabía que no la dejaría ni a sol o sombra... si eso pasaba podría Aphelios incluso salir lastimado, ella no quería que su hermano sufriera así que lo mejor era permanecer en silencio.
—¿Ya lo sabe Diana?
—No, se lo diré en cuanto tenga la oportunidad, pero no quisiera preocuparla en algún momento, ya calla muchos de sus problemas.
Alune estuvo por cambiar el tema de conversación pero el pequeño bebé Ibik se le había escapado de las manos y corrió a uno de los caminos rocosos, La chica solo rió un poco.
—Iré a buscarlo.— Se ofreció Aphelios mientras detenía su trabajo de curar a los padres del pequeño animal.
—No, iré yo... si tratas de agarrarlo con las manos así se re va a resbalar, ese ungüento es muy resbaloso, parece aceite. Jamás lo traerás de vuelta, déjame ir a mi.— Alune le dedicó una sonrisa a Phel y le despeinó un poco el cabello antes de levantarse y encaminarse a donde había visto que tomaba camino.
Phel sonrió y vió a su hermana alejarse, por algún motivo sintió un palpitar extraño en su pecho pero no prestó atención a ello. Esa fue la ultima vez que Aphelios vió a Alune consciente.
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El dragón de Obsidiana
FantasiaSett, un dragón mitad humano es atacado por un pueblo de magos que lo deja mal herido, por suerte se topa con Alune y Aphelios, miembros de un pueblo vagante que ayuda a las criaturas mágicas como él.