Pasado

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—La luna me lo ha dicho, no hay nada más por hacer. Es momento de ser una estrella allá arriba. —

Alune despedía a las almas de aquellos que en algún momento fueron su familia, Los lunari habían comenzado a tener perdidas tal y como se había estimado, en el lapso de dos semanas eran ya tres los ancianos que perecían, aún después de tanto la longevidad había estado presente, incluso uno de los ancianos de la tribu había partido con alrededor de cien años.

Aphelios permaneció en silencio mientras consolaba a Diana, quien, aunque tenía ese semblante siempre serio y tranquilo sabía que por dentro su alma lloraba las perdidas.

El ritual terminó pronto, para suerte ninguno de los ancianos hasta ahora había sufrido, todos habían muerto por causas naturales debido a su edad, inclusive solo se habían ido a dormir una noche para nunca más despertar.

La cena fue en silencio, todos comían sin decir nada, cada uno sumido en la tristeza del momento.

—Diana, debes de comer algo. — Jolie llamó a la líder quien había decidido observar la luna en una colina no tan lejos del resto del pueblo.

—Gracias por la invitación, pero aún no quiero comer. — Diana dejó su espada a su lado y se sentó en el pasto para suspirar de forma pesada.

La dragona se sentó a su lado para poder hacerle compañía.

—La luna se ve muy bien hoy ¿no crees? — Añadió queriendo entablar una pequeña conversación.

Diana observó la luna al momento en que escuchó la oración, pero asintió, aunque al recordar lo recientemente ocurrido sus ojos se llenaron de lágrimas y pronto se quebró en llanto.

Jolie se acercó para rodearla en un abrazo, Diana se sintió cohibida un momento, pero permitió que le consolara durante ese momento de quiebre.

—Lamento que tengas que pasar por esto, Diana... pero la vida siempre llega a un punto en que partir es el único camino que se puede seguir. — La mujer acarició los cabellos blancos de la contraria y depositó pequeños besos en su cabeza y frente.

—Piensa en que ellos estarán bien allá arriba junto a tu astro. Qué bonito ¿No lo crees? Disfrutan de la presencia de la luna, igual que tú, solo que de una forma y en un lugar diferente. —

La líder sorbía torpemente la nariz, pero se sentía extrañamente confortada por sus palabras, seguramente era por ese toque dulce y maternal de la dragona para los suyos, cerró los ojos, esta vez ella también correspondió al abrazo de la mayor, nunca se había sentido tan en paz desde hace mucho tiempo.

Alune levantaba los platos una vez la cena había finalizado y Aphelios le ayudaba lavando los trastos utilizados en ello.

—Es común que tras la muerte de alguien le sigan otros más. — Alune quebró el silencio.

—Sí... hace mucho tiempo así también sucedió ¿Lo recuerdas? Antes de ser solo 15 en la tribu todavía. — Aphelios secó los utensilios y los guardó en el lugar donde iban.

—Lo recuerdo, pero me parece sorprendente que pase de esa manera... no solo se va uno, siempre se llevan a otros también. —

Alune reprimió las lágrimas.

—Lo bueno es que a pesar de todo estarán bien, la madre luna guiará sus pasos.

—Sí, ya no deben padecer las cosas de este mundo.

—Aphelios, Alune. — Sett apareció detrás de ellos.

—Terminé de cerrar las fosas, ya están descansando. —

El dragón de ObsidianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora