Afecto.

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Con ayuda de la piedra de Aphelios y las pequeñas lunas del escudo que Diana había colocado en el congelado pueblo el hielo comenzó a fragmentarse.

Aphelios había echo una fogata para ayudar a que el hielo fuera derritiéndose poco a poco, Jolie ayudó a Diana quien aunque aún estaba durmiendo era curada poco a poco con las aguas de la dragona y la medicina que el señor Revés, el curandero de la tribu tenía para ese tipo de situaciones.

—Aphelios.— Murmuró la Dragona obteniendo rápidamente la atención del mencionado.
—¿Cómo están tus bebés?—

El azabache sonrió y dió un vistazo a Sett quien se había acurrucado en el suelo con los dos niños en sus brazos y recostados sobre su pecho, se veía que estaban cómodos ya que los tres plácidamente dormían. —Ellos están bien, Sett está cuidándolos.— no pudo evitar reprimir una pequeña risa, se suponía que estaba cuidándolos y los tres se habían quedado dormidos al mismo tiempo.

—No te había dado las gracias por ir y salvarnos, eres mucho más fuerte de lo que percibí en un principio.— la dragona a comparación de Sett tenía sus rasgos de dragón más presentes incluso en su forma humana, esto debido a que ella si era por completo una criatura mágicaa comparación de  su hijo, así que con su escamosa y larga cola sujetó a Diana con la punta y con el resto la recargó como con una almohada mientras se levantaba de su lugar para abrazar al Lunari.

Phel se sonrojo ante el repentino tacto de la mujer, pero no le negó este mismo así que la abrazo también para confortarla un segundo. —Está bien, gracias también a usted por cuidar de Sahi y Sashi mientras estuvieron ahí.— Murmuró.

La mujer se separó, no sin antes acariciar suavemente las mejillas del muchacho y darle un pequeño beso en la frente, volvió a dónde Diana y volvió a colocarla en su regazo.

Bastaron un par de horas para que el pueblo se descongelara por completo, aunque aún estaban algo nerviosos, para ellos el tiempo no había pasado, se quedaron con la sensación de que el saqueo aún estaba sucediendo, claro que Aphelios explicó lo ocurrido a todos y que ya no había nada que temer mientras tanto.

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La luna se alzaba, Aphelios jugaba con los niños en el suelo tirado boca abajo mientras los niños se subían a su espalda.

—Parece que se están divirtiendo.— Murmuró Alune una vez que llegó a donde los tres, abrió un poco los brazos y los gemelos se levantaron para dar pasos medianamente torpes aún hasta dónde su tía quién los cargó a ambos para depositar besos a cada uno haciéndolos reír.

—Jugabamos a qué mami era un tronco y ellos debían pasar un río.— Aphelios rió un poco y se levantó para sacudir un poco sus ropas de el exceso de tierra.

—Haces un buen trabajo con los niños, Aphelios... Se te da muy bien.— Alune sonrió y bajó nuevamente a los niños cuando se pusieron inquietos, ya ni les gusta a mucho ser cargados, preferían jugar en el suelo.

—Gracias, la verdad es que hago lo posible por criarlos bien... Aunque Todos me han ayudado, incluso Jolie me ha mostrado algunos trucos para cuando estén más apegados a su forma de dragón.

—¿Trucos? ¿Qué clase de trucos?

—Sahi, Sashi... Vengan, por favor.— los niños habían aprendido a reconocer su nombre recientemente Así que ambos giraron a dónde Phel les llamaba y al igual que con Alune con pasos torpes fueron hasta él.

Phel tomó suavemente a Sashi y lo puso de espalda con Alune, con su mano izquierda sostuvo al niño y con la derecha le mostró su espalda. —Me enseñó por ejemplo como estimularlo para que saque sus alitas.— y dicho esto con su índice acarició un poco los omóplatos del pequeño, para después dar un pequeño toquesito en la mitad de la espalda, tras ello las pequeñas alas de Sashi pudieron ser visibles de forma rápida, el niño al sentirlas comenzó a hacer ruidos raros mientras pedía los brazos de su tía para ser cargados, Alune entendió la señal y tomó al niño de entre los brazos de su madre.

El dragón de ObsidianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora